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"Si los jueces trabajan para unos o para otros la democracia no está segura"

Patricia Bullrich se ha transformado en una de las espadas verbales más duras de la oposición, ganando protagonismo en el debate público con posiciones muy críticas hacia el Gobierno nacional. La reciente marcha del 17 de agosto la encontró como una de las principales impulsoras desde la política

21 de agosto, 2020 - 07:53

La actual presidente del PRO a nivel nacional viene cuestionando severamente las decisiones de Alberto Fernández, en tiempos en que los consensos y la articulación política están aparentemente rotos, y cuando los canales naturales de diálogo –como por ejemplo, el Congreso Nacional– parecen no cumplir con esos roles, siendo más escenario de disputas que de acuerdos.

En ese contexto, la dirigente dialogó con CNN Radio Mendoza, donde no ahorró críticas y dejó definiciones tajantes sobre cómo se está reconfigurando la sociedad y el rol que les cabe en la agenda pública.

 

La marcha del “17-A”

El primero de los temas abordados fue la marcha del 17 de agosto pasado, sobre la que afirmó: “Creo que el banderazo fue un llamado muy fuerte de una nueva construcción, que es una fuerza social republicana, que está movilizada, que es popular, y que de alguna manera la habíamos visto en los últimos meses de la campaña de Mauricio Macri, cuando se pasó de una campaña más típica a una de movilización”, y caracterizó este movimiento como “de reivindicación de los sectores medios argentinos, de los trabajadores, de los que ponen el lomo, los que pagan impuestos. Lo veo así en todo el país”.

Acerca del eje de las críticas en este momento, aseveró que “sin duda se centra en la reforma judicial en esta oportunidad, porque los argentinos hemos aprendido a entender que sin justicia la historia se repite indefinidamente, y la corrupción se repite indefinidamente, y volvemos a contar las mismas historias que contamos hace muchos años si sigue la impunidad”. Según esta visión, entonces, la marcha “es consecuencia de ese aprendizaje, que es el que se mostró en tantas ciudades del país, tan federalmente y tan extensamente. Es algo que está atravesando todo el país”.

Además, destacó: “A eso le siguen otros temas que estamos atravesando los argentinos, en las ciudades en las que un comerciante tiene cinco meses de atraso de alquileres, todo su trabajo y el capital que hizo durante su vida está destruido, y así tantas historias que no caben en una nota, decir que ese también es un tema muy fuerte, y muy sentido por la gente de trabajo”.

Otra de las cosas que, a su criterio, ha enervado a la sociedad, es la reticencia de los dirigentes del Gobierno a bajarse sus sueldos, lo que consideró “también una injusticia, la idea del presidente que repitió tantas veces, “yo el sueldo no me lo bajo”. Aquel argentino que se bajó el sueldo, o se lo bajaron, hubiera querido bajárselo, la realidad le pegó un cachetazo en la cara, esto pasó, y es como si el Presidente no lo sintiera”.

Entre los motivos de la disconformidad, entonces, suma “una apelación a que entendamos que lo que estamos pasando es con equilibrio, equilibrio entre la economía, la salud mental de los chicos y de las familias, entre la seguridad, que ha explotado, y por supuesto el cuidado de la salud: todo tiene que estar equilibrado, que nos permita no cuidar algo pero destruir otras cosas”.

 

La reforma judicial

Para Bullrich, lo que el gobierno desea es “imponer una modalidad de nombramiento de jueces de manera rápida para consagrar la impunidad”, y destacó que “no hay una vez en la historia argentina que no se haya ampliado la Corte o nombrado jueces que no haya sido para la impunidad. Todo gobierno que quiere manejar la justicia pone más jueces para disimular que los independientes sean menos, y los nuevos sean dependientes, una especie de unidad básica del poder, y es muy peligroso, porque cuando un juez responde a un poder político no es un juez”.

Amplió el concepto expresando: “El juez establece las reglas de juego de cómo se aplica la ley, y si se aplica de manera injusta, como decía el Martín Fierro, si la ley es para unos y no para otros, entonces no hay árbitros, o termina en una gran pelea, o termina en un gran sometimiento”.

Según la presidente del PRO, “hay muchos ejemplos de organismos que tienen que ser neutrales, los que cobran los impuestos, los que analizan el patrimonio de los argentinos, los servicios de inteligencia, y la Justicia”, y concluyó que “si trabajan para unos o para otros la democracia no está segura”.

 

El caso Astudillo Castro vs. el caso Maldonado

Finalmente, Bullrich fue consultada sobre las comparaciones entre la desaparición de Santiago Maldonado, en momentos en que era ministra del gobierno de Mauricio Macri, con el actual caso del joven Facundo Astudillo Castro, cuya resolución aún no se conoce: “Nosotros logramos algo histórico: sacar del camino un relato que se iba a convertir en verdad, apoyado por organizaciones sociales, el kirchnerismo. Resistimos una idea que fue primero la verdad y no tirar un gendarme por la ventana. Yo no voy a acusar a nadie hasta que lo haga la justicia porque si no estaría pagando con la misma moneda”, explicó.

Y luego recordó que hay una “causa por la cantidad de pruebas falsas que plantaron, donde estaban involucrados fiscales como el que hoy maneja la Oficina Anticorrupción, Félix Crous, que fue cómplice de las pruebas falsas, el que lo vio con los binoculares, el que dijo que escuchó su voz en un teléfono, todas falsas porque después se supo que había muerto ese mismo día y en ese mismo lugar. Sufrimos una angustia muy fuerte, habíamos trabajado mucho con la Gendarmería y teníamos claro que no había complicidad”.

“Quiero que de Facundo se sepa la verdad, no hacer una construcción”, fue la última respuesta de la dirigente.