|08/06/20 08:08 AM

A 190 años de la matanza de El Chacay

En la fría madrugada del 11 de junio de 1830, el general Corvalán, Juan Agustín Maza y un grupo de soldados murieron a lanzazos al caer en la trampa tendida por el cacique Coleto en el sur mendocino

08 de junio, 2020 - 08:24

El jueves 10 de junio se cumplirán 190 años de un hecho que enlutó a la población en aquellos tiempos y que hoy sigue siendo una historia desconocida para la mayoría de los mendocinos.

La noticia de aquella masacre que se llevó las vidas del gobernador Juan Corvalán y del recordado congresal en Tucumán doctor Juan Agustín Maza, causó la indignación de gran parte del país y en especial del gobierno de Buenos Aires.

Los historiadores han enfocado el tema con varias hipótesis sobre lo acontecido. Para algunos, fue el cacique Pincheira quien por motivos de poder eliminó al mandatario y su comitiva. Otros, en cambio, destacan la triste fatalidad que les tocó vivir aquel día cuando fueron ejecutados por el cacique Coleto.

 

Años muy confusos

Por los años en que se desarrolló esta luctuosa historia, el país vivía una grave crisis institucional y política.

Eran tiempos en que las luchas entre federales y unitarios desangraban a todo el territorio con nefastas consecuencias para ambos bandos y Mendoza, no fue la excepción a estos acontecimientos.

Desde noviembre de 1826 gobernaba la provincia el general Juan Corvalán, un hombre de tendencia federal y gran aliado del caudillo Facundo Quiroga.

En 1829, se produjeron en Córdoba importantes enfrentamientos entre los dos bandos que repercutieron en Mendoza. Tropas federales partieron desde la provincia para incorporarse a las del general Félix Aldao y unirse a las de Facundo Quiroga, pero esas fuerzas, al mando del capitán Juan A. Moyano, se sublevaron a favor de los unitarios y avanzaron hacia la capital mendocina. El jefe de los insurrectos hizo renunciar al gobernador Corvalán y lo reemplazó por el general Rudecindo Alvarado.

Al enterarse de este hecho, en septiembre de ese año, el general Aldao regresó desde Córdoba con tropas federales, penetró en la provincia, sitió la ciudad y el día 22 batió a los unitarios en la Batalla del Pilar. En dicha contienda fue ejecutado salvajemente el unitario Francisco Narciso Laprida, quien el 9 de julio de 1816 había presidido el acto de la declaración de la Independencia en el Congreso de Tucumán.

Monolito que recuerda la matanza de El Chacay, en el Sur de Mendoza

 

Después del Pilar

Al día siguiente fue restituido el general Corvalán en el cargo de gobernador e inmediatamente dictó varias medidas para restituir el orden. Algunos de los problemas que debía solucionar eran los permanentes malones y asesinatos que ocurrían en las pequeñas poblaciones del sur mendocino ocasionados por los caciques Pincheira y sus tribus, que asolaban una amplia región, tanto en Chile como en el sudoeste cuyano.

Una de las gestiones que realizó fue negociar con los Pincheira y otorgarles el cargo de comandantes de la frontera del Sud como parte de una alianza estratégica.

A fines de marzo de 1830, se produjo en Mendoza una invasión por parte del ejército unitario al mando de José Videla Castillo, quien entró en la ciudad sin resistencia y destituyó a Corvalán el día 8 de abril. En su reemplazo nombró a Tomás Godoy Cruz, otro de los representantes al Congreso de Tucumán.

 

El viaje al desconocido sur

Ante esta situación, el destituido gobernador formó una comitiva integrada por Juan Agustín Maza; Gabino García; los coroneles José Aldao –hermano del general Félix Aldao– y Gregorio Rosas, y los oficiales Felipe Videla, José Gregorio Sotomayor, Juan Francisco Gutiérrez y José Llarnes con 30 soldados, quienes partieron desde Mendoza hasta el fuerte de San Carlos, donde se aprovisionaron y luego de varias jornadas de marcha llegaron fuerte de San Rafael, para después partir a encontrarse en el fortín de Malargüe con los Pincheira.

Se cree que esta alianza tenía como fin reunir una gran cantidad de hombres para enfrentar al ejército de Videla Castillo.

 

Pacto mortal

El destituido mandatario y su comitiva acamparon en el lugar denominado El Chacay, y a los pocos días sufrieron el robo de su ganado vacuno provocado por un malón. A raíz de este incidente, el coronel Aldao recibió un mensaje de los nativos, quienes lamentaron el incidente y le rogaron que la comitiva pasara a otro campamento con el fin de devolverles lo robado.

Esta situación creó una cierta duda entre los miembros de la comisión, en especial en el capitán Gatica, quien sugirió no moverse del lugar de ningún modo.

Detrás de este incidente estaban los hermanos Pincheira, quienes planeaban eliminar al exgobernador y su séquito.

 

El día de la traición

El general Corvalán y el coronel José Aldao recibieron en su campamento varias invitaciones de estos caciques para que se reunieran con ellos en un lugar cercano para subsanar lo ocurrido. Ante el pedido, el exmandatario accedió a la invitación y partió con sus compañeros, una decisión que le costaría muy caro.

En la fría madrugada del 11 de junio de 1830, la comisión marchó rumbo a las tribus del jefe nativo. A la cabeza cabalgaba el exgobernador seguido de Juan Agustín Maza, Felipe Videla y varios soldados.

Al llegar, Corvalán fue recibido por el cacique Coleto, quien le invitó a pasar revista a sus indios y contar su número. Cundió la tranquilidad en los visitantes al observar que les habían recibido muy bien, pero de repente, el grupo de nativos se dispersó y dejó a los parlamentarios en el centro del campo.

Los salvajes formaron un gran círculo y el cacique Coleto dio la orden de cargar con sus armas contra los miembros de la comitiva que inmediatamente se dieron cuenta de que habían sido traicionados.

Con estrepitosos gritos fueron contra el general Corvalán, Juan Agustín Maza, el coronel José Aldao y el resto del grupo, quienes fueron ejecutados con sus lanzas.

En 1831, la mayoría de los restos de la desafortunada comisión fueron trasladados desde el paraje El Chacay hacia la ciudad de Mendoza y luego enterrados con honores el 17 de agosto, en el templo de la Iglesia Matriz.