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La vuelta a Ítaca

Como en la magnífica obra de Homero, terminó la batalla, pero esa es solo la mitad de la historia. Queda la vuelta a Ítaca, el regreso al país real, en un viaje que nos asegura penurias como ningún otro

19 de noviembre, 2023 - 21:25

Acalladas las voces y la parafernalia de las campañas, esperando la pronta caída en el olvido de las promesas vanas, las políticas carísimas y los ecos de la misérrima campaña a la que tuvimos que asistir durante meses, deberemos volver a pensar en el país posible.

Por las artes de los expertos en marketing político, redes, publicidad y maniobras de captación, vivimos unos meses de extravío de la realidad; donde el país mostrado no fue el real; donde nunca pareció que casi la mitad de los argentinos –y más de la mitad si pensamos en los niños- viven en la pobreza, y muchos de ellos en la indigencia.

Como en la magnífica obra de Homero, terminó la batalla, pero esa es solo la mitad de la historia. Queda la vuelta a Ítaca, el regreso al país real, en un viaje que nos asegura penurias como ningún otro.

Y el país real, ese al que hay que volver de golpe y porrazo, está tan lejos de todo lo dicho y prometido que resumirlo es una tarea agotadora. No es el que nos contó el perdedor, Sergio Massa, en su ficción de crecimiento económico, apoyo a la industria, fortalecimiento de la educación pública, defensa de la salud pública, cuando la realidad muestra una cara completamente distinta.

Tampoco es el que nos contó Javier Milei, y es hora de decir que los que creyeron en sus promesas de motosierra deberán entender que no es posible. No podrá el electo desmontar una estructura de Nación que se construyó sobre valores inamovibles, como el gran legado de Sarmiento de la educación pública, gran constructora curiosamente de ese pasado que el reivindica, previo al 1916.

La realidad es que a este maltrecho y castigado cuerpo social no se lo puede agarrar con motosierra, será necesaria cirugía muy fina y muy precisa, con las dosis de anestesia necesarias para evitar acrecentar las heridas, y también es indudable que los consensos serán obligatorios para cualquier cambio, y para ello habrá que reconstruir demasiados puentes rotos.

La pregunta de quién liderará la oposición no es menor, teniendo en cuenta de que en el bando perdedor los dos sectores en pugna, la presunta moderación de Massa y algunos gobernadores y los restos del kirchnerismo con base en la poderosa provincia de Buenos Aires, deberán dirimir la supremacía y de ello dependerán los consensos posibles. También el papel de la UCR ante la crisis de Juntos por el Cambio, cuyo papel aún es indiscernible.

Las urgencias por recomponer ciertas cosas del país posible y normal, como un sistema fiscal equilibrado, un sistema financiero y cambiario parecido al de un país normal, suponen sacrificios y concesiones que no aparecen nada simples.

La vuelta a Ítaca, concluida la batalla, será un viaje lleno de pesares, y los cantos de sirena parecen el menor de los males. ¿Estarán listos los protagonistas? ¿Tendrán el temple y la astucia necesarios? Son preguntas que se pueden develar rápido. Eso no ahorrará los pesares.