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Los colores y las emociones

Se asocian a patrones que el cerebro organiza de acuerdo a nuestras vivencias y a las influencias socioculturales. Es decir, no solo nos determina el aspecto psicobiológico

Por Redacción

28 de septiembre, 2021 - 08:56

¿Qué emoción te evoca el color azul? ¿Qué sensaciones te generaría en una habitación pintada de amarillo? Desde hace años, la ciencia afirma que los colores se asocian a patrones emocionales. Ahora bien, intentar comprender cómo nuestra consciencia interpreta este tipo de estímulos sigue siendo todo un desafío para los neurocientíficos.

Por ejemplo, ante las preguntas propuestas anteriormente, todo experto en interiorismo sabe que las tonalidades azules se asocian a la calma o que una habitación pintada de amarillo se relaciona con la positividad o el dinamismo. Sin embargo, un tono muy alto de amarillo produce ansiedad.

El color es una herramienta de comunicación capaz de inducir procesos emocionales e incluso fisiológicos. El hecho de que suceda esto no deja de ser fascinante. El color no es más que una percepción visual, es la respuesta de los fotorreceptores de la retina al discriminar las diferentes longitudes de onda del espectro electromagnético.

Cada color tiene un significado en nuestro subconsciente, a él le asociamos toda una serie de virtudes y valores que tienden a ir de la mano de la cultura en la que vivimos. Por ejemplo, mientras que en España el amarillo en ciertos ámbitos se considera un color de superstición, en Perú es el color con el que reciben la llegada del nuevo año para que éste les sea más próspero.

Por tanto, cada color tiene una capacidad de expresión, aporta un significado a la persona que lo está percibiendo y provoca una emoción, un reacción positiva o adversa dependiendo del caso.

Entonces, ¿qué ocurre en el cerebro desde que esas ondas electromagnéticas toman contacto con el ojo hasta evocar una emoción concreta?

 

Por qué los colores se asocian a patrones emocionales

Ya lo decía Goethe, hay colores que atraen por su gracia y otros que se rechazan con enfado. Hay algo en nuestro ‘equipaje’ psicobiológico que nos hace reaccionar de un modo u otro ante ciertas tonalidades de color. Sin embargo, dada la relevancia que tiene este tema en el campo de la publicidad, el arte e incluso el bienestar, hay algo interesante que cabe señalar sobre este tema.

 

Los conos, las células fotosensibles de nuestra retina

Los conos son células fotosensibles que se encuentran en la retina. Todos los vertebrados la tienen. Ahora bien, algo que ya se descubrió en los años 60 es que entre este tipo de células hay tres modalidades. Cada una de ellas está especializada en generar una serie de sensaciones cuando toman contacto con el color rojo, el verde y el azul.

Es decir, hay células fotosensibles que reaccionan induciendo sensaciones únicas solo ante tres tipos de colores primarios. Por ejemplo, una de esas células, conocidas como ‘tipo L’, se activa ante la onda de luz que genera el rojo. Esto se explica de un modo muy concreto.

El cerebro asocia el color rojo a eventos importantes, como es a la tonalidad de las heridas y la sangre. Ante este tipo de estímulos, el ser humano siempre ha tenido que reaccionar.

Por su parte, el verde y el azul se vinculan a la naturaleza. A escenarios que siempre nos han sido cercanos y familiares. Esto explica por qué esas tonalidades son tan básicas y nos hacen reaccionar como lo hacen.

 

Los colores se asocian a patrones emocionales debido a nuestras experiencias

En efecto, nuestras experiencias previas e incluso la propia cultura median en el modo en que percibimos los colores. Por ejemplo, en muchos países el color blanco se asocia a la pureza y la inocencia. Sin embargo, en ciertas áreas de Oriente, como China o Japón, este color se usa en ritos funerarios o durante el duelo por el fallecimiento de alguien.

La forma en que la sociedad nos hace ver un color concreto queda inculcada en nuestro registro emocional, como también lo hacen determinadas vivencias. Puede que el azul no nos guste porque era el tono de nuestro uniforme en el colegio o porque era quizá el color de la habitación del hospital donde estuvimos enfermos.

Los colores se asocian a patrones emocionales que el cerebro organiza de acuerdo a nuestras vivencias y a las influencias socioculturales. Es decir, no solo nos determina el aspecto psicobiológico.

Fuentes: La mente es maravillosa y CuerpoMente