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La patria no está en peligro

La marcha del 25 de mayo mostró el patético accionar de algunos artistas que buscan avivar los peores miedos de un pasado golpista y desestabilizador. Pero todos los protagonistas de tan mala actuación dejaron al descubierto que solo representaban un guión fuera de contexto, escrito por su jefa política.

28 de mayo, 2018 - 17:35

¿Cuándo este bendito país podrá vivir sin la amenaza de algunos oportunistas a los que no les interesa la democracia?

La mayoría de los ciudadanos aspira a vivir en un país maduro, en el que un partido político que no sea de origen peronista pueda gobernar tranquilo, sin permanentes palos en la rueda puestos por una oposición que no asume su rol en el que fue puesto por la gente con su voto en las dos últimas elecciones.

El kirchnerismo perdió en las urnas pero hace todo lo posible para hacer fracasar a un gobierno democrático por el solo hecho de no ser de su misma orientación, y para eso practica un peligroso juego en el que se evidencia su irresponsabilidad y falta de patriotismo.

Un juego que solo incorpora a un grupo de personajes que piensan en ellos nada más y no les importa en lo más mínimo lo que siente la gran mayoría de los argentinos. 

Actúan de patriotas, pero no lo son 

Esa realidad quedó palmariamente mostrada el último 25 de mayo, cuando un grupo de actores, junto con algunos gremios y organizaciones sociales, se movilizó tras el objetivo no logrado de infundir miedo, deseando que al país le vaya mal, bajo el slogan “la Patria está en peligro”. Ellos no hacen otra cosa que obedecer las órdenes de su jefa suprema a través de un nefasto guión escrito por ella misma. 

Ella, Cristina, también se cree actriz, y en un acto pensado y actuado guardó silencio para recién hablar una vez que sus seguidores culminaran la marcha por ella organizada. 

Esos mismos actores que se llenaron los bolsillos bajo su gobierno, entre los que hay varios sospechados de hechos de corrupción, siguieron al pie de la letra sus instrucciones.

Nada es natural, todo es falso y simulado. Todos ellos actúan, y lo peor es que no lo hacen bien, porque no les sale para nada el papel de patriotas. Se nota y es más que evidente que solo luchan por sus intereses personales. 

Tendrían que tratar de imitar a la gran mayoría de los argentinos que le ponen el hombro al país todos los días, que a pesar de las dificultades siguen trabajando y en silencio ponen su grano de arena para sacar al país adelante y de ese modo construir una Argentina mejor.

La gente está cansada de agoreros como estos actores devenidos en políticos K, que solo presagian malas noticias y no se les cae una sola idea para ayudar a cimentar un país serio y responsable.
 
Bonaffini, la coprotagonista

Si algo le faltaba a esta obra de terror contra la democracia era el papel de otra de las convocantes, Hebe de Bonaffini, una madre que puso los derechos humanos solo del lado del kirchnerismo y también añora épocas pasadas, tiempos de libre corrupción donde se manejaba como pez en el agua.

Una madre de Plaza de Mayo que cambió y mutó de un rol honesto y de lucha para transformarse en socia de Sergio Schoklender con un resultado por todos conocido: ambos fueron procesados por un fraude de miles de millones de pesos  que todavía está en etapa de investigación.

Esta madre que se apropió del sello de los derechos humanos –que deberían de ser para todos los argentinos y no solo de los kirchneristas– es la misma señora que insulta y llama a la lucha contra un gobierno democrático, además de amenazar a una criatura de 5 años, como Antonia, la hija de presidente Macri. 

Todos estos antecedentes sirven de tarjeta de presentación para esta otra pata convocante que profetiza un futuro negro para el país, anhelando el regreso tanto de CFK y su prole como de César Milani, Aníbal Fernández, Ricardo Moreno, Ricardo Jaime, José López, Julio De Vido, Cristóbal López, Lázaro Báez y Luis D'Elía, entre tantos otros corruptos y deshonestos que integraron el gobierno anterior.

Eso es lo que añoran, pero parece que no lo quieren conseguir en las urnas, sino tratando en vano que se repita la película del helicóptero del gobierno de la Alianza, un propósito triste y egoísta por donde se lo mire.

Gremialistas millonarios

La cuarta pata del kirchnerismo, y frutilla del postre, la representan algunos gremialistas que, de la mano de la familia Moyano y con el único objetivo de no caer presos, presionan y amenazan con bravuconadas y actos violentos al gobierno de Cambiemos.

Son gremialistas millonarios de obreros pobres, devenidos empresarios y a todas luces corruptos, como el Pata Medina y Marcelo Balcedo. A ellos, los obreros les importa un bledo, y el intento de desestabilizar al Gobierno es al solo efecto de protegerse para no ir a la cárcel. Como se puede apreciar, hay varios gremialistas que se llevaron la materia “patriotismo” a marzo.

Ni de un lado ni del otro

Hay muchos argentinos que pueden o no coincidir con el gobierno de Cambiemos, pero lo cierto es que ha sido legitimado por dos elecciones consecutivas. En esos comicios, la mayoría de los argentinos le confió la conducción del país por el término de cuatro años, y si se quiere algún cambio de rumbo, deberá ser nuevamente expresado en las urnas, no como quiere esta gente que convocó a la marcha del 25 de mayo.

Si no les gusta el gobierno, en menos de dos años podrán decir si las cosas se hicieron mal o bien, y en definitiva es la gente la que decide, no estos personajes nefastos que buscan el conflicto permanente.

Demasiado hemos sufrido los argentinos, y no queremos nunca más días oscuros en nuestras vidas. El hombre de a pie no pone piedras en el camino, sino todo lo contrario. Es cierto que son épocas difíciles, pero también hay que decir que es producto de una Argentina desvalijada y robada por los gobiernos del matrimonio Kirchner, el más corrupto de toda nuestra historia, según lo atestiguan los juicios que ahora enfrentan la viuda, sus hijos y sus acólitos.