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El policía bueno, el policía malo y los números raros

24 de mayo, 2020 - 12:42

Una nueva aparición televisiva, con anuncios de continuidad de cuarentenas en nuevas condiciones, mostró nuevamente a esa extraña trilogía que conforman el presidente Alberto Fernández, el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta.

A veces, ante esas conferencias, parece ponerse en escena un viejo recurso de las películas policiales, donde está el policía bueno, que es comprensivo, trata de encauzar el diálogo, llegar a la resolución por las buenas. Pero luego aparece el policía malo, que abofetea de entrada, provoca y es poco afecto a los modos civilizados.

Anoche sucedió de vuelta, pero como todo lo que se repite hasta el hartazgo, corre el riesgo de volverse farsa. Algunos gestos del Presidente hasta trasuntaron fastidio en la larga perorata del gobernador bonaerense, donde repartió culpas y llegó hasta una comparación burda: dijo que él, en cinco meses, hizo más por la salud bonaerense que en 200 años.

Acaso ignora que de los últimos 33 años su partido gobernó 29.

La mecánica hasta ahora del gobierno de la provincia de Buenos Aires y sus caciques comunales, ha sido echarle la culpa del virus al gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Poco importa que, en la realidad, la Ciudad es la gran proveedora de servicios esenciales para los bonaerenses, como salud, educación y trabajo. Que si se contagian en la Ciudad es porque allí van a atenderse, a educarse, a trabajar.

Entre otras cosas porque la provincia gobernada históricamente por su partido no ha creado infraestructuras que suplanten a la que sí ha creado la Ciudad, que lleva un cuarto de siglo casi sin que el PJ pueda hacer pie en el gobierno, con la excepción de Jorge Telerman, que asumió luego de la destitución de Aníbal Ibarra, pero que siendo peronista llegó al cargo por la Alianza.

Pero más allá de esta batalla política, la puesta en escena de anoche se destacó por la presentación de números completamente falaces, y a la vez el soslayo de otros números reales que nadie explica.

El Presidente mostró en un cuadro que Argentina tiene una tasa de 9,8 muertos cada 100 mil habitantes. Si fuera cierto, entonces los muertos de la Argentina por coronavirus serían alrededor de 4.300, mientras el Ministerio de Salud de la Nación pone esa cifra en 449.

Un papelón mayúsculo que se replicó en el mundo, pues según esas cifras, Estados Unidos estaría cerca del millón de víctimas.

Nicolás Monckeberg Díaz, embajador chileno en la Argentina, tuiteó luego del discurso de Fernández: "Debo rectificar error en información publicada por @CasaRosada en reciente punto de prensa. La tasa de fallecidos en Chile es de 3,5 por 100.000 habitantes y no de 98,5 como señala el siguiente gráfico que mostraron".

Pero hay otros números que son más difíciles de explicar y que no se tocan. Para esta mañana de domingo, en el país se cuentan 11.353 contagiados, mientras que las víctimas fatales ascienden a 449.

Los números de la Ciudad de Buenos aires marcan que tiene 5.006 contagiados. Es decir, tiene el 44% por ciento del total de casos de la Argentina. En cambio, la provincia de Buenos Aires declara 3.864 casos totales de coronavirus, que significan el 34% del total.

Claramente la Ciudad lidera la estadística de casos, sacándole un 10% de ventaja al Estado provincial.

Pero si vemos la mortalidad, la ciudad cuenta con 152 víctimas fatales, que son el 33% del total país. La provincia de Buenos Aires, con menos casos, tiene más muertos. Hasta ahora 181, el 40% del total nacional.

Evidentemente, los infectados se mueren más en la provincia que en la ciudad. Eso no habla muy bien de los servicios de salud de Kicillof. Su tasa de mortalidad es sensiblemente más alta que la de Rodríguez Larreta.

Grita quien no tiene razón, dice un viejo refrán. En este caso, quien grita tiene en sus manos el destino de 16 millones de argentinos, y los números, su especialidad, lo ponen en un lugar incómodo.

Claro que gritar es más fácil que explicar.