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¿Qué es la dermatitis atópica? Cerca del 30% de los niños la padecen

Esta patología cutánea se caracteriza por una picazón intensa. Cómo detectarla y acceder a un diagnóstico temprano 

Por Redacción

13 de septiembre, 2021 - 15:02

El 14 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Dermatitis Atópica, una de las enfermedades no contagiosas de la piel más frecuentes.

Se trata de una fecha que apunta a concientizar a la población sobre el impacto que tiene esta patología y la importancia de realizar diagnósticos tempranos. 

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica o recurrente, que puede tener una amplia gama de presentaciones.

La dermatitis atópica puede tornarse de moderada a severa.

 

Aunque también se presenta en adultos, es predominantemente en los niños. Según un informe presentado por Télamentre un 15% y un 30% de los menores tienen la enfermedad.

Esta manifestación dérmica puede también estar acompañada de otras comorbilidades, tales como asma, rinitis alérgica y alergia a alimentos.

Una encuesta demostró que los sentimientos principales experimentados en relación a esta enfermedad, durante la cuarentena, fueron: ansiedad (52,9%), angustia (43,2%), cansancio (40,4%) y desgaste (39,6%).

Además, el estudio reveló que un gran porcentaje de los diagnosticados discontinuó su tratamiento en pandemia.

 

Principales síntomas de la dermatitis atópica

  • Manchas de color rojo o marrón.
  • Piel seca, agrietada o escamosa.
  • Brotes recurrentes de eccemas (inflamación de la piel).
  • Prurito (picor o picazón intensa).
  • En los bebés pueden aparecer pequeñas protuberancias en las mejillas.

Manifestación en bebés.

 

Factores que pueden empeorar los síntomas

Según consignó Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, hay factores que pueden empeorar los síntomas de la dermatitis atópica.

Los mismos pueden ser:

  • Alergias al polen, el moho, los ácaros del polvo o los animales.
  • Resfriados y aire seco en el invierno.
  • Resfriados o la gripe.
  • Contacto con materiales irritantes y químicos.
  • Contacto con materiales ásperos como la lana.
  • Piel reseca.
  • Estrés emocional.
  • Resecamiento de la piel por tomar baños o duchas frecuentes o nadar con mucha frecuencia.
  • Enfriarse o acalorarse demasiado, al igual que cambios súbitos de temperatura.
  • Perfumes o tintes agregados a las lociones o jabones para la piel.