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Comparar a Kirchner con Alfonsín es ensuciar la historia

Días atrás se recordó nuevamente a Raúl Alfonsín con muchos actos en todo el territorio nacional. Lo increíble es que no fueron pocos los que en forma simultánea o en los mismos lugares, como Concejos Deliberantes o Legislaturas, incluida la de Mendoza, recordaron al mismo tiempo al extinto presidente Néstor Kirchner a ocho años de su muerte.

05 de noviembre, 2018 - 07:20

Se han cumplido 35 años del retorno formal a la democracia. De aquella vez que se desempolvaron las urnas que el autoritarismo marcial quiso sepultar bajo rigor de sangre. De ese maravilloso y luminoso domingo donde todo un país sufragaba nuevamente tras  larga y mortal noche de la dictadura. Treinta y cinco años desde que el soberano pueblo de la Nación consagraba a Raúl Ricardo Alfonsín presidente de la República Argentina.

Ese sublime momento ya se ubicó en un espacio especial de la vida de nuestro país. Con un hombre, que más allá de sus ideales doctrinarios, pensó en toda la nación. Sin mezquindades, sin especulaciones y con mucho compromiso.

Él sabía que no podía ser de otra manera, porque se estaba cimentando la perpetuidad democrática, “para todos los tiempos que vienen”, repitió hasta el cansancio el primer presidente. Su conducta y sus decisiones se mostraron así, para que no haya dudas del rumbo que convocaba a los argentinos.

Un gran aspecto, que ni siquiera su fracaso económico, pudieron ensombrecer, más allá de los 13 paros que le hicieron, la hiperinflación, los saqueos a los supermercados y el adelantamiento de la entrega del mando presidencial a su sucesor. Nada de todo eso, que fue muy grave, pudo ensombrecer la figura y el ejemplo de honorable ciudadano, con el que la historia lo distinguió, enviándolo a la galería de los destacados a no olvidar.

Alfonsín eclipsó a todo militante de su partido, más allá que la Unión Cívica Radical tuvo buenos dirigentes a través de la historia que vino tras él. Pero también tuvo aquellos que se posicionaron muy lejos del ejemplo Alfonsín. Desde los que negociaron una concertación tramposa que tentó con cargos el kirchnerismo para debilitarlos, hasta los que se tuvieron que ir con un desastre económico y de corrupción que desembocó en la grave crisis del 2001, con un Fernando de la Rúa en las antípodas de Alfonsín.

Para completarla, con muchos Leopoldo Moreau que descaradamente vendieron sus almas políticas al kirchnerismo, defendiendo corrupción, antinomias y destrucción de las instituciones. Un todo que solo hizo que la figura de Alfonsín se irguiera aún más en la consciencia colectiva de Argentina.

Hace poco se lo recordó nuevamente y surgieron muchos actos en todo el territorio nacional. Lo increíble es que no fueron pocos los que en forma simultánea o en los mismos lugares, como Concejos Deliberantes o Legislaturas, incluida la de Mendoza, recordaron al mismo tiempo al extinto presidente Néstor Kirchner a 8 años de su muerte.

Entonces, el pueblo de la Nación tuvo que escuchar que se intentaba ponderar la figura de Kirchner, equiparándola a esa estela luminosa que dejó Alfonsín. Como para que la figura del mandatario justicialista sea lavada con su muerte en solo aquellas frases, discursos y expresiones que dejó en su administración presidencial, y nada más.

Mucho se preguntarán si recordar está mal; la respuesta es: para nada. Porque ambos presidentes fueron fruto del ejercicio pleno de la democracia. Les asiste que la gente o los dirigentes de sus partidos los recuerden.

Sucede que mientras se conmemoraban los 35 años del retorno a esa democracia, al primer presidente e intentaba limpiar la memoria de Kirchner, se iniciaba el juicio a Lázaro Báez, principal testaferro del mayor robo de la historia.

El juicio por la promocionada "ruta del dinero K” contiene la abultada investigación por millones de dólares y miles de millones de pesos. Solo una parte es el equivalente a un lapidario PBI, que implican US$ 36.000 millones. Imponente cifra desperdigada en cuentas en el exterior, propiedades, vehículos, aviones, empresas y todo lo que pudo comprar una banda organizada dentro del poder del estado, quienes lo gobernaron durante 12 años.

Resulta difícil entender la maquiavélica maniobra mediática para opacar y ocultar el primer juicio a los que produjeron el mayor desfalco de la Nación bajo la protección y mandato de Néstor Kirchner, y al mismo tiempo se recordaran los 35 años de democracia y a Raúl Ricardo Alfonsín. El mismo dirigente que llegó a las páginas doradas donde solo están los hombres que le hicieron muy bien a la Argentina, o aquellos próceres como San Martín, Belgrano, Sarmiento, Güemes y otros.

El extinto primer mandatario de la democracia murió en ese departamento que compró con sus escasos bienes de vida y fue a un añejo panteón familiar. El otro presidente paralizó al país con un duelo de días y un cortejo que terminó en un fastuoso mausoleo hecho a medida y absolutamente sospechado.

Uno dejó enseñanzas democráticas y republicanas. Respeto al disenso, a las leyes, a las instituciones, a la Constitución, a la división de poderes y a los fondos públicos de todos y cada uno de los ciudadanos.

El otro, la borocotización de la política, antinomias, sectarismos y el mayor número de juicios por corrupción, con políticos y empresarios presos y procesados que esperan ser juzgados por esa dantesca orgía con los bienes de la Argentina.

 

Quizá no fue de todo mal que pasará lo que pasó en los hechos puntualizados de estos días. Porque a lo mejor la historia desde la figura de Alfonsín nos legó un bono extra para que les quede claro a los pocos que todavía no creen o no sintieron el rigor de qué se habla, cuando se habla de corrupción y daño a las instituciones de la nación en los últimos 15 años. Es sentir mucha vergüenza cuando, al pretender comparar a Néstor Carlos Kirchner con Raúl Ricardo Alfonsín, ensuciamos la historia de la República Argentina.

 

Daniel Gallardo – Periodista Diario El Ciudadano