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El hombre que sabe mirar

Delfo Rodríguez tiene su espacio en el recién inaugurado Museo de Fotografía Máximo Arias. Luego de una noche de emociones fuertes, compartió sensaciones con El Ciudadano, lugar donde desarrolla su trabajo cada día

20 de mayo, 2018 - 17:56

Los fotógrafos son algo así como el subconsciente del periodismo. Es que mientras los periodistas recogen los testimonios, los datos y el pulso de lo que acontece, ellos revelan a través de su mirada aspectos que los otros no vemos: gestos, momentos, climas, hacen que siempre sus imágenes sean imprescindibles.

En sus palabras, "el reportero gráfico es aquel que actúa primero y después piensa", pero cuando se cuenta con el talento de fotógrafos de la talla de Delfo, entonces, la tarea resulta mucho más simple, completa y reveladora.

"Mi comienzo fue allá por el '79, cuando todavía estábamos en tiempos difíciles y hacíamos mucho periodismo barrial, pero mi ingreso a los medios empezó en el '84, en el diario Los Andes como cronista volante, trabajaba sábados y domingos, y fui haciendo toda mi carrera, hasta que cuando me fui era jefe de fotografía", recuerda a modo de repaso de una trayectoria que casi alcanza los 40 años. 

"Mi gran maestro en la fotografía fue Carlos Paredes, al que le decíamos cariñosamente El Indio, un tipo fantástico que me enseñó no solo los secretos de la profesión sino que humanamente era tremendo, un tipo generoso que me apoyó permanentemente y me enseñó muchísimo, de este homenaje de anoche creo que la mayor parte se la lleva él", señala Delfo, recordando con emoción, mientras se define como "un laburador de la fotografía", con una trayectoria que lo ha llevado a trabajar con su propia agencia, y también a ser parte del Grupo Cooperativa, con quien comparte el halago.

También en su trayectoria se encuentra la docencia, ya que ha dado clases en la Universidad Maza, en la Abierta Interamericana, en Eureka, en el Instituto San Martín, amén de muchos seminarios que ha llevado adelante no solo en Mendoza sino en otros lugares como Buenos Aires, Cuba, Rosario.

"Me siento bien con mi profesión, con lo que he elegido en la vida, con lo que amo y decidí ser", señala a modo de balance.

"Máximo Arias fue uno de los grandes documentalistas de Mendoza, una gran persona, un tipo muy derecho" señala sobre quien también supo ser su amigo.

"Fue un gran embajador de Mendoza, cuando comenzó a vender sus fotos fue algo maravilloso, porque la gente salía de la dirección de turismo y siempre le ofrecían lo mismo, pero en la esquina comenzaban a ver las fotos de Máximo y decían "yo quiero ir a ese lugar", y lo pedían en las agencias de turismo y comenzaban a armar paseos a esos lugares, la gente se maravillaba y la gente comenzó a conocer la otra Mendoza, la real, la más íntima. Creo que en el mundo debe haber muchísimas fotos de Máximo que mostraban la Mendoza verdadera", expresó Delfo.

Ahora, que una sala del nuevo museo lleva su nombre, la humildad lo sigue marcando, y con un "Yo no se si me merezco esto, no soy artista, para mí tiene otras connotaciones y he sido un laburante toda la vida. Aparte de la fotografía yo quise hacer algo por la fotografía, y así fue como organizamos talleres, seminarios, pero lo de anoche me sacudió las fibras más íntimas. No lo esperaba y no se si realmente soy merecedor de tamaña distinción, pero lo recibo con mucho beneplácito".

Así, con esa sencillez, concluye diciendo que el lugar deben cuidarlo, y si hay algo que tiene decidido es seguir transmitiendo lo que sabe. Nada más, pero nada menos.