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Dura advertencia del hombre que sacó a la Argentina de la crisis del 2001

El exministro de Economía Roberto Lavagna emitió un comunicado pidiendo profundos cambios para superar el difícil trance socioeconómico y político que arrastra el país desde hace décadas

28 de diciembre, 2020 - 07:50

Un número importante de periodistas de todo el país recibimos el lapidario documento de Roberto Lavagna sobre su mirada de lo que hoy le pasa a la Argentina tras más de un año de haberse llamado a silencio, cuando la ciudadanía argentina no le permitió competir por la presidencia de la Nación.

El hombre que fue clave para salir de la profunda y traumática crisis económica que vivió y sufrió el país en el año 2001, tiene todos los pergaminos y la autoridad moral política para expedirse por lo que hoy le pasa a la Nación, porque fue preciso para indicarle al hombre que volcó en él todo el poder de la Argentina, al momento de encontrar las soluciones que el difícil momento requería que llegasen.

Eduardo Duhalde jugó su presidencia provisional, su prestigio político y el destino del país con todos los caminos que Roberto Lavagna le indicó debían tomarse rápidamente y superar un dramático momento que de la noche a la mañana socavó con mucha preocupación las estructuras políticas, sociales y económicas de todos los argentinos.

Una titánica obra que hasta ahora no le reconoce el grueso de una Nación, más proclive a estar atada a fanatismo de los liderazgos políticos. Por eso, quizá esto último lo tiene como figura principal al extinto presidente Néstor Kirchner como autor de lo que no fue autor, porque el autor fue Roberto Lavagna, algo que quedó en evidencia, cuando el exministro de economía dejó el gobierno, por motivos que en aquel entonces no quedaron claros y la historia reciente los aclaró, no sería cómplice de las maniobras de alta corrupción que comenzaban a producirse con los dineros públicos de los argentinos.

El tiempo pasó vertiginosamente para todos los que habitamos la Argentina y los problemas socioeconómicos se fueron acrecentando con Cristina Kirchner, con Mauricio Macri y ahora con Alberto Fernández, por eso para algunos analistas de la política era momento que hablara a la Nación un hombre muy importante de su historia que sobrepasa las trascendentes figuras de otros economistas, sociólogos y políticos con valor para el país.

 

Los argentinos necesitamos una bocanada de aire fresco

El análisis en forma de carta a los argentinos que Roberto Lavagna envió a los periodistas se llevó inmediatamente a las redes sociales, un correcto proceder que debía esperarse de un hombre que se ha empecinado en dar testimonio de transparencia política, en un tiempo y en un país necesitado de ella.

Con el título Llegó la hora, no más excusas, el hombre que solo sabe de aplicar las políticas económicas y de financias con única dirección, la gente, expresó: “Entramos en la semana final de un muy difícil 2020. La acumulación de diez años de estancamiento, incluso retroceso económico y la pandemia, han puesto a los argentinos todos en una difícil encrucijada”.

Inmediatamente agregó sin titubeo alguno, su visión de lo que él ve del país y lo que se debería hacer para recuperarlo: “El fracaso de las políticas populistas, por un lado, o de ajuste por el otro, más la parálisis derivada de la pandemia, han llevado la realidad socioeconómica a niveles insostenibles como lo exponen las cifras de pobreza e indigencia, tanto del INDEC como del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA)”.

Para Lavagna es sumamente importante “poner a la creación del trabajo privado como objetivo central, protegiendo derechos adquiridos, pero incorporando a la mayoría que hoy está excluida, sin derecho alguno, a formas modernas de empleo”.

Al mismo tiempo considera, “darle a la inversión y a la búsqueda de productividad un papel central en la solución al estancamiento y empobrecimiento de los argentinos”.

El economista pensó en todos los sectores, sobre todo los vulnerables, por eso expresó también, “dar equidad al sistema jubilatorio de quienes menos ganan haciendo ajustes diferentes a las jubilaciones y pensiones más altas, de modo de reducir las abismales diferencias que hoy existen entre la mínima y los sistemas de privilegio. Esto implica tanto regímenes nacionales como los inevitables cambios en sistemas provinciales, ampliamente deficitarios y cargados de privilegios”.

 

Los políticos, en estas horas, deben mostrar señales al país

Señalando su amplia visión en los problemas que solo interesan a la gente, Lavagna, indicó: “Empezar ya con un proceso, que llevará tiempo, pero que no puede postergarse, de bajar los costos de funcionamiento del sistema político. Cámaras más reducidas en cuanto al número de miembros, legislativos provinciales unicamerales, concejos deliberantes marcadamente más reducidos, límites estrictos al número de asesores. El efecto no es solo de ahorro y mejor uso de recursos, sino que ayudará a la reconciliación de la política con los que más necesitan. Modificar conductas y valores es central en un proceso de cambio”.

Evitar que el empleo público siga creciendo allí donde no debe. Creció en alrededor de un millón de personas en 15 años. Reeducar, redistribuir, penalizar el intervencionismo inútil y burocrático. En definitiva, darle más poder a los ciudadanos y menos a las estructuras, gerenciales, sindicales y a las alianzas espurias entre el Estado y pseudo empresarios”, destacó.

Además, señaló sin titubeos que hay que “desarmar progresivamente el sistema de subsidios que privilegia la concentración en Capital y el Gran Buenos Aires, porque vacía el interior del país. Es imperioso re-federalizar la Nación. Hay que empezar con el proceso de transformación territorial, sin intervenciones asfixiantes, sino con reglas de juego justas”.

Para Lavagna: “Los argentinos necesitamos una bocanada de aire fresco, de mayor libertad para movernos con creatividad, para ser productivos, no para buscar mañosamente rentas que se le extraen al Estado que debe ocuparse sí de educación, salud, de crear igualdad de oportunidades, seguridad, ciencia y tecnología”.

Es posible construir en 20 años una sociedad argentina que valga la pena, muy diferente de la que hoy tenemos y mucho más de la que tendremos si no revertimos la decadencia, si no cambiamos, todos, empezando por la dirigencia definida en el sentido amplio”.

Por eso, finalmente destacó, “Muchos de estos cambios los venimos proponiendo desde hace tiempo, pero la sociedad parece aturdida por los gritos de dos modelos que definimos –por consenso– como partes de ‘la grieta’. Para avanzar hay que identificar a quienes ya han sido incapaces, cada uno a su turno, de empezar a revertir el retroceso y encaminarnos hacia la recuperación y el crecimiento”.