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El fútbol todo lo Cura

Antonio Segundo Vergara es uno de los jugadores con mayor presencia en los antiguos Torneos Nacionales. Jugó partidos inolvidables y enfrentó a los mejores en sus años de marcador de punta y defensor central

11 de junio, 2020 - 20:49

El grupito de amigos levantaba polvareda desde la tarde, hasta casi medianoche. Sino era adentro del Zanjón de la Mosconi antes que viniera la correntada, era en esas calles de la Sexta, por entonces de tierra. El aliado para la travesura, el juguete rabioso, era la pelota que sonaba como latigazo cada vez que golpeaba sobre el portón de algún vecino. 

Así pasaban las horas los chicos. Adentro de las casas del barrio las horas se matizaban en el trabajo manual, alguna serie yanqui, antecesora de la netflixmanía. Eran fines de los 50’. De Libertadores asesinos, del Rock alrededor del reloj, de Marlon Brando, Marilyn y los teléfonos blancos. De orquestas típicas y de jazz. De Elvis, Rita Pavone y Billy Caffaro. La música sonaba desde el flamante tocadiscos, seguramente adquirido en cuotas en la casa Luminton. 

En esa zona de la Capital mendocina, los Vergara eran de los vecinos más queridos.

“Viviamos acá en el barrio (en la sexta) y jugábamos en la calle con un grupo de amigos; el Taca Chavero, el Darío Felman. El padre del Taca se le dio por llevarme a Independiente; él solo me había visto jugar con los chicos. Me presentó en el club, tendría unos 14 y quedé. Hice tres años de inferiores hasta que el Mumo Orsi me subió a la Primera (ndr: su entrenador por entonces, campeón mundial como jugador de Italia en 1934, uno de los personajes más curiosos que pasó por el fútbol mendocino). Hasta ahí yo jugaba de delantero, pero pasé a ser mediocampista.  Todo porque un día lo expulsan al Conejo Cortez, y el Mumo me pone de 5. Yo no sabía nada del puesto, pero me explicó cosas y así jugué los tres partidos remplazando al Conejo”.

“Era 1966, tenía 17. Jugábamos contra Talleres y me dice Orsi: “Mirá al cinco de ellos (León),  tenés que seguirlo por toda la cancha. Y así lo hice. En el segundo tiempo León se va para el túnel y yo obedecí tanto que lo perseguí hasta el túnel (risas).

El que habla es Antonio Segundo Vergara. El protagonista de esta historia. Antonio para Lidia, su esposa desde hace 49 años y Curita para la mayoría, apodo que le quedó por haber sido monaguillo en Don Bosco.

Vergara surgió de la Lepra pero está emparentado con la historia dorada del fútbol mendocino, la de los antiguos torneos nacionales. (ver aparte). Vivió historias diferentes con Independiente San Martín y Gimnasia. Con 159 partidos es uno de los mendocinos que más encuentros disputó en aquellos torneos que inventó el interventor de la AFA, Valentín Suárez en 1967 y se jugaron hasta 1984.

Pero antes de toda esa historia hubo un cambio crucial. El pibe que nació como delantero, pasó a ser volante central, un día fue marcador de punta izquierdo

“En 1967, fuimos a jugar un torneo a San Luis. Italo Fernandez, que era el tres no viajó por un asunto de plata. En el camarín, el Mumo Orsi empieza a preguntar quien quería jugar de marcador de punta. ‘Parece que nadie’ dice Santoro que era el manager del club. Salta el Negro Yácomo y dice: ‘ahí lo tenés al pibe, ponélo a él que es jovencito y se las va arreglar’.

‘Nene, venga para acá, usted va a jugar de tres’. Yo le digo: ‘bueno, pero yo no sé nada’ (risas). Carlos Villarruel me dice: ‘pibe cuando la recibas me la das a mí’, el Conejo Cortez: ‘marcá y me la das’ y así todos sucesivamente. Desde ese día no me movieron más de número tres’.

