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Piden reubicación para un barrio afectado por las reiteradas tormentas

Hasta ahora no han tenido eco los pedidos para ocupar terrenos pertenecientes al ferrocarril, que son de la órbita de la Nación

11 de febrero, 2020 - 09:53

Llegar al predio del barrio Luz de Vida es estar frente a la cara más dura de la pobreza y quienes viven bajo su despiadado halo son aún más vulnerables cuando la lluvia y el viento se precipitan sin ningún miramiento.

El asentamiento con el perfil de barrio fue creado por familias que hoy alcanzan el número de 180. Está enclavado entre las calles Tacuarí y Buenos Vecinos de Rodeo de la Cruz, en Guaymallén. Desde un principio, las familias fueron formando como pudieron sus casitas con materiales de demolición o hallados en la calles. Mitades de ladrillos, bloques de cemento, chapas, pedazos de tablas y mucho cartón sirven para dibujar ese hogar que alberga a familias con niños, adolescentes y ancianos, sin agua, ni cloacas y servicio clandestino de luz.

Algunas de las viviendas se derrumbaron debido a las lluvias.

Según indican los vecinos, en los 15 años que tiene el barrio hicieron todo tipo de diligencia con sus respectivas notas a la provincia, Municipalidad de Guaymallén y ante la Nación, peticionando parte del terreno colindante al asentamiento, que es más alto, que ya no se utiliza porque alguna vez perteneció al ferrocarril. En todos los casos las notas fueron acompañadas por proyectos de urbanización, que nunca tuvieron respuesta, aseguran desanimados los vecinos.

Las fuertes tormentas del fin de semana colocaron al barrio Luz de Vida en dramáticos momentos donde sus vecinos tuvieron que soportar todo, para perder todo. La pronta llegada –aún en el medio de la lluvia– de solidarias organizaciones sociales como el Movimiento Popular la Dignidad hizo que se organizaran y recibieran las primeras ayudas y que el desastre no fuera más desbastador de lo que ya había sido.

Con las tormentas se inundó el barrio y hubo derrumbes

El barro que gana la escenografía de las callecitas del asentamiento no permite el traslado y el panorama de los derrumbes visualiza solo desolación y gente que no quiere hablar, a excepción de Natalia, una joven madre que le expresó a El Ciudadano su angustia: “En las últimas lluvias nos inundamos 160 familias, casi el barrio completo. Vivimos momentos difíciles con nuestros niños y ancianos, sobre todo cuando se derrumbaron dos viviendas por completo”. 

Al consultarle si solo eran esos derrumbes, la vecina respondió:  “De acuerdo a un relevamiento que hicimos entre vecinos, tenemos alrededor de 13 familias cuyas viviendas corren peligro real de derrumbe. En ese sentido nos hemos auxiliado como pudimos, pero esas familias les cuesta dejar sus casitas, por temor a perder sus escasas pertenencias”.

Sobre las pocas manos gubernamentales que allí llegaron, detalló: “Ante todo el drama que tuvimos, llegó un grupo de asistentes y funcionarios del municipio de Guaymallén, del área de Desarrollo Social y las trabajadoras sociales realizaron un inmediato relevamiento de la situación de todo el barrio. Allí notaron que la necesidad más urgente era entregar nylon y colchones, lo que hicieron en forma inmediata. Posteriormente tomaron mucha atención con las familias que debían ser evacuadas y las que sufrieron derrumbes en sus viviendas”.

Hacer de Luz de Vida un barrio con todos los servicios

Natalia aprovechó el diálogo con para expresar: “El barrio tiene 15 años, ocho de los cuales venimos pidiendo el agua potable y tres solicitando, con proyectos en manos, a las autoridades municipales su reubicación. Se hizo igual solicitud a las autoridades nacionales por el predio lindero que es estatal, más precisamente en terrenos ferroviarios”.

Los callejones internos quedan anegados tras las precipitaciones.

Lamentablemente no nos han escuchado y si bien hemos ido en más de una oportunidad al municipio y entregamos notas, no nos escuchan. Las notas siempre van acompañadas por proyectos urbanos y el pedido de servicios básicos como luz y agua potable. Hemos estado con las empresas prestatarias y están de acuerdo que nuestras situaciones se regulen, sin embargo el municipio no nos otorgaba la factibilidad para poder acceder a esos servicios”.

Finalmente amplió sus datos: “Algún tiempo atrás llegó hasta el barrio un grupo de arquitectos voluntarios que armó un plano de urbanización del predio. Después de eso estábamos en condiciones de concretar esa urbanización, sobre todo después de habérselo presentado al municipio, que hasta ahora no nos contesta. Esto fue hace dos años y seguimos en la misma situación, hasta se diría que peor”.