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La historia desconocida del 25 de Mayo

Lo que llamamos Revolución en realidad fue un movimiento político debido al vacío de poder que dejaron los reyes de España que repercutió en las colonias de América. El pueblo no tuvo ninguna participación

25 de mayo, 2020 - 07:34

Un día como hoy, hace 210 años, se produjo un hecho que marcó un hito en la historia de nuestro país y de Sudamérica.

Aunque muchos lo llamaron la “Revolución” de Mayo, fue en realidad un movimiento político protagonizado por un sector de los más importantes hombres del comercio, intelectuales y algunos militares de Buenos Aires. Esto ocurrió por un gran vacío de poder que dejaron los reyes de España a partir de 1808 que repercutió directamente en las colonias de América.

Por muchos años se quiso dar a conocer como una revolución, pero se sabe, a través de fuentes documentales, que el pueblo no tuvo participación alguna en este acontecimiento que apoyó al depuesto rey Fernando VII.

 

Napoleón, amigo y enemigo de España

Desde finales del siglo XVIII, Francia –gobernada por Napoleón– y España pactaron una alianza para destruir a su gran enemigo llamado el Reino Unido y sus aliados.

En 1801 Napoleón, junto a su aliado español, intentó intimidar militarmente a Portugal –aliado de Gran Bretaña– y se embarcaron en una breve campaña llamada la “Guerra de las Naranjas”, en donde los españoles invadieron algunas ciudades de Portugal que terminó en el desastroso tratado de Badajoz por parte de España y Francia.

La guerra siguió contra Gran Bretaña y en 1805 se produjo otro gran desastre para los españoles y franceses en la batalla naval de Trafalgar, donde la flota Francohispana quedó destruida por la armada del Reino Unido.

Napoleón en su avanzada en Europa.

En esta guerra los británicos, en 1806 y 1807, se aventuraron a invadir desde ciudad del Cabo (Sudáfrica) a Buenos Aires, la capital del virreinato del Río de la Plata con magros resultados para la corona. La alianza entre los franceses y españoles se mantuvo, y en octubre de 1807 se formalizó el tratado de Fontainebleau y las tropas napoleónicas iniciaron la marcha hacia el territorio ibérico para atacar a Portugal. Pero un tiempo después el gran amigo de los españoles mostró otras intenciones.

En 1808, el reinado de Carlos IV estaba en crisis junto a su ministro Godoy. Se produjeron algunos alzamientos en El Escorial y Aranjuez, lo que hizo que el 19 de marzo, el rey abdicara su trono en favor de su hijo Fernando VII, pero esta inestabilidad hizo que Napoleón condujera a los monarcas Carlos IV y su hijo a la ciudad de Bayona para que ambos abdicaran. Inmediatamente el entonces emperador de Francia puso a su hermano José I en el trono español, lo que causó la reacción del pueblo de la península.

 

Mientras tanto, en América...

La llegada del hermano de Napoleón hizo que el pueblo y los militares españoles se levantaran contra las fuerzas armadas francesas y frente a los invasores se formaron algunas Juntas de Gobierno en el territorio y se creó en Sevilla, una Junta Suprema, o Central, de España e Indias. Tiempo después, los españoles realizaron una alianza con Gran Bretaña para derrocar el poder napoleónico en la península ibérica, que fue firmada por el representante de la Junta, Juan José Ruíz de Apodaca, y el ministro George Canning, rubricando en la capital británica el Pacto de Londres el 14 de enero de 1809.

En las colonias españolas de América, ante la grave situación política que vivía el reino de España, el 1 de enero de ese año se produjo en Buenos Aires una asonada, denominada de Álzaga, que intentó destituir a través de un Cabildo Abierto al entonces virrey del Río de la Plata, el francés Santiago de Liniers, del que se sospechaba que colaboraba con los galos.

Esta supuesta junta gobernaría en nombre de Fernando VII. Pero esto no tuvo eco en el sector de los militares y Martín de Álzaga y sus seguidores fueron arrestados y conducidos a Carmen de Patagones. Luego fueron absueltos y Liniers renunció.

Meses después, se produjo otro levantamiento importante en la ciudad de Chuquisaca y La Paz (actual Bolivia) el 25 de mayo de 1809. Aquí también la situación fue similar al intentar formar una junta provisoria a favor del rey español, pero esta especie de rebelión fue aplastada y sus cabecillas, Pedro Murillo, Mariano Graneros, Juan Bautista Sagárnaga y García Lanza, fueron ejecutados el 29 de enero de 1810.

Mientras, a mediados de 1809 llegó desde Sevilla Baltasar Hidalgo de Cisneros, quien fue enviado por la Junta Superior como representante del rey a gobernar el virreinato del Río de la Plata. Tras pasar a Buenos Aires se enteró que su antecesor Liniers había sido destituido. Esto generó que Hidalgo de Cisneros intentara conciliar con los grupos políticos y de poder más reaccionarios para aplacar cierta intranquilidad que se había creado ante la acefalía real.

 

Malas noticias para Hidalgo de Cisneros

En enero de 1810, tropas francesas invadieron y ocuparon la región de Andalucía.

Al mes siguiente, el ejército de Napoleón tomó la ciudad de Sevilla, que era la sede del gobierno de España. Mientras tanto, la Junta Central se refugió en Cádiz y estableció como sede la isla de León. La misma Junta delegó todas sus facultades en un Consejo de Regencia compuesto por cinco miembros, uno de los cuales representaba a las colonias americanas.

El 2 de febrero se instaló el Consejo y pronto las noticias se conocieron en América.

El 14 de mayo la fragata británica HMS Mistletoe trajo desde Gibraltar la noticia de que Andalucía había caído en poder de los franceses y esto produjo más incertidumbre en la población de Buenos Aires, que fue confirmada el 17. Al día siguiente, un grupo de importantes vecinos intentó convocar a una reunión para decidir qué se hacía con el gobierno de Hidalgo de Cisneros.

Hidalgo de Cisneros

El 22 de mayo se convocó a un Cabildo Abierto y se debatió la legitimidad de las autoridades peninsulares y del Río de la Plata. Dos días después de la reunión, se creó una Junta presidida por Hidalgo de Cisneros.

El exvirrey dio a publicidad las noticias y exhortó a los habitantes a mantener su lealtad al soberano legítimo y defender el territorio de todo intento de dominación extranjera.

La Junta juró el 24, pero esa misma noche el descontento ganó los cuarteles. Ante la falta de apoyo militar, las autoridades renunciaron y el Cabildo les pidió a los que reclamaban una nueva Junta y que los nombres propuestos fuesen avalados por la mayoría de los representantes de la institución. Finalmente, el petitorio reunió 411 firmas, con algunas repetidas y otras apócrifas.

El Cabildo cedió ante la presión de algunos y designó la nueva Junta propuesta, formada por Cornelio Saavedra, como presidente; Mariano Moreno y Juan José Paso, secretarios; y Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Manuel Alberti, Miguel de Azcuénaga, Domingo Matheu y Juan Larrea vocales.

En horas de la tarde, comparecieron los designados a prestar el juramento de desempeñar lealmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América para Fernando VII y guardar las leyes del reino.

Una parte de los ciudadanos de Buenos Aires salió a la Plaza Mayor para saber más sobre lo que estaba pasando. Hoy se sabe que los distintivos usados en los días de la Revolución fueron cintas blancas en sombreros y en casacas con el retrato del reconocido soberano, don Fernando.

El día 25 se vieron también ramos de olivo y escarapelas rojas, distintivos que fueron repartidos por Domingo French y Antonio Luis Beruti y simbolizaban la unión entre americanos y europeos.