-Los que te vieron mucho dicen que eras muy prolijo con la pelota

-Al principio era marcar, tenerla y tocarla. Me la rebusqué muy bien. Me guiaban Merlos o Yácomo, ‘Nene’, me decían. En las inferiores había sido wing derecho, pero sin goles (risas). Más de grande salía jugando, era prolijo y al final terminé jugando de marcador central. Decían que era buen tiempista, porque sabía anticipar.

- ¿Qué delanteros te dieron más trabajo?

-Marquitos Noe Becerra, era muy picante. Grudzien de San Martín. Ya cuando me fui de 2, Genolet. Me escupía, me hacía de todo para hacerme enojar, pero me las bancaba. Después terminaba el partido y me abrazaba como si nada. Fuimos muy amigos y luego compañeros, pero adentro de la cancha era muy h… (risas).

Tiempos modernos

Se sabe que Los Beatles y Los Rolling Stones eran amigos, aunque mantenían una rivalidad creativa. En Mendoza, como si fueran los Lennon y Mc Cartney azules versus los Jagger- Richards blanquinegros, el Cura y el Gringo Mémoli eran amigos del Victor y sus compadres. En cada edición del clásico, cada cual se esforzaba por ganarlo, pero afuera de la cancha mantenían una fraternal camaradería

“En la semana previa al clásico no se hablaba de otra cosa. Éramos conscientes que había que poner todo y ellos también. Lo esperábamos nosotros y nuestra gente. Terminaba y si ganábamos ¡mamita era una fiesta!, pero si perdíamos éramos lo peor. Pero pasado eso, manteníamos una gran amistad. Y por eso el Víctor me llevó a jugar con ellos varios Nacionales.

-Debutaste en el Nacional del 68 con la Lepra, pero jugaste muchos torneos. ¿Qué equipos te marcaron?

-El Independiente del 68, porque fue mi debut en los torneos. Arrancamos contra Estudiantes, le ganábamos 1 a 0 con gol de Acosta y ellos que eran campeones de todo, no la tuvieron nada fácil para ganarnos.

El Gimnasia del 71’ también me marcó. Jugué en ese 5 a 2 a San Lorenzo. Marqué al Lobo Fischer y lo hice bien. Nos salieron todas. Tocábamos y tocábamos y vino el árbitro y le dijo al Víctor Legrotaglie que si seguíamos así, paraba el partido. Cuando terminó, la gente nos aplaudió y cuando salimos del Estadio también nos esperaban para volver a aplaudirnos.

“El Victor fue uno de los mejores que vi. Era un técnico adentro de la cancha, marcaba todo y decidía. El sábado se iba de farra y llegaba a las cuatro de la mañana, pero el domingo era un señor y la rompía”.

El Independiente del 77’ fue otro gran equipo. Montilla, Cúper que había venido de Ferro y era suplente mío, Zolorza. Nos dirigía el Cholo Converti.

-Te tocó enfrentar a Diego Maradona…

-Inolvidable. Personalmente para mí Maradona fue mejor que Messi. Lo enfrenté jugando para San Martin en el 80 contra Argentinos Juniors. Me acuerdo que la revista El Gráfico mostró en fotos toda la jugada de un golazo que nos hizo. Primero me pasó a mí, le hizo un túnel a Blas Fernandez, lo enfrentó a Tamagnone que se tiró; allí engancha, Olivera se había metido adentro del arco para tratar de evitar el gol. Le amaga también, se tira a un costado y la toca mansita al otro lado. ¡No  lo podíamos creer! Me tocó sufrirlo, pero imagínate el orgullo que siento por haber sido testigo de esa genialidad.

-¿Le pediste la camiseta?

-Síiii.  ‘Diego, es para mi vieja’ le imploré. ‘No, no puedo- me dice-  ‘Se la prometí a un pibe boxeador’. Me señala a la platea y ahí estaba el muchacho. (Era el panameño Ulises Morales que el 8 de noviembre peleó y cayó ante Sergio Víctor Palma). Tengo camisetas del Beto Alonso, de Pernía, del mismo Cúper, pero no pude tener la de Diego ni la de Rattin, cuando vino a jugar al Parque con Boca que no me la quiso cambiar.

-¿Qué recuerdos tenés del Trinche Carlovich, con quien jugaste en el 76?

