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¿Por qué Portezuelo del Viento es un dorado coto de caza político?

Envuelto en fuertes intereses políticos, el proyecto de Portezuelo se pone a la cabeza de trapos muy sucios de la política argentina, fundamentalmente de esta provincia.

14 de junio, 2020 - 12:15

Pocas obras en el país están envueltas en fuertes intereses políticos tan duros, por lo menos que se tenga conocimiento generalizado en la gente.

El proyecto de la mega represa se lleva todos los puntos y se pone a la cabeza de trapos muy sucios de la política argentina, fundamentalmente de esta provincia.

Los mendocinos son añejos privilegiados espectadores en el tire y afloje que se ha dado en torno a Portezuelo del Viento. Con el fuerte aditivo de acrecentar la disputa con la provincia de La Pampa y el recurso hídrico del Río Atuel.

Esto último bien se podría haber superado hace mucho tiempo con la concreción de otra obra, el trasvase del río Grande al Atuel. Esto habría acrecentado notablemente el caudal del río a punto tal de hacer crecer las hectáreas de producción del sur mendocino y aportar grandes volúmenes de agua a los pampeanos, de manera tal de concluir la controversia entre ambos estados provinciales.

Pero la política y muchos de los que la ejercen, vienen diciéndole no la concreción del dique, aunque en público se rasguen las vestiduras de los intereses de la provincia que encierra esa obra.

Una mentira que tiene patas cortas al son de cambios de colores políticos que administraron y administran tanto la nación como Mendoza.

La única excepción fue cuando radicales y peronistas, por milagro de la concertación plural, instaurada por los entonces, presidente Néstor Kirchner y el gobernador Julio Cobos, se sentaron en una misma mesa en la que se proclamó entre bombos y festejos que se construiría Portezuelo del Viento.

El anuncio fue acompañado con el compromiso del financiamiento por parte de la nación.

El acto de San Rafael quedó en el tiempo como parte de las tantas veces que el extinto expresidente Kirchner visitó la provincia. Porque después de eso, el proyecto de la obra sirvió para demostrar que cierta dirigencia política no tiene palabra, aunque esté en juego el honor y gesto de un presidente.

Algo que quedó muy en claro durante los dos períodos de gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que no solo negó presupuesto tras presupuesto nacional los fondos que su propio marido se había comprometido con los mendocinos, sino que dejó en claro su desprecio por esta provincia.

Primero por haberse enojado y distanciado de su vicepresidente Julio Cobos, tras la Resolución 125, y después por el creciente deterioro de la relación con el PJ local.

Así fue fueron pasando los años y las administraciones de la provincia. Lo único que se movió en todo ese tiempo con singular dinámica es la pelea entre pampeanos y mendocinos por el recurso hídrico.

Pelea alimentada maquiavélicamente por oscuros intereses políticos de la nación, que hacían articular como marionetas pasos y decisiones en ambos estados provinciales, sobre todo en La Pampa.

Aún así la mucha sensatez que todavía existe en Mendoza fue acuñando pasos legales en el fiel convencimiento que en el algún momento la historia sería benigna. Declaración de impacto ambiental, junto a otros aspectos jurídicos, fueron blindando las etapas para iniciar el proceso licitatorio y de construcción propiamente dicho.

Los primeros pagos comenzaron a llegar a Mendoza y al mismo tiempo, aparecen algunas cuestiones non sanctas que paralizaron la licitación.

Punto que hizo aflorar la Ley Penal Tributaria 27.401 que garantiza al estado y a las empresas lineamientos de integridad para que todo proceso licitatorio de obra publica tenga garantía de transparencia.

La cuestión hoy se encuentra empantanada. El presidente Alberto Fernández, con errores conceptuales –no se sabe si por desconocimiento o por oscuras intenciones– decidió detener el proceso llevando el mismo casi al inicio de todo.

En paralelo, los gestos confusos de algunos dirigentes mendocinos que no saben qué hacer y en qué costado acomodar su humanidad. Que por lo general no es a favor de la gente, sino a sus propios intereses políticos.

Políticos con representación parlamentaria nacional y provincial le han jurado al gobernador Rodolfo Suarez acompañamiento y fidelidad a la causa Portezuelo. Del mismo modo que los departamentos del sur, empresarios, industriales y productores de toda la provincia.

Quizá estos últimos constituyan el segmento más sincero y sin especulación alguna. Porque ellos no le deben obediencia debida a ningún partido político de aquí o de la Capital Federal, solo los ata el progreso de la provincia y lo que implica esa obra.

Las semanas que vienen serán, quizá, decisivas para Portezuelo del Viento. En ese tiempo pasará de todo y muchos, con sensatez, no creen que haya sinceridad de algunos sectores políticos, que guardan para sí un as de espadas que los haga redimir ante una comunidad que solo quiere ver cristalizada esa obra.

Un punto para entender un poco por qué es un dorado cota de caza político.