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La Sociedad de la Nieve y el amor por el deporte

La aclamada película de Netflix ha reflotado curiosas anécdotas de los sobrevivientes vinculadas a episodios deportivos de aquel diciembre de 1972

Por Redacción

19 de enero, 2024 - 07:13

Es la serie del momento. Se llama “La sociedad de la nieve”, es dirigida por J.A. Bayona y es una de las preferidas por los consumidores de Netflix.

A través de sus imágenes, pueden conocerse detalles sobre la tragedia de aquel avión de la Fuerza Aérea de Uruguay que se estrelló en la cordillera de los Andes en 1972.

Entre las tantas anécdotas vertidas por varios de los protagonistas después, ayer en las redes sociales fueron recreadas dos que fundamentalmente tienen que ver con acontecimientos deportivos de aquel cierre de 1972.Justamente si  hubo un común denominador para la mayoría de los tripulantes de aquel vuelo era precisamente el amor por el deporte.

Entrevistados por el periodista Ernesto Cherquis Bialo, luego del accidente, Pancho Delgado y Roberto Canessa dos de los 16 sobrevivientes de aquel vuelo del equipo uruguayo de rugby Old Christians desgranaron sus recuerdos de aquellos días.

“Teníamos una radio chiquita a transistores. Cuando pudimos ordenar todo y comenzamos a revisar el avión encontramos gran cantidad de pilas en los portafolios del piloto. Hicimos un cálculo simple para saber cuántas horas duraba cada pila y de acuerdo a las pilas que teníamos cuántos días podíamos escuchar radio. Sobre todo, cuántas horas por día. 

Nuestro problema era que de acuerdo a las informaciones de los noticiosos de radios chilenas, el rescate se iba a reiniciar en la segunda quincena de enero, es decir, con el deshielo. Y según nuestras estimaciones las pilas nos durarían hasta el 16 de enero si escuchábamos a razón de una hora y 45 minutos por día. Había que cuidar mucho las pilas y no excederse de ese tiempo diario”, relató Delgado.

“Pero hubo dos acontecimientos que nos obligaron a un gasto extra. Y una fue la pelea de Monzón y Briscoe que escuchamos a razón de 1 minuto por round (ganó Monzón por puntos después de estar groggy en el 9° asalto el 12-11). Nos alegramos mucho y esa tarde (un mes después del accidente) celebramos el triunfo del argentino.

Y otra cosa que escuchamos fue la final de River y San Lorenzo a razón de tres minutos cada quince. Pero el relator José María Muñoz le dio tanta emoción que cuando llegó el suplementario nos dimos el lujo de escucharlo casi completo.

Además teníamos a un compañero, Pedro Algorta, cuyo padre es miembro del BID y estuvo radicado en Argentina mucho tiempo. Pedro es hincha fanático de San Lorenzo y cuando terminó el partido (ganó 1-0 con gol de Luciano Figueroa) se dio una vuelta olímpica alrededor del avión (llevaban 64 días esperando el recate).

La mayoría nos quedamos tristes porque esa tarde todos hacíamos fuerza por River. O sea, nosotros teníamos tanta fe en los milagros que pensamos que Dios haría dos milagros: sacarnos a nosotros y darle el campeonato a River.

En cambio cuando nos enteramos que Nacional salió campeón, no fue tan eufórica la cosa. La mayoría éramos de Nacional y estábamos acostumbrados a ganar. Pero la verdad que el tema político y el tema fútbol uruguayo, o algún otro que hubiera producido irritaciones, estaba prohibido.

No voy a negar que entre nosotros hubo discusiones y algunas acaloradas. Pero a los diez minutos, así como se acostumbra en los vestuarios de cualquier deporte, uno le pedía disculpas al otro y el asunto terminaba. Política y Nacional-Peñarol eran temas prohibidos”.

Estas anécdotas no aparecen en la aclamada serie, pero enriquecen las múltiples historias que deparó aquel accidente en la Cordillera de Los Andes.