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Bodega Sin Fin, donde se soñó la promoción de Bonarda Argentina

En 2013 iniciaron las primeras reuniones cuando en el mercado habían menos de 15 etiquetas. Actualmente son más de 100 los vinos Bonarda que se pueden encontrar en las góndolas

01 de octubre, 2021 - 12:29

Corría el año 2013 cuando se comenzaron a realizar las primeras reuniones, con unas 12 almas, soñando lo que es hoy el Plan Bonarda. El nacido gracias a una ordenanza de fines de 2012 en la Municipalidad de General San Martín y que hoy sigue siendo una de las políticas de Estado del departamento del Este de Mendoza.

Eran los cónclaves iniciales en los que oficiaba como anfitrión Carlos Caselles, a la vera de la Ruta Provincial 50, a la altura 2668, en Rodeo del Medio. Allí se dieron los primeros pasos de un programa que actualmente espera abrazar a las más de 100 bodegas que elaboran vinos puros de la variedad Bonarda, la tercera que representa como emblema a los vinos de Argentina. 

 

 

Primero fue el Malbec, después el Torrontés y recién durante el segundo año de pandemia en el país latinoamericano se unió la Bonarda con el apoyo final del Fondo Vitivinícola Mendoza y con el respaldo de la Corporación Vitivinícola Argentina, COVIAR.

Carlos Caselles fue el socio fundador del establecimiento vitivinícola mendocino Sin Fin, fallecido hace 4 años. “Hoy estamos los 5 hermanos involucrados en el proyecto, yo soy el mayor. Inicialmente fuimos 3 en la empresa pero ahora estamos todos trabajando tratando de honrar la memoria de mi padre”, confesó Juan Carlos Caselles (49), titular de la compañía.

 

 

“La iniciativa del Plan Bonarda se comenzó a gestar aquí, allá por 2013, con una comisión de varietales de Bodegas de Argentina, en la cual el titular era mi papá. En ese momento se convocaron a varios protagonistas que en ese momento estaban jugando fuerte como Nieto Senetiner, con al representación de Roberto González. Y con otros profesionales que estaban muy comprometidos con la Bonarda junto con la presencia de la Municipalidad de San Martín”, recordó.

Por esos momentos “comenzamos a diseñar el primer isologo del Plan Bonarda junto a estrategias y planes de acción muy interesantes debido a que afortunadamente comenzó a prender esa semilla con sólo entre unas 12 o 14 etiquetas de Bonarda que tenía el mercado. Hasta que estuvimos acompañando al plan llegamos a unas 70 etiquetas mientras hoy se pueden encontrar un poco más de 100”.

 

 

Visiblemente contento por todo lo que ha generado a través de los años la variedad de vinos Bonarda, valoró “el empuje que le sigue dando la municipalidad como Capital del Bonarda y hoy posicionándose como la segunda opción de promoción de los vinos tintos de Argentina. Por supuesto, detrás del Malbec que nos sigue identificando en el mundo”.

“La apuesta fue muy grande y nos basamos fundamentalmente en la vasta superficie implantada con Bonarda. Claro, pensando que si algún día no podíamos responder en tiempo y forma a los requerimientos comerciales con otra variedad tinta sí lo íbamos a poder hacer con Bonarda”, admitió.

 

 

 

Sin Fin y los jóvenes consumidores

Analizando la segmentación de quienes eligen para beber a vinos de la bodega que dirige, Caselles detalló que “tenemos dos o tres niveles de consumidores diferentes que hemos ido atendido a lo largo de los últimos años. La franja que consume los vinos Sin Fin son personas de alrededor de los 30 o 35 años hasta los 70 o 75 años. Es una franja muy amplia que se puede subdividir y en ese sentido tenemos mucha gente joven que nos elige”, explicó.

“Sin embargo estamos siempre muy atentos a lo que pueda suceder con los cambios de hábitos de consumo. Con esa mirada es que tratamos de ir acompañando los cambios que vamos observando en el mercado, tanto en sus preferencias como en sus elecciones”.

 

 

Los vinos de Sin Fin se consumen mucho en Argentina “y también se exportan, pero sí estamos muy presentes en el mercado interior. En Buenos Aires, Córdoba, Rosario, en el resto de San Fe, en Mendoza, San Luis, Rio Negro, en el Norte en Tucumán, en Formosa, en Jujuy, con distintos distribuidores. En el mercado internacional estamos presentes en unos 10 países con la marca Sin Fin”.

 

 

En la línea guarda la gama de productos se compone “con una línea Premium, así lanzamos nuestro fraccionado, con Malbec, Bonarda, Cabernet Franc y Sauvignon Blanc. En la línea Gran Guarda, que son vinos súper Premium, con vinos con más de 12 meses de barrica, tenemos Malbec, Cabernet Franc y Merlot. Y en la línea de más arriba, con el Interminable, tenemos blends muy particulares con vinos con unos 18 meses en barrica, con tres componentes muy lindos que ofrecen una experiencia única”.

 

 

“Y el ícono de la bodega que se llamaba Guarda de Familia, que era el homenaje que mi papá nos había hecho a los 5 hermanos. Era un pentavarietal, estaba el Bonarda presente. Tenía Malbec, Bonarda, Cabernet Franc, Petit Verdot y Syrah. Esa fue una partida 2010 y solamente hemos guardado dos cajas para momentos muy particulares”, contó.

 

 

 

Capacidad de elaboración

“Actualmente Bodega Sin Fin es una bodega con capacidad para elaborar 6 millones de litros. De ese total en la actualidad elaboramos entre unos 4 y unos 4 millones y medio de litros por año. Mucho, un poco más de un 90 por ciento, se vende a granel, y se exporta a países como Canadá, Estados Unidos, Francia, Australia, China. Estamos llegando a muchos países gracias a la calidad y al equipo de gente que nos vamos generando”, manifestó.

En cuanto a planes en tiempo de pandemia “estamos pensando en lanzar una línea nueva con productos especiales por única vez. Tipo caprichos del enólogo. Y estamos incursionando en algunas variedades como el Bequignol. De esos proyectos se van a sacar al mercado pocas botellas, serán ediciones limitadas que no se repetirán y todo está programado para 2022”.

En vinos a granel “esperamos seguir creciendo tanto en calidad como en cantidad y siempre trabajando a los vinos varietales y fundamentalmente al Malbec”.

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