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BREXIT | Divorcio “cama adentro”

El Brexit  pone en “jaque” el futuro del Reino Unido  con un discurso de “alejamiento” pero sin pérdida de los beneficios preferenciales del Bloque Europeo

15 de marzo, 2019 - 10:28

Los “dimes y diretes” acontecidos en los últimos días entre Londres y Bruselas ejemplifica llamativamente el drama que aparejan los divorcios de aquellos matrimonios agonizantes donde el caballero inglés decide buscar nuevos aires de libertad y prosperidad sin perder los beneficios económicos de una relación con una acaudalada esposa de ascendencia continental europea; acongojada por la partida de su “enamorado”, con el que formó una prolífica familia de 27 integrantes pero que, a su vez, se le está agotando la paciencia para que entre ambos establezcan un acuerdo  de tinte económico que sea lo más amistoso posible.   

El rechazo por dos y consecutivo de las últimas 72 horas de la mayoría del Parlamento de Westminster a la propuesta de “acuerdo de salida” resultante de las negociaciones entre el gobierno de Theresa May y los líderes de la Unión Europea en noviembre pasado decantó en lo que muchos sabían de antemano iba a terminar ocurriendo. Hace escasas horas, la primera ministra logró  que se aprobara una moción parlamentaria que estipula un pedido de prórroga de tres meses para la aplicación del Brexit, siempre y cuando, el Parlamento británico considere factible un tratado de salida antes del próximo 20 de marzo.

May confía en que suficientes diputados cambien de opinión en los próximos seis días. Si eso ocurre, Londres solicitará a Bruselas una prórroga hasta el 30 de junio "con el propósito de aprobar la legislación necesaria" para consumar la salida de la Unión.

Mantener la negativa al acuerdo significa un gran riesgo para los intereses británicos ya  que los líderes del Bloque pueden requerir a Downing Street que exprese un "claro propósito" para una prórroga y que ese periodo podría ser entonces mayor de tres meses.

Es importante resaltar que el pedido de prórroga no es vinculante y  Bruselas debe aprobar por unanimidad un retraso de la fecha de salida prevista, fijada por el artículo 50 del Tratado de Lisboa para el próximo 29 de marzo, dos años después de la activación del proceso de ruptura. 

Un aspecto esencial para sortear las trabas del “Tratado de divorcio” y que ha generado un fuerte rechazo de los parlamentarios británicos es la “cuestión irlandesa”. 

¿En qué consiste la denominada “salvaguarda inglesa” o “back stop”?

Definida por algunos como una especie de "póliza de seguro" es básicamente una cláusula que busca garantizar que no habrá una frontera "dura" entre las dos Irlandas, incluso si no se llegara a un acuerdo formal en temas comerciales y de seguridad.

Básicamente, implicaría en condiciones específicas, mantener temporalmente a Irlanda del Norte dentro de la unión aduanera y del mercado único mientras el resto de Reino Unido los abandona. Esta salvaguarda solo debería entrar en vigor si para diciembre de 2020 no hay un acuerdo comercial entre la UE y Reino Unido.

Pero como no se establece una fecha límite para esta categorización y se requeriría también el visto bueno de los europeos para que se le ponga fin, hay sectores políticos en el Palacio de Westminster que temen que se enquiste como una situación permanente. Estos diputados quieren introducir un límite temporal al "back stop", algo que la UE ha descartado. Bruselas dice que el acuerdo al que se llegó con May es el mejor y el único disponible, y no está abierta a seguir negociando.

Los acuerdo de paz de Viernes Santo, firmado en Belfast en 1998, puso fin a más de 30 años ininterrumpidos de violencia entre los separatistas irlandeses y el gobierno central inglés y uno de los aspectos que más facilitó la firma de ese Tratado fue la condición de que no existieran fronteras físicas en la isla y en, cierta forma, Irlanda volviera a reunirse como una única nación. Muchos expertos han alertado que restricciones fronterizas ralentizarían el intercambio comercial entre las partes y crearían un enorme malestar social con la posibilidad de que resurjan nuevos movimientos armados y campañas de intentonas independentistas por parte de Irlanda del Norte.

Es así que el “divorcio amistoso” entre “Don Londres” que se desenamoró pero busca mantener la comodidad del “cama adentro” y “Doña Bruselas”, que puede perder la paciencia ante los inconvenientes e indecisiones del primero,  seguro tendrá novelescos capítulos por contar en los próximos día tras un velo de drama romántico que a efectos prácticos y reales determinará el futuro socio-económico de más de 80 millones de británicos y un reacomodamiento descomunal del Bloque de Integración más importante del mundo.