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Radio en Instagram: un sapo de otro pozo

21 de abril, 2020 - 19:18

Como esto no es una columna que suelo hacer para algún medio, voy a ir escribiendo más por sensaciones que por reglas periodísticas. Así que sin bajada creo que este primer párrafo servirá para arrancar.

Hay dos situaciones que quiero poner sobre la mesa: la primera es la cantidad de amantes de la radio, ya sea locutores, trabajadores o simplemente oyentes y por otro la cuarentena obligatoria por el Covid 19.

Escucho radio todos los días de mi vida. Pero no es adorno, es posta. No hay día que no escuche radio. Dónde? en el auto, en una app, en un navegador y hasta en una Philips Spatial Stereo que funciona de lujo. No hace falta saber mucho pero sí zambullirse en internet para saber que la radio en Argentina fue pionera en transmisiones, de programas, deportes, teatro y miles de cosas que acompañaron a una sociedad que amó la radio y la sigue amando.

La situación con la cuarentena fue un STOP en seco para muchas industrias y yo que todas las mañanas escucho un rato a Pergolini en Vorterix, otro tanto más a Andy Kuznetzoff con Perros de la calle en Metro y algún poco de zapping  local con La Coope, CNN y MDZ me pregunté que iba a pasar.

Curiosamente Perros empezó a transmitir desde las casas de los conductores con un operador en la radio, algunos vivos sin mucha producción de otras radios, pero nadie además de las que ya salen por streaming enchufó todo y salió por un celular. Si así como suena.

Compré equipos con anterioridad (Micrófonos condenser, placa, cables, pies, etc) me volví loco para que el Iphone tomara una ficha, tuve que comprar un iRig (aparato para enchufar una guitarra a un iphone) rabié, me enojé y puteé mucho porque tenía la idea de poder hacer un programa de radio en esta cuarentena, que saliera por Instagram pero que el resto de las cosas de la radio como  mensajes, audios, música, llamados, también salieran por ahí. Y qué creen qué pasó? Terminé lográndolo.

Cada día a las 20 hago Cuarentena desde casa, no es el nombre del programa pero el los flyers quedó así. Un programa de 90 minutos. Por qué 90? por el tiempo que tenían grabado en el cartón envoltorio los viejos VHS. De ahí salió el tiempo pero como siempre, de la idea a la práctica hay un abismo. Instagram permite en su transmisión solo 60 minutos. Así que en general es media hora de programa, media de entrevista, corte y nueva transmisión de media hora de música.

La idea fue tomando forma y sin sentirme el inventor de la pólvora, me alegra mucho haber podido hacer realidad este programa, que hago para mi, pero para acompañar a quiénes están en casa en cuarentena. Sale en una plataforma no preparada para ello (problemas de copywriting, derechos, tiempo formato y otras cosas que no voy a desarrollar acá) en donde la gente no espera escuchar a un conductor y mucho menos verle la cara y menos si es la mía que no es muy agraciada, pero en una plataforma en donde pasan cosas, y si pasan cosas hay que hacer cosas. Pasaron en las primeras semanas referentes, políticos y hasta la nueva chica ruda de La Casa de Papel, Sheila la serbia.