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¿Se puede vivir sin amigos?

¿Tiene esto alguna consecuencia para nuestra salud psicológica? Al día de hoy, son muchas las personas que pasan sus días sin contar con la conexión y confianza de otros

Por Redacción

03 de septiembre, 2020 - 07:54

¿Se puede vivir sin amigos? Ante esta pregunta lo más probable es que más de uno diga: “¡claro que se puede! Yo lo hago, no tengo amigos y estoy vivo”. Es cierto, a uno no le va a faltar el oxígeno por no disponer de lazos sociales, no se para el corazón ni nos difuminamos llevados por el viento solo por esta razón. Sin embargo, ¿cómo se vive sin ellos?, ¿experimentamos bienestar o nos atenaza de vez en cuando el pinchazo del vacío?

En efecto, queda claro que nadie pierde la vida por no disponer, como mínimo, de un amigo. No obstante, en muchos casos, se llega a percibir este hecho con cierta tristeza, decepción y desánimo. Basta con decir que una de las razones por las que la gente acude a terapia es por la sensación de soledad, por no lograr construir lazos sociales sólidos y no disponer de alguien con quien hablar, reír y compartir buenos instantes vitales.

Las personas somos seres sociales y el cerebro necesita esa interacción de calidad con los iguales para disfrutar de las emociones positivas, sentirnos validados y encontrar seguridad. Ahora bien, como se señala desde la psicología evolutiva, tener amigos no es necesario para nuestra supervivencia, pero hace que la vida tenga mayor calidad y que alcancemos, de vez en cuando, la felicidad.

A menudo suele decirse que la calidad de nuestras relaciones sociales se nutre de aquello que hayamos vivido en el seno familiar. Ahora bien, esto no es del todo cierto.

Hay quien cuenta con un pasado traumático debido a unos progenitores abusivos o faltos de afecto y, sin embargo, ha construido su verdadera familia con los lazos de amistad. A veces, incluso sucede a la inversa: tener una familia afectuosa no garantiza en todos los casos que logremos unas amistades sólidas.

Por otro lado, y más allá de todo esto, nadie puede negar que los buenos amigos dan color a la vida. Son hallazgos casuales que, a diferencia de la familia, no nos vienen dados. Y casi sin saber cómo, se convierten en cómplices, en tesoros inesperados que viajan con nosotros durante una época determinada o, a veces, para siempre. Hay amigos que vienen y van, es cierto, amistades falsas y amistades que nos hacen mejor persona.

Sin embargo, hay quien por falta habilidades sociales o también por acumular más de alguna decepción lleva tiempo sin contar con estas figuras. La pregunta por tanto es: ¿se puede vivir sin amigos?

 

Somos una sociedad cada vez más individualista

Se puede vivir sin amigos, así es. De hecho, en un trabajo de investigación realizado en la Universidad de Arizona por las doctoras Melika Demir y Ingrid Davidson se demostró algo interesante que nos invita a reflexionar. Se descubrió que, efectivamente, las amistades son una variable para experimentar felicidad, sin embargo, no es este factor el más importante de media para las personas.

Lo más decisivo es la satisfacción de las necesidades básicas y también la sensación de competencia. Sentirnos independientes, tener cubiertos aspectos básicos como la alimentación, el trabajo, la vivienda o incluso el tener pareja es más deseable. Asimismo, se añade otro factor y es el de las ‘relaciones líquidas’.

Como bien diría el filósofo y sociólogo Zygmunt Bauman, la sociedad es cada vez más individualista. Esto hace que los vínculos sean más frágiles, poco confiables y hasta escurridizos. Los amigos vienen y van, rara vez duran y aunque esto pueda generar desafección, hay quien se acostumbra a ello.

Sin embargo, no es lo normal ni tampoco lo recomendable. Es más, hay un dato que deberíamos tener en cuenta: los suicidios son cada vez más frecuentes en esta sociedad individualista y de relaciones frágiles. El hecho de no tener amigos no nos mata por sí mismo, es cierto, pero hace la vida más dura.