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¿Qué hacer cuando alguien te ignora?

Ser ninguneado no es muy diferente a ser traicionado. Solo nos importa cuando viene de alguien cercano. Recibir una 'ducha de agua fría' por parte de algún  amigo o familia, representa una de las mejores lecciones que la vida nos puede regalar

Por Redacción

09 de diciembre, 2021 - 07:35

Es normal que te preguntes qué hacer cuando alguien te ignora de repente, pues la brusquedad del cambio en su comportamiento provoca, como poco, confusión. En estas situaciones es complicado seguir adelante, pues la ausencia de respuestas hace que te quedés estancado buscándolas.

Cuando esto ocurre, no queda más remedio que pasar directamente a reorganizar tu vida, pues no puedes obligar a nadie a comunicarse contigo si no quiere. Es difícil de asumir, pero también necesario para no estancarnos.

Las relaciones son complejas y mantenerlas requiere un trabajo consciente y constante. Sin embargo, hay ocasiones en las que se simplifican por sí mismas y somos nosotros los que las complicamos sin saberlo. Aquí te damos algunas ideas para manejar esta situación, tan compleja y simple a la vez.

 

Aquello que no puedes controlar

En el primer paso, separa aquellos aspectos de la situación que puedes controlar de aquellos de los que no. Vamos a comenzar con los que están fuera de tu alcance:

No podés controlar el interés que alguien tiene en ti: si alguien te ignora, es porque no tiene interés en relacionarse con vos. Sea de la forma que sea, y por las razones que sean, no importa cuánto intentes agradar a esa persona.

No podés obligar a nadie a comunicarse contigo: es duro, pero cierto. Aunque ignorar a alguien, de repente, sea un comportamiento emocionalmente irresponsable, no está en tu mano hacer que te cuente las razones de su desaparición.

Quizás tampoco podás evitar echar de menos a esa persona: aunque no sea responsable con vos y te haya hecho daño, probablemente tendrás que pasar por un proceso de duelo.
Los intereses y prioridades de las personas cambian, y contra eso no podés (ni debés) hacer nada. Por otro lado, no tenés la obligación de cubrir las necesidades de alguien ni de cambiar tu vida por otra persona. Esto nos lleva al siguiente punto: lo que sí sos capaz de controlar en la situación.

 

Lo que sí podés controlar cuando te ignoran

Como veías anteriormente, no está dentro de tus capacidades el meterte en la mente de otra persona y hacer que sienta interés por ti ni sea responsable con tus sentimientos. Sin embargo, en el momento en el que la situación de abandono irrumpe en tu vida, sí que hay aspectos que están bajo tu control:

Esperar un tiempo: es posible que la otra persona necesite un tiempo para recomponerse antes de hablar contigo, especialmente después de discusiones fuertes y otros conflictos de alta intensidad.

Evaluar qué puede haber motivado el alejamiento o la desaparición: cuidado, este punto no es para culpabilizarte. Se trata de, al menos, aprender de la situación y trabajar en aspectos personales que pudieran estar influyendo negativamente en la relación.

A enemigo que huye, puente de plata: quizás no podás evitar echar de menos a esa persona, pero sí perseguirla. No merece la pena buscar una y otra vez a alguien que no quiere ser encontrado, que se ha ido sin darte una explicación.


Estas son cinco maneras de lidiar con ese momento:

  • Dar espacio: no presionar por una respuesta o una explicación. Esta actitud proviene de mi orgullo herido en busca de respuestas. Si noto que alguien se está alejando de mi debo más bien preguntarme ¿Provoqué esta situación?. Evaluar diferentes puntos de vista: un adolescente en busca de cierta independencia no significa “ignorar a los padres”, si lo vemos desde su posición, nos daremos cuenta que solo está creciendo.
  • Escuchar el lenguaje no verbal: las palabras no son la única manera en la que alguien se expresa, podés notar el nivel de desapego con tan solo ver las señales. Por ejemplo, si alguien ya no te sonríe, o no mueve las manos al comunicarse contigo reflejando su bajo interés en estar frente a vos, podés saber que más allá de ignorarte, resiente algo que le pudiste haber hecho.
  • Esperar antes de confrontar: hasta que no te hayás sincerado con la pregunta ¿Provoqué esta situación? Es mejor no confrontar a quien te ignora. ¿De qué te sirve preguntar esto cuando puedes saber lo que ocurrió con una leve introspección? En algunos casos no debés confrontar por una respuesta, sino aceptar que te equivocaste y pedir perdón.
  • No encansillés a la persona: muchos tienden a juzgar a quien los ignora con frases como: “No sé, se alejó de mí porque es un idiota”, “Se molestó por tonterías”. Pero encasillar a alguien es la manera más directa, rápida y efectiva de matar cualquier intento de reconstruir una relación. Es común para personas a quienes se les dificulta expresar sus emociones encasillar a otro, esa es la forma en que evaden el aceptar cualquier tipo de responsabilidad en la situación. Como un padre pensando de su hijo: “él dejó de hablarme porque es un adolescente”, cuando la verdad absoluta es que ya no le habla porque lo vio engañando a su madre.
  • De la misma forma en que dos personas pueden alejarse, pueden reencontrarse. Pero este camino de reconstrucción demanda soltar el orgullo, los prejuicios y ‘mi verdad’, para permitirle a la relación, o lo que quede de ella, una oportunidad.

Fuentes: Huffpost y La mente es maravillosa