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Guardavidas argentina salvó a nene angoleño de morir ahogado

El pequeño había sido arrastrado por la corriente marítima y tenía peligro de morir ahogado

Por Redacción

02 de agosto, 2019 - 09:46

Macarena Cabruja es una rosarina que trabaja como guardavidas en Palma de Mallorca. Y el domingo pasado se convirtió en heroína al rescatar de las aguas de un mar embravecido en la playa de Can Pere Antoni a un niño de 10 años, que corría riesgo de morir ahogado.

La joven, de 25 años, había terminado su jornada de trabajo y se quedó con un amigo a jugar un rato al voley en la playa. Cuando anochecía, ella vio a un grupo de personas que miraban hacia el agua y señalaban a alguien que estaba siendo arrastrado por la fuerte correntada.

Las autoridades del lugar habían levantado un tiempo antes la bandera roja y amarilla, que señalaba la peligrosidad del mar.

Luego del rescate.

Cabruja observó que se trataba de un niño, que era arrastrado por la corriente a unos 200 metros de la orilla, próxima a la línea de boyas. Sin pensarlo dos veces, y aún con el riesgo de que la correntada se la llevara también a ella, la joven se lanzó a rescatar al pequeño.

Antes de arrojarse al agua, la guardavidas solicitó que pidieran ayuda al servicio de emergencias. "El mar tiraba con mucha fuerza. Aunque puedo aguantar horas en el mar, sabía el riesgo al que me enfrentaba", dijo Cabruja al medio local Diario de Mallorca.

Macarena Cabruja.

Cuando la rosarina llegó hasta el lugar donde estaba el niño, éste se desvaneció del cansancio de mantenerse a flote. Cabrujo decidió entonces nadar hasta la boya más cercana y esperar a que se recupera y llegara ayuda. Luego de unos minutos, el volvió en sí y le preguntó a la joven si estaban vivos y se salvarían. Ello lo tranquilizó.

Cuando la socorrista y el niño, que tenía 10 años, con gran esfuerzo, pudieron pasar de una boya a la otra, el pequeño le dijo a Cabruja una frase estremecedora: "Pensé que no me ibas a rescatar porque soy negro".

Finalmente, un barco de prácticas del puerto que pasó por allí notó el peligro que corrían la joven y el niño y acudieron en su ayuda. Si bien las dos personas en apuros no pudieron subirse al barco, desde la embarcación les arrojaron un flotador para acercarlos a la costa.