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Ayudar a los que asisten: los riesgos de quienes cuidan a familiares enfermos

A veces nos llega un camino que no elegimos pero debemos recorrer. ¿Estamos preparados para convertirnos en enfermeros de corazón?

04 de diciembre, 2019 - 08:30

El filósofo romano Lucio Anneo Séneca dijo: "No hay mejor cosa para un enfermo que ser curado por un médico de su propia elección". Por otro lado, Nikolai Lenin expresó: "La cosa más importante en la enfermedad es no perder nunca el corazón".

Cada uno de nosotros nos preparamos en la vida para desarrollar diferentes actividades como también profesiones. Estudiamos y nos especializamos en diversas temáticas, relacionadas a las cosas que nos apasionan pero ninguna persona, salvo que así lo elija por profesión, se prepara para convertirse en enfermero, médico, psicólogo o cualquier otra rama de la medicina. El momento llega cuando uno menos lo espera y la vida sorprende a algún ser querido con una enfermedad que implica ciertos cuidados y en algunos casos depender de otra persona.

Cuidar a los que cuidan: ¿Quién ayuda a los "enfermeros del corazón"?

Una vez que nos encontramos con esta realidad, la misma necesidad y desesperación por mejorarle la calidad de vida a ese familiar nos hace convertirnos en el médico de mayor confianza para esa persona. 

Paula D´Ambrosio es una reconocida periodista de Telenueve Central, noticiero emitido por Canal 9 de Buenos Aires, pero como cada uno de nosotros antes de ser profesional es persona y le tocó atravesar una historia particular con su mama, la cual compartió con este medio.

En el 2010 su madre, Cristina Covelo, sufrió una enfermedad diagnosticada por los médicos llamada carcinoma escamoso (el cáncer se puede originar en las células escamosas de cualquier lugar del cuerpo y hacer metástasis a través de la sangre o el sistema linfático hasta otras partes del cuerpo. Algunos de los órganos con células escamosas son el esófago, los pulmones, los riñones y el útero). Después de varias consultas con una serie de especialistas realizó varias terapias, alrededor de cuatro años. 

Paula y su madre

"En los primeros años fue una revolución porque uno se empieza a convertir en padre de sus padres y yo creí que eso iba a suceder mucho después. Eso fue shockeante para mi" comenzó relatando Paula sobre el inicio de este proceso. 

"Me encontré con un mundo de adversidades y empecé a formarme en un montón de cosas que no tenía la menor idea. Terminas entendiendo los paso a paso de las terapias, el porqué de los cambios de humor, cómo va a tener que alimentarse y un montón de cosas de medicina que jamás imaginaste. Ella si bien ponía la fuerza del cuerpo buscaba en mí la decisión final y yo sentí una gran responsabilidad".

Madre e hija disfrutando de sus vacaciones

Al ser consultada sobre cómo fue llevar adelante las diferentes situaciones que les tocó vivir a ambas, en donde había que tomar decisiones y sin tanto tiempo para analizar, la comunicadora comentó que "fue complicado porque investigue sobre muchos tratamientos y descarté millones de ideas pero te queda ese sabor amargo porque pensás que debería haberlo hecho igual aunque después evaluas que no porque a nivel general hiciste todo bien. Pero te planteas un montón de cosas y te arrepentís de no haberla llevada a tal o cual cirujano."

"Te preguntas si hiciste bien o no a pesar de que ya no está"

Haciendo hincapié en su entorno durante esos momentos difíciles, Paula detalló que "jamás estuve sola". Tuvo la suerte de contar con amigos "que se disfrazaron de psicólogos y cuando los necesité estuvieron siempre" como también enfermeras que la cuidaban de noche para brindarle mejor atención. "Muchas veces ella misma llamaba a mis amigas para que vinieran a buscarme y sacarme porque me veía mal" recordó.

Cristina disfrutando la compañía de su familia

"La persona que está enferma se da cuenta del sacrificio que uno hace, lo valora lo que pasa es que a veces no lo puede decir o está tan abrumado que no puede. A veces no hay que esperar el agradecimiento, simplemente con un beso, una mirada o una risa te das cuenta que lo está valorando" expresó la periodista.

Sus miedos durante la enfermedad

A la hora de expresar sus miedos y temores que le ocasionó el hecho de ser la cuidadora de su madre, Paula fue tajante y dijo que "tuve mucho enojo, me enojé con la enfermedad, me enojé con mamá y me duró mucho. No podía razonar la enfermedad, después pasé a la angustia por todo lo que iba a venir y después los miedos se modificaron de acuerdo a cada tratamiento."

"Mi miedo era cómo voy a hacer para que ella se sienta bien"

Buscar lo bueno dentro de lo malo

"Nos fuimos de vacaciones juntas a Brasil, intentamos ir al cine, al teatro, ir a comer afuera e intentar hacer una vida normal hasta que la enfermedad lo permitió" detalló sobre las actividades que hacía junto a su madre para poder provocarle una sonrisa y hacer todo mas ameno. 

"La gente que amamos, se lleva una parte de uno"

Lo que aprendió

A la hora de responder cuáles fueron las enseñanzas que le dejó haber vivido todo el proceso de la enfermedad junto a su madre y familiares, la comunicadora fue muy puntual y expresó: "Me enseñó no tenerle miedo a la palabra cáncer ni tampoco a la enfermedad." 

"La enfermedad de mi mamá me enseñó a nombrarla. También que soy más fuerte de lo que creía, como que también hay situaciones que crees que te dejan devastados y no das más pero sacas fuerzas y logras salir para seguir con tu vida normal."

Cómo ayudar a quienes cuidan

Son muchas las personas que atraviesan historias como las de Paula y que ingresan en un estado de estrés debido a que no saben cómo reaccionar frente a muchas situaciones o simplemente bajan los brazos por la presión que genera ese mal momento y la enfermedad.

Por eso es recomendable que la persona encargada de cuidar a un ser querido tome ciertas precauciones para no sufrir a su vez problemas de salud y poder llevar a cabo el cuidado junto al resto de sus actividades, que por cierto no cesan. 

  • Pedir ayuda (fundamental)
  • Autocuidarse
  • Acudir a terapia

De esta manera se pueden evitar problemas que comenzarán con síntomas psicofísicos que pueden terminar en una depresión o lo que es peor un ACV (accidente cerebro vascular)

El camino no es nada fácil, mucho menos la decisión pero el amor es más fuerte y poderoso que cualquier enfermedad, eso si... Hay que estar en condiciones para afrontarlo.