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Pedro Molina, un gobernador con gran cintura política

El mendocino dirigió los destinos de la provincia en dos oportunidades, en la primera de ellas en medio de una gran crisis económica. Pero supo adaptarse a los tiempos políticos y finalmente en la segunda consiguió estabilidad

21 de septiembre, 2020 - 08:29

Con su nombre y apellido fueron denominados varios lugares de nuestra provincia. Fue un gran amigo del General San Martín y también de Juan Manuel de Rosas. Se llamaba Pedro Molina y condujo los destinos de Mendoza en tres oportunidades, adaptándose a las corrientes políticas de la época, pasando de ser un liberal a un federal a ultranza.

Molina gobernó esta provincia en dos ocasiones: la primera, desde 1822 a 1824 y la segunda de 1833 a 1838.

 

Un cabildante poderoso

Pedro de los Ángeles Molina nació en Mendoza el 31 de julio de 1780 y fue bautizado el 4 de agosto de ese mismo año. Era hijo de don Juan Javier Molina y de doña Josefa de Sotomayor.

Tuvo desde joven una gran influencia en el Cabildo local y en 1815 se opuso firmemente, mediante la firma de un acta, al decreto que establecía la destitución de José de San Martín del cargo de gobernador intendente de Cuyo.

Durante los tiempos de la Independencia fue un gran colaborador en la formación del Ejército de los Andes. Falleció inesperadamente el 18 de marzo de 1842 y fue sepultado en el campo santo del Convento de San Francisco.

 

Gobierno con aire liberal

Molina asumió como primer mandatario provincial el 22 de enero de 1822, sucediendo al doctor Tomás Godoy Cruz luego de las elecciones de octubre de 1821. Durante su primer mandato –fiel a la política liberal de aquellos tiempos- aplicó importantes cambios a nivel político, económico y educacional.

Declaró el libre derecho de comercializar los productos de Cuyo con Chile y además fomentó y desarrolló la agricultura y la ganadería entre una de sus prioridades y cabe destacar que durante su gestión se plantaron numerosos álamos para su comercialización.

Otra de sus medidas relevantes fue la regularización de la deuda administrativa que tenía la provincia.

Sin embargo, más allá de estas acciones, el mandatario enfrentó una grave crisis que terminó con su gobierno.

En lo legislativo, creó el Tribunal de Justicia o Cámara de Apelaciones, incorporó una mayor cantidad de miembros a la Junta de Representantes y modificó la Ley de Elecciones.

En el ámbito educativo, fundó la Sociedad Lancasteriana, que difundió un nuevo método de educación llamado Lancaster, proveniente del Reino Unido.

A esta sociedad le fue suministrada una biblioteca y una imprenta que fue dirigida por Juan C. Lafinur, donde se publicó el periódico El verdadero amigo del país, que contó con las plumas más brillantes de ese tiempo, como Juan Gualberto Godoy y Agustín Delgado, entre otros.

Durante su mandato, la provincia vivió un período de total libertad de prensa. Respecto de la información pública se destaca la creación del Registro Ministerial de Mendoza, una especie de boletín editado semanalmente en el que se comunicaban las disposiciones oficiales, cuyo primer número apareció el 15 de julio de 1822.

A pocos meses de asumir Molina se produjo una importante recesión económica y para enfrentar la situación, el gobernador envió a la Sala de Representantes un proyecto a fin de crear un cuño provincial, que fue aprobado en el día y a comienzos de 1823 se iniciaron los trabajos de acuñación.

En 1822, cuando llegó el emisario Gutiérrez de la Fuente, enviado por San Martín desde el Perú para pedir el auxilio de tropas, dinero y pertrechos, el gobernador Molina se puso a su disposición y ofreció todo para ayudar al Libertador.

Sin embargo, gobierno y legisladores seguían en desacuerdo sobre el tipo y los valores de las monedas a emitir e incluso se pensó en la fabricación de ejemplares de oro.

En el transcurso de ese año, se habían emitido algunos miles de pesos en monedas que tuvieron un efecto negativo en la economía de Mendoza, lo que generó disconformidad en la población.

Debido a esto, la Junta de Representantes se reunió y votó por la destitución del gobernador, eligiendo en su lugar a Juan Agustín Maza, pero fue tan grande la presión, tanto política como económica, que este gobernó solo un día.

Luego de la dimisión de Maza, el Cabildo asumió interinamente el gobierno hasta que fue elegido José Albino Gutiérrez, quien estuvo en el poder muy poco tiempo.

 

Su regreso al poder

A Manuel Lemos (1831) lo sucedió en el gobierno Pedro Nolasco Ortiz (1832), que renunció en agosto de ese mismo año.

Durante su licencia lo había reemplazado Pedro Molina, que el 15 de diciembre de 1833 fue designado gobernador propietario y rigió los destinos de Mendoza desde 1833 hasta 1838.

Así, aquel liberal de 1822 se transformó en un federal incondicional a la política de Juan Manuel de Rosas.

Rosas tuvo en Molina a un aliado.

Durante su mandato nuestra provincia participó en la Campaña al Desierto para tratar de poner fin a los frecuentes malones provenientes del Sur, que repetían sus depredaciones alentados por la guerra civil. La villa de San Carlos sufrió esos embates y muchos vecinos la abandonaron, mientras la sede parroquial se trasladó a San Martín y posteriormente a El Retamo.

La campaña de 1833 se organizó sobre la base de tres columnas: el ala izquierda comandada por Rosas, el centro a las órdenes de Ruiz Huidobro y la derecha al mando de José Félix Aldao. Las columnas del centro y oeste debieron regresar sin haber logrado sus objetivos. Sólo el ala izquierda consiguió llegar hasta el río Negro, rescatar cautivos y ganado y extender las fronteras hacia el Sur.

En ese escenario, el gobernador Molina trató de encauzar la economía revitalizando el comercio con Chile mediante un tratado celebrado en 1835, que establecía el pago de un impuesto del 6% para los productos de Mendoza y San Juan en Chile, y viceversa.

También se promovió la colonización de tierras, la extensión de cultivos y la creación de nuevas industrias, se realizaron obras públicas y se eximió de impuestos a la minería y a los introductores de ovejas merino.

En 1835 el gobierno logró equilibrar las finanzas y así pagar buena parte de las deudas, devolver los empréstitos y asegurar el dinero para hospitales, escuelas de primeras letras y guarniciones de frontera.

El 10 de febrero de 1835 finalizó Molina su mandato y un mes después fue reelecto gobernador. Asumió su tercer gobierno que duró hasta el 18 de marzo de 1838. Influenciado por Rosas desde lo nacional, se valió para que la provincia tuviera gran autonomía en lo político y lo económico.

Cabe destacar que Pedro Molina estabilizó la situación institucional de la provincia y su gobierno produjo un indudable progreso, ya que con sus medidas de carácter social benefició a los más humildes y aseguró el respeto a la propiedad.