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A 55 años de la misteriosa desaparición del TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina

A más de medio siglo de ocurrida, son varias las historias que se tejieron para intentar dar una explicación de la tragedia

03 de noviembre, 2020 - 10:10

El 3 de noviembre de 1965, mientras volaba de Panamá a El Salvador, en Centroamérica, un avión Douglas C- 54 Skymaster con matrícula TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina, que transportaba a 68 personas de los cuales 54 eran cadetes, entre los que había tres mendocinos, desapareció misteriosamente luego de salir de la base aérea militar de Howard con rumbo al aeropuerto de San Salvador.

Hasta ahora, 55 años después, no se han encontrado rastros de los ocupantes ni los restos de la máquina.

Desde entonces se han tejido varias teorías sobre lo que habría ocurrido en aquel vuelo y el destino de sus ocupantes. Sumado a eso, hay varias especulaciones conspirativas sobre el tema.

 

La despedida en El Plumerillo

El día 31 de octubre, llegaron a nuestra provincia dos máquinas de la Fuerza Aérea Argentina, la TC- 48 y la TC-43, que transportaban a 92 cadetes del último curso de la Escuela de Aviación Militar.

Desde El Plumerillo se daría comienzo al itinerario por algunos países americanos. Los puntos a unir eran Antofagasta (Chile), Guayaquil (Ecuador), Panamá, San Salvador, México y Estados Unidos.

En las instalaciones de la base aérea se había congregado una gran cantidad de público, ante el anuncio de que asistiría el entonces primer magistrado argentino, Arturo Illia, a la ceremonia realizada con motivo de la partida de los cadetes.

El presidente Illia saluda a los tripulantes en la ceremonia realizada en Mendoza.

Ese día, el presidente de la Nación se dirigió hacia la formación militar para saludar a los cadetes, oficiales y demás integrantes de la comitiva, acompañado del ministro de Defensa, Leopoldo Suárez; el entonces gobernador Francisco J. Gabrielli y funcionarios y legisladores provinciales.

Las tripulaciones de ambas aeronaves, formadas antes de iniciar el fatídico viaje.

A las seis y cuarto de la tarde, las autoridades se retiraron de la pista y las dos naves se pusieron en movimiento, partiendo instantes después con destino a Chile, hacia su trágico vuelo.

Despegue de los dos aviones rumbo a Chile (Gentileza familia Salvarredi)

 

Salvados por casualidad

En el TC-48 viajaban tres mendocinos: Enrique Miguel Páez, Juan José García y Juan Domingo Alguacil, este último oriundo de San Rafael.

Pero como en todas estas trágicas historias, esta también tuvo sus milagros. Es que hubo dos mendocinos que debían viajar en el avión que luego desapareció, y por distintas razones no lo hicieron.

Uno de ellos fue el cadete Roberto Salvarredi, quien por una orden superior de último momento fue trasladado al otro avión, el TC-43. El otro caso fue el del cadete Guillermo Ferreyra, quien por estar enfermo no pudo viajar en la aeronave siniestrada. De esta manera, ambos se salvaron milagrosamente.

El cadete Roberto Salvarredi, quien por una orden superior no viajó en el avión siniestrado. (Gentileza Familia Salvarredi)

 

Un vuelo a la eternidad

En la mañana del 3 de noviembre, el TC-48 al mando del capitán Esteban Viberti despegó desde la base aérea Howard, en Panamá, con destino al aeropuerto de México, previa escala en San Salvador,

Aproximadamente a la media hora de vuelo, la aeronave se encontraba sobrevolando el Mar Caribe cuando se cree que tuvo un inconveniente en uno de sus motores y se dice que Viberti se comunicó por radio e informó sobre que lo que estaba aconteciendo y se declaró en emergencia.

Esta situación fue escuchada por los tripulantes del otro avión –el TC- 43– y, se presume, por una aeronave comercial de bandera costarricense.

En aquel momento el avión argentino estaba a unas 60 millas (96 km.) de la costa Este de Panamá y el piloto del TC-48 siguió comunicándose avisando que volaba a baja altura y que había cambiado el curso de la máquina hacia el Oeste, en la zona llamada Bocas del Toro. Además informó que había fuego y problemas eléctricos en el aparato.

El relato del piloto de la Fuerza Aérea Argentina fue escuchado por los operadores de los aeropuertos de las ciudades de Managua, en Nicaragua, y Tegucigalpa, capital de Honduras. En el último contacto radial que se tuvo aludía a que seguían los problemas eléctricos del avión, y minutos después se perdió todo tipo de comunicación.

Lo extraño es que a pesar de la declaración de emergencia del TC- 48, ni la tripulación del TC-43 ni la del avión comercial de Costa Rica emitieron inmediatamente a las bases u aeropuertos la activación de búsqueda y salvamento. Tampoco se cumplió con el protocolo que establece la declaración de accidente tras una demora de 30 minutos fijada en el plan de vuelo.

Ocho horas después de la última comunicación se iniciaron las tareas de búsqueda que fueron apoyadas por la USAF (Fuerza Aérea de Estados Unidos) desde Panamá. El operativo contó con más de 50 aparatos, a los que se añadieron varios helicópteros de otros países, pero sin ningún resultado.

Cuatro días después de la misteriosa desaparición del TC-48, se encontraron 25 salvavidas al Oeste de la costa panameña, pero se estableció que no eran los del avión militar siniestrado.

El 10 de noviembre, la Fuerza Aérea Argentina emitió un comunicado en el que dio por desaparecidos a los 68 ocupantes del Douglas C-54 y el 6 de diciembre se dio por finalizada la búsqueda.

 

Sensación de abandono

Llama poderosamente la atención el expediente que la Fuerza Aérea Argentina abrió, el que consta de muy pocas fojas sobre la desaparición. Según el informe, se responsabiliza indirectamente al capitán Viberti.

En diciembre de 1967, oficialmente se dio por cerrado el caso. Pero ante el pedido de esclarecimiento del hecho por parte de los familiares de los desaparecidos del TC-48, la Fuerza Aérea emitió informaciones contradictorias que fueron dadas en los primeros tiempos, como el hallazgo de algunos objetos. Inclusive la localización de salvavidas de los pasajeros en el mar no fue totalmente clara y esto aportó una mayor incertidumbre que aún hoy sigue vigente.

Los familiares organizaron varias expediciones a los lugares en que presuntamente había caído el avión, sin que hasta ahora se haya encontrado ningún rastro.

Varias son las versiones que se dieron por este acontecimiento. Una de ellas fue la del famoso ‘Indio Porfiador’, un nativo que aseguró que encontró los restos del avión y mató a tres cadetes sobrevivientes para cubrir el robo de sus pertenencias. Pero nunca se le encontró ninguna evidencia relacionada con la máquina.

Otra versión dice que poco antes de despegar fueron acomodadas varias cajas con explosivos dentro de la cabina de la aeronave y, según se cree, estos habrían causa el incendio y destrucción de la máquina.

Una de las más descabelladas teorías conspiratorias, aunque poco conocida, es la versión del secuestro de la tripulación y de los cadetes por parte de agentes de la CIA y que luego fueron enviados al país del Norte con otras identidades.

A pesar de haber pasado más de medio siglo, el misterio sigue vigente. Nadie sabe qué sucedió y hasta ahora ningún rastro indica la localización del TC-48.