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El poder de las sanciones a Venezuela

La imposición de sanciones a Venezuela nos impone cuestionar tanto su naturaleza como su alcance. El objetivo final de las mismas no parecieran afectar a quienes se supone están destinadas

12 de febrero, 2019 - 17:35

Desde el 2013, tras la asunción de Nicolás Maduro como presidente, Estados Unidos (EE.UU.)  ha implementado, de manera sistemática, una serie de sanciones que buscan debilitar al gobierno venezolano. Su intención no se ha limitado a actuar de manera aislada sino que ha incentivado a otros países y organismos internacionales a que también apliquen las sanciones que estén a su alcance.

Los grandes medios de comunicación, quienes muchas veces responden a los intereses de las principales potencias mundiales, hacen hincapié en que las sanciones están orientadas a los dirigentes del gobierno Venezolano de manera directa y exclusiva, pero ¿es realmente a ese grupo de ciudadanos al que se apunta de manera directa para lograr el objetivo?

Algunas de las sanciones que citaremos para resolver esta pregunta son:

  • El Citi Bank se negó a recibir los fondos que tiene Venezuela para la importación de trescientas mil dosis de insulina necesarias para los diabéticos venezolanos, violando las leyes internacionales y los acuerdos de la ONU
  • Bloqueo desde Colombia del abastecimiento de suministros para el tratamiento contra la malaria, comprados a la empresa BSN Medical.
  • Bloqueo de U$S 9.000.000 para la realización de diálisis.
  • Bloqueo de U$S 29.700.000 destinados a la compra de alimentos.
  • Bloqueo de más de U$S 1.650.000.000 en Bélgica por la empresa Euroclear.
  • Boqueo de 31 toneladas de oro venezolano equivalentes a U$S 1.200.000.000 por el Banco de Inglaterra.
  • Bloqueo de U$S 7.000.000.000  en activos de la refinería Citgo Petroleum.
  • Bloqueo de U$S 11.000.0000.000 en exportaciones de crudo venezolano para 2019 por EE.UU.

La realidad nos impone un conjunto de sanciones que impiden la importación de alimentos y medicinas o bloqueos de fondos potencialmente destinados a su compra.

La estrategia de estas sanciones radica en que los perjudicados, en un primer momento, no son los dirigentes políticos sino su pueblo. La falta de liquidez por el impedimento del ingreso de divisas por las transacciones comerciales de Venezuela en el mundo se ve reflejada de manera directa en la incapacidad del Estado de hacer frente a la satisfacción de las necesidades básicas de los venezolanos.

El objetivo de esta estrategia se traduce en generar un quiebre de respaldo a la gestión de Maduro; un quiebre social impulsado por una crisis generalizada de la economía venezolana afectando de manera directa la calidad de vida de los venezolanos, su salud, su educación, su seguridad, y su psiquis colocándolos en una situación de desesperación.

Al ver las consecuencias de las sanciones internacionales mencionadas podemos observar que, lejos de afectar a los gobernantes venezolanos, afecta de manera directa a la población. Cabe preguntarse si el levantamiento de las sanciones no sería un primer paso para aliviar la crisis humanitaria.