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Por ley, Costa Rica rebajará el precio de los productos de higiene menstrual

El país centroamericano determinó la eliminación del IVA a través de una norma denominada ‘Menstruación y Justicia’. La igualdad, como argumento central

Por Redacción

02 de noviembre, 2023 - 10:53

Esta semana, se aprobó en Costa Rica el proyecto de ley 22.421 denominado ‘Menstruación y Justicia’ cuyo principal objetivo era reducir el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de los productos de higiene menstrual, del 13% al 1%, igualándolos a la canasta básica.

¿Por qué razón? El IVA sobre los productos para la gestión menstrual transgrede ampliamente el principio de igualdad, afectando directa y específicamente a las personas que menstrúan.

La existencia del IVA sobre dichos productos es una política tributaria que discrimina a esta población, quienes soportan una mayor carga fiscal por una característica biológica propia, pues son las únicas que compran dichos productos y a su vez las únicas que enfrentan mayores limitaciones de acceso a recursos económicos y menor capacidad de soportar el costo.

En promedio, la menstruación se presenta durante alrededor de 38 años de vida reproductiva, esto se traduce en 2.280 días, por lo que se pasarían aproximadamente 6,25 años de nuestras vidas menstruando, si calculamos los productos que usamos y el IVA que pagamos por ellos, eso es cerca de 2 millones de colones adicionales de nuestro bolsillo por un proceso biológico que no elegimos. En síntesis, el proyecto busca justicia tributaria para las personas que menstrúan.

En la diversidad está la riqueza de ideas, de ahí que esta legislatura le adicionó elementos muy importantes al texto original como son los derechos de las personas que menstrúan, la obligación del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) de generar estadística en materia higiene y pobreza menstrual, elemento que nos permitirá documentar mejor la toma de decisiones en el futuro y la mejora en la accesibilidad de productos de salud e higiene menstrual que suma al objetivo principal de hacer visibles los desafíos que experimentan las personas menstruantes.

Este sin duda alguna es un gran avance en un camino largo, que pasa por hacer visibles nuestros procesos biológicos, culturales y como esto, conecta directamente con nuestras necesidades económicas. Las mujeres y personas que menstrúan, sus condiciones y requerimientos deben estar presentes en la agenda, este es el primer paso. No hacerlo, incrementa la violencia estructural que vivimos; un ejemplo de esto son los impuestos que pagamos en productos de higiene menstrual durante décadas atrás que suman millones por cada una de nosotras, sin que nadie lo notara, convirtiéndose en un elemento que claramente empobrecedor. Así que este es solo el primer paso, el debate debe ser continuo.

Por Carolina Hidalgo Herrera, de Nodal