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Cómo tratar con personas anuladoras

Suelen enfocar sus neurosis en quienes se muestran vulnerables o con dificultades de asertividad. Realizan acciones que diluyen a los demás

Por Redacción

16 de septiembre, 2021 - 08:26

Una persona anuladora es aquella que tiene por costumbre bloquear o minusvalorar a los demás. No es una categoría clínica como tal ni tampoco un diagnóstico, sino un perfil que incluye rasgos bien delimitados, por lo cual es posible diferenciarlo de otros.

Como el nombre lo indica, la persona anuladora realiza acciones que borran o diluyen a los demás. No siempre lo hace de forma directa o explícita, sino que a veces roe de manera sutil, de tal modo que quienes le rodean terminan sintiéndose mal consigo mismos o poniéndose al margen, sin saber muy bien cómo o por qué.

La persona anuladora no corresponde estrictamente a un caso de narcisismo patológico, pero sí se le parece mucho. Su elemento distintivo es el de querer sobresalir, y la manera para lograrlo es disminuyendo a los demás. Incluso las personas equilibradas y asertivas tienen dificultades para ponerles límite. Sus principales características son las siguientes.

 

1. Proyecta sus defectos

La persona anuladora está continuamente a la caza de errores o defectos en los demás. No va a perder oportunidad para remarcar cualquier equivocación o vacío que tengan los otros. A veces, lo hace de forma directa, pero es más común que se valga de sutilezas o insinuaciones.

Lo más curioso es que con frecuencia acusan a los demás de lo mismo que ellos hacen. Por ejemplo, no es raro que le digan a otro: “Parece que siempre estás viendo los defectos en los demás y no sus virtudes”. Ellos no hacen otra cosa; sin embargo, en ellos, no lo ven. En una palabra: proyectan.

 

2. Rara vez les dan la razón a los demás

Otro de los rasgos de las personas anuladoras es que les gusta plantear debates innecesarios, pero, sobre todo, contradictorios. Emplean el contrapunteo para darles un mensaje a los demás: nunca tienen la razón. Por supuesto, ellos mismos sí la tienen siempre.

Les gusta el debate, la confrontación y por eso defienden con frecuencia posturas en las que en realidad no creen. No dejan hablar a los demás, sacan argumentos de todas partes, buscan que el otro se quede en silencio. Mañana pueden defender la posición opuesta con la misma vehemencia.

 

3. Son competitivas en exceso

Lo malo no es que las personas anuladoras sean excesivamente competitivas, sino que casi nunca compiten de la manera más leal. Sus objetivos no es ganar en algún terreno y demostrar que tienen más capacidades que otros. El propósito que mueve a este tipo de personas es lograr que los demás pierdan.

Así pues, no les interesa tanto ganar como lograr que otros prueben el sabor de la derrota. Por eso, tienen el hábito de criticar absolutamente todo lo que hacen y dicen los demás. “¿Estás estrenando medias? Lástima que no sean de las que absorben la transpiración, como estas que traigo puestos”. Así operan: descalificando a los demás, casi con condescendencia.

 

4. Narcisismo, un rasgo de la persona anuladora

Es obvio que las personas anuladoras tienen rasgos narcisistas bien marcados. Eso sí, no son del tipo narcisista que se conforma con autoexaltarse a toda hora y ufanarse de lo que hace o no hace. No. Estos necesitan, sí o sí, minimizar a los demás. La comparación continua es su arma favorita.

Este es el tipo de personas que se pone a sí misma como ejemplo de todo lo bueno, acertado, inteligente y extraordinario. Acto seguido, le recuerda a los demás que están por debajo, al menos desde su perspectiva. Si alguien dice: “He tenido problemas para manejar esa aplicación”, el anulador salta para señalar, “por Dios, pero sí es muy sencillo. Yo conozco muy bien esa aplicación y es de las fáciles”.

 

5. Falsa solidaridad

Aunque parezca contradictorio, la persona anuladora muchas veces ayuda a otros con el fin de minimizarlos. La solidaridad se basa en el hecho de que una persona está en apuros porque algo lo desborda, en alguna medida. Otro, entonces, le ayuda a superar el impasse, bien sea por principios o por afecto.

Las personas anuladoras ayudan a los demás para situarse en una situación superior, pero, sobre todo, para que quienes reciben ese “beneficio” se sientan inferiores y sientan que necesitan más apoyo. No buscan que el otro supere su dificultad, sino que reafirme su problema. “No te preocupés, yo lo hago por vos. Sé que no sabes hacerlo”.

Casi todos hemos tenido que tolerar a personas de este estilo. Si se pueden ignorar, mucho mejor, pero a veces justo se trata de alguien a quien tenemos que frecuentar. En esos casos, hay que ponerles límites. Si no sabés cómo, quizás necesités desarrollar algunas habilidades y un psicólogo puede ayudarte con eso.