|19/09/19 02:01 PM

Servicio Cívico Voluntario: una nueva oportunidad

19 de septiembre, 2019 - 14:08

En la presente semana se puso en marcha la primera etapa del Servicio Cívico Voluntario. El gran interés suscitado y la alta demanda por participar en el mismo –más de cuarenta y cinco mil aspirantes para algo más de mil lugares-, genera varias reflexiones necesarias y un sinfín de oportunidades que no debemos desaprovechar. Lamentablemente y como sucede en ocasiones, el discurso liviano sin análisis y los prejuicios, atentan contra las buenas intenciones y los buenos proyectos. Ejemplos de esto sobran y el Servicio Cívico Voluntario no ha quedado ajeno a análisis alejados de la realidad.

¿Quiénes pueden estar interesados en el Servicio Cívico Voluntario?

Más de un millón de jóvenes en Argentina –los denominados NiNi- ni estudian ni trabajan, un problema estructural en Argentina. Esto es así producto de una multiplicidad de factores como la falta real de oportunidades, la situación económica, la deserción escolar temprana, la precarización, etc.; generando este problema ya casi endémico y difícil de revertir. Gran cantidad de estos jóvenes pueden encontrar en el Servicio Cívico un primer paso para reinsertarse en la educación o encontrar trabajo.

¿Dónde realizar un plan de estas magnitudes?

Desde la eliminación del Servicio Militar Obligatorio existe capacidad ociosa en los establecimientos pertenecientes a las fuerzas armadas. En cada rincón del país, el Estado cuenta con excelentes instalaciones de las fuerzas, sea Ejército, Armada, Fuerza Aérea o Gendarmería. Además escuelas, oficinas públicas que pueden ser utilizadas en contraturnos, instalaciones de servicios públicos, entre otros. Debemos dejar de subocupar esos edificios y llenarlos de jóvenes para darles terminalidad educativa, capacitarlos en diversos oficios y en valores, deportes, etc. ¿Formación militar? Claro que no, para eso ya existe el servicio militar y quien quiera puede optar por ello.

¿Por qué implementar el Servicio Cívico Voluntario?

Porque lo que esos jóvenes necesitan son oportunidades que los traigan de vuelta al sistema educativo y laboral y el Estado puede y debe darlas. Existen experiencias exitosas que avalan el sistema. El programa “Estudiar es Trabajar” que se aplicó en la UTN Regional Mendoza permitió que cientos de alumnos completaran los estudios secundarios y se formaran en oficios. Muchos de ellos luego continuaron carreras universitarias y hoy son profesionales. Otro ejemplo es el Servicio Cívico Voluntario que llevamos adelante en Mendoza durante mi gobernación, que permitió darles a miles de chicos terminalidad educativa, capacitar en oficios y en valores, una beca monetaria y una merienda entre otras características del sistema.

¿Cómo implementar el Servicio Cívico Voluntario?

Uniendo voluntades con espíritu solidario, coordinado por la estructura de Educación correspondiente a cada provincia. La red de universidades públicas y privadas, más los institutos terciarios en todo el país, pueden hacer un aporte muy valioso. A modo de pasantía solidaria y como condición para finalizar las carreras de grado, los alumnos universitarios pueden dar talleres, cursos, clases relacionadas a sus especialidades. Estas tutorías solidarias permiten hacer prácticas profesionales, ayudar al prójimo y promover acciones de cooperación.

Hay grandes necesidades y también respuestas concretas. Es posible hacer del Servicio Cívico Voluntario el mecanismo federal que reinserte a nuestros jóvenes en el desarrollo del futuro argentino.