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Presidente no haga eso, no estamos preparados

02 de noviembre, 2018 - 18:09

Será un hecho inédito que Boca y River jueguen la final más importante de la historia de la Copa Libertadores. Es un tema del cual se hablará durante el resto del 2018. Y dará tela para cortar años y años, mientras este vigente la pasión por el fútbol.

El presidente de la Nación, Mauricio Macri, pidió que se disputara la Superfinal con público visitante. "Lo que vamos a vivir es una final histórica. También una oportunidad para demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Acordamos que va a haber visitantes", escribió el primer mandatario en su cuenta de Twiter.

Yo me pregunto después de la declaración del Presidente: ¿Están las condiciones de seguridad dadas para que los cuatro mil hinchas visitantes que puedan asistir al Monumental festejen la obtención del título? Es más, redoblo la apuesta. ¿El plantel de Boca podrá festejar en condiciones normales en el campo de juego del Monumental?

Señor Presidente sí el campeón es River ¿los hinchas Xeneizes se van a bancar los festejos en las tribunas de su clásico rival y la entrega de premios? ¿Y cómo van a reaccionar estos mismos cuando se retiren del Monumental? Son todas preguntas con marcados antecedentes que muestran que hoy no están las condiciones de seguridad dadas para que asista público visitante.

El último antecedente entre Boca y River fue en la Libertadores 2015. La revancha se definió en La Bombonera. Ese día los jugadores de River sufrieron el gas pimienta por parte de un grupo reducido de hinchas locales, lo que provocó que se suspenda el partido y la serie no pudo completarse. Un hecho que dejó una marca imborrable y oscureció los enfrentamientos entre ambos equipos. Se lo puede tomar como ejemplo de que las condiciones no están dadas para recibir público visitante, si antes no podemos controlar a parte de la parcialidad local.

Señor Presidente si no se pudo organizar a puertas abiertas un choque entre Newells y Central en Sarandí por Copa Argentina, como se podría organizar una Superfinal de alto riesgo si no estaban dadas las garantías para el clásico rosarino.

Más allá de que asista el público visitante será histórico desde todo punto de vista. Pasará a ser un antecedente que no se repetirá nunca más (igual en el fútbol de hoy nunca digas nunca) porque, además, será la despedida de una final a dos partidos, ya que el año que viene se jugará un sólo encuentro y en cancha neutral. También, marcará historia porque por primera vez dos clubes argentinos chocaron en una final en la Libertadores.

En principio, están programados los choques para el 10 de noviembre a las 16 en La Bombonera y la revancha el 24 a la misma hora en el Monumental. Pero ¿Por qué la Conmebol rompe las normas en la historia de la Libertadores y los encuentros pasan a jugarse los sábados? Para estas finales se reunió con el Ministerio de seguridad y la Asociación del Fútbol Argentino para determinar las fechas de los partidos.

A la Confederación Sudamericana de Fútbol no se le escapa una. Pensó muy bien los días para que se lleve a cabo estos partidos y decidió que fuesen días y horarios pocos habituales para encuentros de Libertadores.

Estamos acostumbrados a presenciar encuentros los miércoles y jueves por las noches y dependiendo siempre de la novela brasileña. Esta vez, pasará a jugarse sábado 10 y 24 a las 16 para vender los derechos de la transmisión de los partidos a Europa, Oceanía y el resto de América. Todo esto craneado por la Conmebol y avalado por la AFA y el ministerio de Seguridad, que hoy no garantiza que pueda haber público visitante.

Sin ir más lejos (y no me refiero a la distancia entre países) cuando el árbitro pite el inicio del partido en España serán las 20, en Italia la misma hora, en el Reino Unido cuatro horas más y en Israel marcará las 21. En Estados Unidos, más precisamente en Houston y Nueva York donde también hay filiales de Boca y River, serán dos horas menos. En Canadá, una menos y en México, tres. En Costa Rica serán las 13 y en Puerto Rico las 14. Son horarios muy accesibles para que los hinchas desparramados por el mundo puedan disfrutar del partido.

Señor Presidente despiértese de ese sueño de jugar con ambas parcialidades. Yo entiendo el deseo de ver a las dos hinchadas en un Estadio, de mostrar buenas imágenes hacías el Mundo y que vuelva el folclore que perdimos hace tiempo, pero es mejor prevenir que curar. Hoy la medida no es la correcta porque no estamos preparados como sociedad.