|11/06/19 06:45 PM

Historia de un amor correspondido

Así como en la vida, en el fútbol también suele haber amores a primera vista. Algunos pueden pasar desapercibidos y otros transformarse en una historia para toda la vida.

12 de junio, 2019 - 13:38

Te conocí o nos conocimos, bah, en realidad no sé cómo fue, pero nuestro romance empezó ahí nomás de habernos visto. 

Digamos que no soy de enamorarme rápido y menos de dejarme acariciar o tocar por todo el que se me acerca o quiere tener algo conmigo, mirá que en mi larga existencia varios quisieron hacerme suyos, pero con esfuerzos terrestres no alcanzaba. Por eso volviendo a vos que cuando te conocí o como dije antes nos conocimos, eras más chico que yo pero tenías una forma de tratarme tan distinta que no podía entender como siendo tan chico pudieses hacerme tan bien, porque además me hiciste conocer otros lugares. 

Recuerdo esos viajes por el mundo adónde me llevaste, recuerdo Japón, que me hacías levantar tan temprano pero me encantaba saber que ese día estabas vos ahí conmigo bien cerca.

También recuerdo España, donde quizás no estuvimos en nuestro mejor momento, pero todo siempre pasa cuando el amor es correspondido y para toda la vida. 

Pero el momento cúlmine de lo nuestro fue en México, ¿te acordás? Me paseaste como a una princesa y ante los ojos del mundo hiciste lo que ningún terrestre pudo hacer.  Recorrimos 54 metros tomados de la mano, tenías otras posibilidades pero sin embargo ante el hostigamiento y la resistencia de otros de que no siguiéramos juntos, no me soltaste; cuando me dejaste ya descansaba mansa y tranquila en el fondo de una red. 

Pero cuidado, me dejaste por un ratito nada más. Igual seguías a mi lado en todo momento. No creas que voy a pasar por alto lo de Italia ¡no!, para nada, si alguna vez me faltó algo de vos o yo por tonta dudé un instante de lo nuestro, ahí se terminaron mis dudas. 

Y ahora, que estoy algo vieja y con algunos cambios de peso y tamaño pero sigo siendo yo, ahora sí puedo decir que fuiste, sos y serás el hombre de mi vida. Por siempre tuya, la pelota…