Cualquiera que haya pasado tiempo en instalaciones con grandes ventanales puede decir que alguna vez vio a un ave estrellarse contra el vidrio limpio. Es que, a veces, los pájaros no logran distinguir que su dirección de vuelo apunta hacia este obstáculo tan difícil de distinguir para ellos, lo que lamentablemente termina por costarles la vida en muchos casos.
Sin embargo, este pobre hernerillo tuvo un golpe de suerte tras estrellarse contra una ventana, ya que rápidamente recibió el estímulo de un compañero que se acercó a proporcionarle auxilio.