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Pensar Mendoza como una nación independiente

Alfredo Cornejo afirmó que la provincia es víctima del ahogo del centralismo y que no puede desarrollar su autonomía. A la vez deslizó que podría desarrollarse en forma separada de la República Argentina

30 de junio, 2020 - 07:32

El diputado nacional y jefe de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, además exinquilino del 4° piso de la calle Peltier, ha lanzado una idea que no por inesperada dejará de tener sus consecuencias.

En un reportaje radial levantado por varias publicaciones, el exgobernador afirmó que “Mendoza tiene todo lo necesario para vivir en forma independiente”, y en otro párrafo de sus dichos aseguró que “no nos gusta separarnos, pero ellos están ahogando a Mendoza... Hay que pensarlo seriamente”.

Por diferentes motivos, pero todos vinculados a las posibilidades de despegue que pierde la provincia por el arrastre nacional, no es el único ni es la primera vez que se esgrime la idea de que Mendoza se podría separar de la República. Inmediatamente después que se difundiera la advertencia del legislador, el hashtag #MendoExit, fue tendencia en las redes por los comentarios en serio o con sorna.

Cornejo asume esa postura después de que Mendoza recibiera dos golpes que afectan duramente el desempeño de la gestión económica y las posibilidades de desarrollo, como es el freno a la construcción de Portezuelo del Viento y la reducción del envío de dinero en una acción que prácticamente humilló la investidura del gobernador, Rodolfo Suarez.

Portezuelo, el último golpe nacional a Mendoza.

“El problema es político. El Gobierno tiene el objetivo de perjudicar a Mendoza. No hay otra lectura que esa”, destacó Cornejo y dijo que está de acuerdo con la decisión de Rodolfo Suarez de seguir adelante con la licitación y la adjudicación. “Mi opinión es que la van a seguir trabando. Y espero que no traben los pagos porque si eso pasa hay que ir a la Justicia a ejecutar cada una de las cuotas que nos deben”, subrayó.

En ese plano, se le planteó la posibilidad de que la provincia comience a separarse del resto del país y Cornejo se mostró permeable a esa idea. “La verdad que no me gusta separarnos de la Nación, pero ellos están obligando a Mendoza a autoafirmarse en sus propios valores e identidades”, advirtió.

Hasta allí el duro debate político entre una provincia gobernada por el radicalismo y la Nación, más otras cuatro provincias administradas por el peronismo.

Al entrar en ese escabroso terreno el dirigente no aclaró si lo que se debería alcanzar es la autonomía o la independencia, o ambas, pero lo que sí expresó con claridad fue el verbo separarse. En el diálogo utilizó todos los términos para enfatizar que Mendoza ha sido siempre dejada de lado, menospreciada por el centralismo porteño y que la cuestión Portezuelo es la gota que rebalsó el vaso.

Por tradición, los mendocinos nos hemos sentido diferentes en muchos aspectos a las demás provincias. Siendo la nuestra una de las provincias fundantes de la Nación organizada a partir de 1.853 siempre se percibió la lejanía del centro del poder, la cercanía de abrirnos al mundo por el Pacífico. Al ceder las provincias facultades a la república naciente se fue perdiendo con el tiempo la capacidad autónoma de decidir sobre sus destinos.

A eso se refirió el exgobernador mendocino al señalar: “Estamos lejos de tener autonomía con nuestra actual estructura productiva. Estamos lejos, pero hay que empezar a pensarlo seriamente”, deslizó el diputado nacional y dijo que “la clave de la autonomía de las regiones tiene que ver con que los dirigentes pacten programas políticos comunes y después discutan por los márgenes”.

“Mendoza tiene todo para vivir como un país independiente, pero no lo tiene hoy. Hoy necesita de la Argentina y la Argentina lo perjudica en la calificación de riesgo, en el acceso de crédito internacional, para traer inversiones, etcétera. Podría ser un país, pero con un programa común de su élite política empresarial para desarrollar ese camino”, puntualizó.

Es muy posible que esa convocatoria a la dirigencia política local no tenga mayor eco por lo disparatado que les parecerá a varios tomar parte de una jugada de ese tipo.

 

Con qué se está jugando

Después de un ciclo histórico en el que los organismos supranacionales parecieron ser una forma posible de organizar el mundo, diversos motivos tanto económicos como sociales, fueron carcomiendo ese pensamiento integrador y abriendo paso al resurgimiento de perniciosos nacionalismos extremos.

La Argentina no se puede permitir una crisis institucional de esa magnitud sin que se rompa el pacto de unión al que tanta sangre costó llegar hace ya un siglo y medio. La misma Constitución, tantas veces ultrajada, admite que su propio origen es la delegación de poderes que las provincias tenían previamente, pero a su vez reasegura la permanencia de la unidad vedando terminantemente cualquier atisbo de secesión. Los pactos preexistentes que cita el Preámbulo fueron la concreción de que era imposible continuar con la anarquía que llevaba al atraso.

La imperfección de las leyes se acentuó desde el principio por la ineptitud, la deshonestidad de los políticos y el privilegio de los intereses particulares obteniendo como resultado lo que es hoy esta Argentina, que como si fuera poco hoy se podría ver enzarzada en un debate por su propia unidad.

Mendoza le da muchísimo al país y recibe muy poco, ha sido evidentemente postergada por los llamados intereses de la Pampa Húmeda y ahora por el viciado verticalismo de un peronismo que siempre escuchó más el llamado del poder que el sentir y las necesidades de las sociedades del interior.

Queda por ver como restalla este latigazo que Cornejo descarga contra lo que parece fuerte pero suele ser frágil, la unidad nacional.