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La suba del dólar, ¿es buena o mala?

20 de junio, 2018 - 11:57

Desde el 25 de mayo en nuestro país estamos viviendo una importante “corrida cambiaria” (entiéndase, suba fuerte del dólar contra el peso) que llevó al dólar a llegar en Mendoza a cotizar hasta $30 pesos.

Si bien la cotización del dólar a $20 estaba “atrasado” (barato), esta suba fuerte generó mucha preocupación en muchos sectores de la economía argentina.

Lo que ocurre es que cuando uno como consumidor observa que un bien está “muy barato” mientras el resto de los bienes sube de manera sostenida, automáticamente lo demanda más rápido y esto hace que suba su precio (por presión de demanda). Esto entre otras cosas es lo que pasó con la moneda “verde” en Argentina en las últimas semanas y que llevó a buscar apoyo financiero en el Fondo Monetario Internacional y a cambiar incluso al presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

Ahora parece haberse calmado un poco el mercado cambiario, pero con un tipo de cambio más cerca de los $30 pesos que trajo consecuencias negativas para la economía doméstica.

A ver, cuando se producen devaluaciones de este tipo, hay sectores que se benefician y sectores que se perjudican. Si sube fuerte el dólar se benefician: el gobierno porque recauda más por retenciones (impuesto a las exportaciones), además “licua” gasto público y puede mostrar mejores resultados fiscales, también se benefician los sectores exportadores y algunas economías regionales.

Pero lamentablemente se perjudican los asalariados porque se licuan sus salarios en pesos y además porque la devaluación aumenta precios domésticos, vale decir sube fuerte la inflación.

Por eso cuando se toman este tipo de medidas desde el gobierno deben hacerse con políticas de acompañamiento que atenúen el impacto en el salario o en el ingreso de los que menos tienen.

Más si además en un año como este donde la mayoría de los sindicatos cerraron acuerdos salariales del 15% y además se preveía una inflación del 25%, teníamos ya pérdida de poder de compra por cerrar acuerdos por debajo inflación y si ahora le sumamos la devaluación el impacto en el “bolsillo” de los que menos tienen es peor aún.

Devaluar tiene como todo en la vida, beneficios y costos, por eso el gobierno tiene que siempre en este tipo de medidas encontrar el equilibrio justo en su aplicación para no perjudicar a los sectores más sensibles de nuestra economía.

 

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