Qué son y cómo deben tratarse los moluscos contagiosos

El tema de esta nota lo decidimos tratar debido a que muchos niños sufren o han sufrido de moluscos en la piel y hay muchos interrogantes al respecto. Es por eso que recurrimos a nuestra dermatóloga de cabecera, la doctora Fernanda Guardia, quien nos contó que son muchas las consultas que tiene durante el año por este tema, ya que –aunque no lo creás– es algo mucho más común de lo que se piensa.

Lo primero que tenemos que saber es que los moluscos son una infección viral de la piel, muy contagiosa, frecuente en niños en edad escolar, en pacientes inmunocomprometidos y en personas sexualmente activas.

Existen distintos tipos de moluscos, el tipo uno afecta a niños y el tipo dos afecta a adultos por transmisión sexual.

Estos se presentan clínicamente como pequeñas bolitas indoloras de color piel de tamaño variable, de aspecto perlado y brillante y con un hoyuelo central dando un aspecto de umbilicado.

Suelen ser múltiples y se pueden localizar en codos, rodillas, axilas, miembros inferiores, muslos, en región inguinal, rostro, torso, cuello o en cualquier otra área del cuerpo.

¿Cómo se contagian?

Los factores que propician la diseminación son principalmente por el contacto físico y la autoinoculación –es decir, al rascarse– que hace que estos se conviertan en un nuevo foco de infección extendiendo las lesiones.

También se pueden contagiar compartiendo ropa, sábanas, toallas, bañeras, piletas de natación, y como ya habíamos dicho anteriormente, por contacto sexual sin protección.

La piel seca o atópica favorece su aparición y diseminación, por lo que es recomendable –sobre todo en lugares con clima seco como Mendoza– mantener las pieles bien hidratadas, con cremas especiales para pieles tópicas. Para esto hay miles de opciones que se pueden conseguir en farmacias, en productos de venta sin receta, pero siempre consultando previo a un dermatólogo.

Cuál es el diagnóstico y cómo se curan

El diagnóstico es clínico principalmente. Pueden desaparecer solos, sin tratamiento, cuando el sistema inmunológico levanta sus defensas en seis meses a dos años.

Existen distintos tipos de tratamientos dermatológicos, como curetaje en consultorios, criocirugía y electrocoagulación.

En niños más pequeños, al ser doloroso el curetaje, se utilizan tratamientos tópicos. Se utiliza alcohol iodado para secarlos, pero deben ser siempre evaluados por un dermatólogo previamente. Muchas veces en los más pequeños suelen ser molestos y al rascarse provocan lastimaduras que deben ser tratadas con cremas antibióticas para evitar la infección.

En todos los casos es aconsejable siempre consultar a un dermatólogo. Lo más importante es tener paciencia y tomar recaudos para evitar el contagio.

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