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Castración en mascotas: ¿debemos hacerla?

El control de natalidad de nuestras mascotas genera dudas, al momento de plantear la castración

27 de agosto, 2018 - 17:57

Sobre si es correcto castrar a nuestras mascotas la respuesta no es sencilla y mucho menos uniforme, por lo que cada caso en particular debe ser revisado.

El primer cuestionamiento que debemos hacernos es si vamos a reproducir a nuestro animalito. ¿Deseamos realmente tener y criar cachorros? 

Obviamente, que esta decisión gravita fundamentalmente sobre la posibilidad de esterilizar. Debemos poner en la balanza los beneficios y contras de cualquier decisión.

Si el control de la natalidad en nuestra perra nos resulta imposible de hacer por métodos naturales como el encierro, debemos elegir un método anticonceptivo farmacológico y así poder controlarla hasta el momento en el que deseamos reproducirla.

Si nuestra intención reproductiva es única, o sea, solo permitiremos que sea mamá en una ocasión, podemos considerar luego de la maternidad la cirugía esterilizadora para olvidarnos del control farmacológico, que si bien es útil, no se recomienda su utilización por períodos prolongados, ya que predispone a algunas enfermedades.

Ahora bien, si ni siquiera pasa por nuestra mente que nuestra mascota sea mamá, la castración debiera se considerada como la herramienta más útil, ya que proporciona un control definitivo.

La cirugía de extirpación de ovarios redunda en infertilidad y ausencia de ciclos de manera irreversible, de modo que la perra no solo no puede reproducirse, sino que tampoco experimenta celo y por ende no hay contacto ni acercamiento de los machos con fines reproductivos.

En este caso, lo más apropiado sería que realizáramos la cirugía antes de que llegue la pubertad, es decir, antes de que seamos testigos de su primer celo.

Esta medida le otorgará un beneficio extra y es que al ser operada en este momento de su vida no desarrollará en el futuro tumores mamarios. Este no es un detalle menor, ya que estaríamos indirectamente quitando de su vida al cáncer mamario, con lo que ello significa. 

Si la castración sucede mas tardíamente cuando el animal ya experimentó algunos celos este beneficio no se cumple en un 100%, sino que su efecto positivo se va diluyendo según trascurren los celos hasta hacerse inexistente.

Como efectos secundarios en la castración en hembras, podemos ver que aumenta el sedentarismo, el apetito y la habilidad de convertir la energía del alimento consumido en reservas con las obvias consecuencias del aumento de peso. Esta complicación es habitual y tiene un justificativo hormonal, pero de ninguna manera es un destino inexorable, es decir, si controlamos la ingesta de alimento y se ejercita regularmente podemos controlar esta tendencia. 

El otro efecto posible es que con el paso de los años desarrollen una leve incontinencia urinaria, debido al déficit de estrógenos. Esta complicación es fácilmente controlable, no curable, con medicación, pero tampoco aparece en la mayoría de las perras operadas sino en un muy bajo porcentaje.

La esterilización felina

En el gato, los efectos beneficiosos son los mismos que para las perras y los efectos colaterales solo se experimentan en el terreno del aumento de peso y el sedentarismo.

Un capítulo aparte en el terreno de los beneficios lo constituye el macho felino, el consenso general es que si no voy a reproducir a mi gato o si no puedo controlar la deambulación en el exterior, la castración temprana es el método de elección para ellos, ya que sabemos que aumenta las expectativas de vida y la calidad de la misma.

Por su naturaleza reproductiva, el macho recorre distancias hasta de un kilómetro y medio de radio en busca de hembras y en estas incursiones se expone a graves riesgos como accidentes con automóviles, ataques de perros, de personas desalmadas y a luchas con otros machos con una alta probabilidad de contagio de enfermedades que esto acarrea. 

Una de las enfermedades que mas frecuentemente aparecen e estas circunstancias es el sida felino que afecta solo a gatos, pero estos desarrollan el mismo tipo de enfermedad que el humano que al contar con menos recursos médico terapéutico los desenlaces son nefastos en la totalidad de los enfermos.

La castración debiera ser temprana para que el felino no adquiera el hábito de la deambulación o bien disminuya las distancias de recorrido, los tiempos de las excursiones y con ellos disminuyen también los riesgos.

Tanto en caninos como en felinos, muchas veces la castración resulta una medida médica para resolver algunos problemas de salud como cáncer en órganos genitales, infecciones, desbalances hormonales y hasta problemas de conducta relacionada al comportamiento agresivo y marcación urinaria en los machos.