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Dormir poco crea falsos recuerdos

La privación del sueño se usó durante mucho tiempo como mecanismo de tortura. No solo se producen fallos de memoria, sino que pueden aparecer alucinaciones

Por Redacción

03 de agosto, 2021 - 08:44

Todos hemos dudado alguna vez de nuestros propios recuerdos. En ocasiones, nos vemos incluso discutiendo con alguien sobre ciertos episodios, preguntándonos incluso si nuestra pareja, familia y amigos nos están tomando el pelo. En este sentido, lo cierto es que pocas realidades son más incómodas que alguien nos diga aquello de, “pero, ¿qué estás diciendo? No, eso nunca ha pasado”.

 

¿Estamos perdiendo facultades? 

Ante estas experiencias lo más importante es realizar un pequeño sondeo sobre nuestros hábitos de vida. El estrés, por ejemplo, afecta a la memoria como también lo hace la falta de descanso nocturno. Es necesario que tomemos plena conciencia sobre cómo el sueño se alza como uno de los mejores aliados para la salud cerebral.

Sin embargo, alguien con problemas de insomnio siempre tendrá dificultades a la hora de recuperar un dato o una información concreta. En este caso, puede pensar que ese taller se lo recomendó un compañero de trabajo y no su hermano. Estamos recurriendo, por tanto, a un falso recuerdo.

¿Por qué sucede esto? ¿A qué se deben estos eventos tan desgastantes mentalmente?

 

El cerebro y el descanso nocturno

La Universidad de Duke realizó un interesante estudio en el 2016. Tener presente que dormir poco crea falsos recuerdos es algo que todos deberíamos saber desde edades tempranas. Un ejemplo, algo que puso en evidencia este trabajo es que en muchos países los adolescentes duermen menos de las ocho a diez horas recomendadas para su edad. Y esto, tiene un impacto en su rendimiento académico.

Sin embargo, ese impacto es mayor a medida que avanzamos en las diferentes cohortes de edad. El cerebro necesita que durmamos de media unas siete u ocho horas para poder llevar a cabo tareas de almacenaje, gestión y depuración de datos. Si no alcanzamos la fase REM, muchas de esas funciones no se llevan a cabo con efectividad.

Dicho de otro modo, el sueño nocturno nos confiere las condiciones neurobiológicas perfectas para la correcta consolidación de los recuerdos a corto y largo plazo. Dormir poco altera su recuperación.

La consecuencia de ese desajuste es evidente: ante la necesidad de evocar nuestras experiencias pasadas, el cerebro no tiene más remedio que inventarlas. Su impulso siempre será el de ‘rellenar huecos’. Trabajos de la Universidad de Lübeck, en Alemania, destacan incluso que muchas personas afirman hechos con una gran confianza sin sospechar que eso que evocan nunca sucedió en realidad…

 

Las siestas y el ‘efecto matrix’

Puesto que sabemos que dormir poco crea falsos recuerdos, lo más probable es que más de uno se diga aquello de “puesto que no duermo por la noche, intentaré hacer siestas a media tarde”. No es una buena idea (no al menos en cuanto al factor memoria se refiere). Los investigadores y expertos en higiene del sueño nos indican algo llamativo e interesante a la vez.

Es cierto que dormir durante un corto periodo de tiempo después de las comidas relaja y favorece el estado de alerta. Ahora bien, el problema llega cuando dormimos poco durante la noche y alargamos en exceso las siestas a medio día. Es entonces cuando aparece el conocido como ‘efecto Matrix’.

La siesta genera unos patrones del sueño poco idóneos para fijar recuerdos nuevos. El cerebro trabaja durante esos estados a ráfagas y, en lugar de guardar datos en la memoria a largo plazo, los transforma. Crea recuerdos falsos distorsionando las experiencias vividas. 

Si bien es cierto que las siestas pueden contribuir al descanso físico, lo cierto es que no contribuyen a cuidar de nuestra memoria ni a consolidar recuerdos nuevos.

 

La importancia de dormir por la noche

La privación del sueño se ha usado durante mucho tiempo como mecanismo de tortura. El efecto que tiene sobre el cerebro es inmenso. No solo se producen fallos de memoria, sino que además, pueden aparecer alucinaciones. Es imprescindible por tanto, cuidar de una correcta higiene del descanso, teniendo claro un sencillo aspecto:

• El cerebro necesita que durmamos por la noche entre 7 y 8 horas de manera más o menos sostenida. No vale con dormir por el día. Tampoco son saludables los despertares frecuentes.

• En caso de que llevemos varias semanas padeciendo insomnio, no dudemos en solicitar ayuda experta. Nuestra salud física y psicológica dependen del correcto descanso nocturno.