-Como dijo alguna vez Menotti, fue uno de los mejores. Hasta dicen que mejor que Maradona, no sé. Acá era un tiro al aire, se iba y volvía los jueves o viernes. Con el Hugo Mémoli no nos gustaba eso. El que entrenaba toda la semana era el Lalo Bazán y resultaba que los domingos jugaba Carlovich. Nos reunimos los del plantel y nos plantamos en que tenía que jugar Bazán. Llega el día del partido, el técnico (Mario Imbelloni) da la formación con Carlovich de 5.  

‘Mire Imbelloni, Carlovich no va a jugar’. Se enojó y amenazó con llamar al presidente. ‘Bueno llámelo, pero si juega Carlovich, que juegue solo, porque ninguno de nosotros va a entrar’. Lo agarramos a Carlovich y le dijimos: ‘Acá tenés que empezar a venir los martes, que es cuando empezamos a entrenar’. Lo comprendió y ya venía los martes y se quedaba. O se iba y los lunes estaba acá. Ahora, más allá de todo lo que él hacía, era un jugador tremendo.  Nos salvaba en los partidos. Me dio mucha tristeza su muerte, solíamos hablar por teléfono.

-Además del Víctor ¿qué otros jugadores fueron los mejores desde tu mirada?

- Hay un ranking con el Víctor, Aliendro, Carlovich, Ambroggi. Todos zurdos, menos Aliendro. El Quique Lucero, otro crack. 

-Terminaste tu carrera joven, con 31 años

-Sí, estaba muy cansado del fútbol, es que durante 15 años mis hijos prácticamente los crió mi mujer. Los sábados y domingos no estaba nunca con mi familia, ni entre semana y mis hijos eran chiquitos.

“Cuando me retiré, Jorge Calle me ofreció trabajar en el diario Los Andes. No sabía nada de periodismo, pero aprendí el oficio con Ángel Rosales y el Flaco Andino. Iba a los entrenamientos entre semana y los fines de semana cubría partidos. Fue del 81 al 86. Después me convocó Rodolfo Gabrielli para trabajar en su campaña a gobernador y luego empecé a trabajar en la subsecretaría de trabajo como inspector. Allí me jubilé.

PING PONG

INDEPENDIENTE RIVADAVIA: “Jugué en muchos equipos, pero Independiente me marcó en todo. Traté de ser profesional adonde fui. Era mi trabajo, para eso me pagaban, me cuidé bastante.

HUGO CIRILO MÉMOLI: “Me vas a hacer llorar (se emociona). Era mi hermano. No era un jugador muy técnico, pero tenía un temperamento único para llevar el equipo adelante. Una pena que se fuera tan joven”

LAS SEIS FINALES CONTRA ARGENTINO: “Eso fue en 1972, para ir al nacional. No podíamos entender que la Liga nos hiciera jugar cada tres días. Para el público fue lindo, pero para nosotros no. No se terminaban nunca. Argentino tenía un equipazo y por suerte lo ganamos”

TRAYECTORIA EN LOS NACIONALES: “Los de 68, 73 y 77 con Independiente. Los del 69, 72 y 80 con San Martín, En 71 y 75 con Gimnasia.  En 1978 estuve en Colón de Santa Fe y en el 79’ jugué en Alianza de San Luis”. 

Vergara en total contabilizó 159 partidos. Le marcó un gol a Gimnasia con la camiseta de San Martín en 1972. “¿Adónde vas Cura?, me preguntaban mis compañeros cuando en los córners me iba a cabecear” (Ríe otra vez)

LA FAMILIA: “Mi esposa es Lidia López (esposa), mis hijos Gustavo (jugó en Independiente, Talleres y Maipú), Verónica (esposa de Rubén Almeida, ex jugador de Godoy Cruz). Mis nietos son Juan José (19, volante ofensivo en el Tomba), Lourdes (13) Liz (9) y Ona (3).

EL ALMUERZO AZUL: “Las dirigencias por allí se olvidan de los ex jugadores y por eso mi idea fue juntarnos una vez al año en un almuerzo, porque muchos nos estamos estamos yendo. Voy a seguir haciéndolo. La idea es que los más jóvenes tomen la posta.