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La visita del expresidente norteamericano Theodore Roosevelt a Mendoza

El 19 de noviembre de 1913 el exmandatario arribó a Mendoza, y por su carisma fue el centro de atención de los lugareños

16 de noviembre, 2020 - 08:23

Muchos visitantes ilustres llegaron nuestra provincia, pero uno de ellos se destacó en especial al honrarnos con su presencia en 1913.

Fue el expresidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt, más conocido como Teddy, quien además había recibido de la Academia Sueca el premio Nobel de la Paz y fue el creador y líder en su país del partido llamado Progresista.

Este discutido personaje era odiado por muchos y admirado por otros, tanto en Estados Unidos como en el exterior, ya que implementó durante su gobierno una política internacional totalmente expansionista, denominada por él Big Stick.

Más allá de esto, al confirmarse la noticia de su arribo a Mendoza desde Buenos Aires, los mendocinos se prepararon con gran entusiasmo para recibir al exprimer mandatario de la entonces potencia norteamericana.

 

Un arribo muy esperado

El miércoles 19 de noviembre de 1913, la mayoría de los mendocinos se prepararon para recibir a Teddy Roosevelt, ya que era la primera vez en la historia local que una figura de tal magnitud llegaba a la provincia.

La calurosa tarde no impidió que gran cantidad de público se agolpase en la estación principal del ferrocarril, ubicada en la actual avenida Las Heras y Villalonga, para recibir al ilustre visitante.

A las 17.30 el tren llegó puntualmente al andén de la estación. Minutos después, en uno de los coches de pasajeros apareció la figura de un hombre robusto, rubio, con anteojos y bigote, quien saludó amablemente alzando su mano derecha al público. Ante el ademán, la multitud con gran entusiasmo le retribuyó ese gesto y su nombre y apellido fue vitoreado. Mientras tanto, la banda de música de la Policía ejecutaba distintas marchas alegóricas.

Theodore Roosevelt

Al bajar, Roosevelt fue recibido por el ministro de Gobierno Joaquín Sayanca en nombre del gobernador.

Acompañaba al expresidente estadounidense una comitiva que incluía a dos de sus amigos argentinos: el perito Francisco Pascasio Moreno y el educacionista Ernesto Nelson. Entre la enorme cantidad de público había cientos de escolares de varios establecimientos primarios que aplaudieron y arrojaron flores al pasar la comitiva.

 

Roosevelt y su “encuentro” con San Martín

El destacado norteamericano y sus acompañantes partieron desde la estación en automóvil por la avenida Las Heras hasta la avenida San Martín. Durante el trayecto hacia ese punto se veían en algunos balcones grandes banderas con los colores argentinos y de Estados Unidos, mientras que en las veredas, un millar de personas se habían agolpado para saludarlo, aclamando la figura de Teddy Roosevelt en su paso por la avenida San Martín.

Al llegar a la Casa de Gobierno – en aquel entonces ubicada en la calle Rivadavia, frente a un sector de la Plaza Independencia fue recibido en la puerta por el gobernador Rufino Ortega (hijo), el vicegobernador, ministros, legisladores provinciales y funcionarios públicos.

Cuando la comitiva entró al edificio gubernamental, inmediatamente la banda ejecutó los himnos de Estados Unidos y Argentina. Dentro del recinto, Roosevelt quedó asombrado al contemplar la Bandera de los Andes que allí se guardaba.

Es interesante destacar que el exmandatario estadounidense conocía profundamente sobre el General San Martín y la guerra de la Independencia de Sudamérica y fue un gran admirador y estudioso de la vida del Libertador.

Mientras tanto su intérprete, Henry Zwak, le tradujo algunos conceptos que el gobernador comentó sobre la gesta sanmartiniana. Durante la traducción, el relevante visitante dejó a todos atónitos al mostrar su sapiencia sobre detalles del Padre de la Patria.

Luego en la reunión, los visitantes y el gobernador realizaron un brindis. El premio Nobel de la Paz agradeció la magnífica recepción y tuvo palabras de elogio hacia Mendoza y su gente. Finalizado el acto protocolar, Roosevelt y su comitiva partieron en automóvil hacia el Parque San Martín, para asistir a una serie de actos en su homenaje, incluyendo un festival de coloridos disfraces por parte de miembros de la alta sociedad mendocina.

Después del acto, la comitiva partió hacia Maipú, en donde se daría una extraordinaria velada en homenaje a los honorables invitados.

Por la noche se realizó una cena privada en la casa del mandatario provincial, ubicada en aquel departamento, donde acudió Roosevelt, su familia y un reducido grupo de personalidades.

El sofisticado y fino ambiente estaba amenizado por la música de una pequeña orquesta de cámara mientras los visitantes se acomodaban en las mesas para saborear una extraordinaria cena.

Al día siguiente, el renombrado político tendría una muy ajetreada agenda.

 

De bodega en bodega

En la mañana del jueves 20, el gobierno de la provincia, siguiendo el protocolo, invitó a Roosevelt y su comitiva a recorrer algunos establecimientos vitivinícolas y lugares del gran Mendoza. Entre estas bodegas se encontraban Trapiche y Giol. Además pasaron por la Quinta Agronómica y la toma del río Mendoza.

En la primera de las bodegas Roosevelt degustó varias copas de buen vino, a los que calificó de excelentes, y destacó la impresionante labor que los trabajadores realizaban en el embotellamiento del producto.

Después de la visita, la comitiva partió junto con el ministro de Industria y Obras públicas al dique Cipolletti, en donde el ingeniero Fourcade explicó las obras que allí existían. Luego se dirigieron a Maipú, más precisamente a la bodega Giol, en donde el exjefe de estado del país del Norte tuvo palabras de admiración por la magnitud del establecimiento, y después del almuerzo todos regresaron a la Ciudad.

 

Un presidente en el kinder

Al llegar, el exmandatario visitó el Kinder Garden –hoy jardín de infantes Merceditas– donde fue recibido por los pequeños alumnos, maestros y padres que lo proclamaron como visitante célebre y le hicieron firmar el libro de oro. Roosevelt agradeció la atención y saludó con un beso a cada uno de los niños.

Después de esta ceremonia partió hacia el Cerro de la Gloria, en donde se estaba construyendo el monumento en conmemoración al General San Martín y el Ejército de los Andes. Allí, Roosevelt quedó impresionado por la obra. La comitiva volvió a la Ciudad y descansó en el llamado Grand Hotel, que era por aquel tiempo el mejor alojamiento que existía en Mendoza.

 

Emotiva despedida

El 21 de noviembre por la mañana, el líder norteamericano se dedicó a descansar. Por la tarde, él y su comitiva se dirigieron a la estación del Ferrocarril Trasandino, actuales calles Belgrano y Sargento Cabral, en donde lo aguardaba una multitud para darle la despedida.

El gobernador, sus ministros y funcionarios, en representación del pueblo mendocino, saludaron al célebre visitante, quien abordó el tren con destino a la República de Chile.