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El dólar y la transición monetaria del siglo XXI

A lo largo de la historia, los Estados han mantenido relaciones comerciales en distintas monedas, respaldadas de distintas formas y modificando notablemente las transacciones internacionales

20 de diciembre, 2018 - 10:06

COMPORTAMIENTO DE LAS MONEDAS EN EL SIGLO XX

Desde la finalización de la 1°Guerra Mundial hasta los inicios del Siglo XXI hemos pasado por distintas modalidades de respaldo. La primera de ellas se dio como resultado de las decisiones monetarias de Gran Bretaña post 1° Guerra Mundial. Se abandona la Libra Esterlina como moneda de cambio que estaba respaldada por el patrón oro.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial inicia otra modalidad como consecuencia de la pérdida de protagonismo del Reino Unido en el escenario internacional y  el surgimiento de Estados Unidos de América como nueva potencia mundial. A través del tratado de Bretton Woods los países más industrializados acuerdan el uso del dólar estadounidense como moneda comercial a nivel internacional.  A su vez  se crean dos organismos internacionales que empiezan utilizar como moneda de referencia al dólar estadounidense, facilitando la inyección de la moneda por todo el globo terrestre. Estos organismos son el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. Hasta entonces dicha moneda estaba respaldada por el “Patrón Oro”; esto quiere decir que la Reserva Federal de los Estados Unidos de América tenía bajo su tutela el oro suficiente para respaldar los dólares distribuidos por todo el mundo.

El crecimiento del uso de esta moneda se extendió tanto que las reservas de los estados soberanos alrededor del globo estaban seriamente comprometidas. En 1971, tras el abandono del patrón oro por parte de los Estados Unidos, se inicia una nueva modalidad que agrava la dependencia del resto de los estados. Ante esta medida unilateral los países no fueron capaces de establecer otra política de respaldo y continuaron comerciando en dólares, centrando la garantía del respaldo de la moneda en la “confianza” que había generado el dólar a lo largo de los años.

Esta nueva situación beneficiaba a EEUU de múltiples maneras. Lo ponía en una situación ventajosa con respecto al resto de los países, siendo una de los más importantes beneficios la capacidad de endeudarse y terminar con el dolor de cabeza de balanzas comerciales deficitarias y no sufrir muchas consecuencias al respecto respaldado por la capacidad de emisión. A su vez, el país no tiene que asumir los costos de la convertibilidad de su moneda por ser la propia el vehículo de transacción global.

Impulsados por grandes crisis internacionales, la necesidad de regular la economía mundial en post de una estabilidad duradera y lograr un mercado más confiable y justo para todas las naciones, se estaría dando paso a un momento de transición hacia una nueva modalidad que reinará en el siglo XXI.

La globalización y los primeros años del siglo XXI

En este momento, a inicios del siglo XXI, se están generando distintas tendencias con el fin de depender cada vez menos del dólar. Una de las ellas es la compra de oro para ampliar las reservas de distintos Banco Centrales. Esto se debe a que el oro es el único activo financiero que ha demostrado ser fiable a lo largo de la historia de la humanidad.  La tendencia se viene reforzando aún más desde el 2014 a través del retiro sistemático de oro de la Reserva Federal de EEUU por parte de distintos países.

Otra tendencia son los acuerdos bilaterales entre estados o entre bloques económicos para comerciar con las monedas locales. Esta independencia monetaria les ha permitido, en algunos casos  como en el iraní, sortear las sanciones económicas unilaterales que le ha impuesto Estados Unidos de manera autoritaria y sin consenso internacional.

Una de las nuevas medidas que están revolucionando el sistema económico mundial desde el 2009, es la aparición de las criptomonedas. Como resultado de la Globalización, con internet como principal herramienta transformadora de las sociedades del mundo, un grupo de emprendedores civiles también han tomado cartas en el asunto poniendo en jaque, incluso, a los bancos centrales de todos los países.

Debido a que las monedas de cambio ya tuvieron un pasado en donde su respaldo se basa en la confianza del valor de las divisas; en la era digital, en donde podemos realizar transacciones comerciales desde nuestros celulares independientemente de donde estén físicamente las personas e inclusive los bienes, han surgido nuevas monedas digitales en las que la confianza de los ciudadanos del mundo le dan el valor suficiente para que sean consideradas como monedas de cambio y se realicen transacciones económicas de bienes y servicios alrededor del globo.

Uno de los principales problemas de las criptomonedas es que no tienen un respaldo histórico, tampoco uno físico,  ni de los bancos centrales de los países. A su vez, hay poca legislación que respalde las transacciones. A pesar de ésto, las transacciones y su valor se han impuesto; y no sólo se está legislando al respecto, sino que también ya cotizan en la bolsa distintas criptomonedas. Lo que es más esperanzador para la larga vida de este tipo de monedas es que, además de percibirse como el posible reemplazo del dólar, ya existe un país pionero que le ha dado un respaldo físico como garantía.

La última medida creada en el año 2018, fusiona a la anterior tendencia de las criptomonedas, con toda la historia del respaldo de la moneda. A pesar de los malos augurios, sorprendentes resultados ha arrojado su lanzamiento al mercado internacional y parece que va a ser la nueva tendencia mundial.

Impulsada como medida reactivadora de la economía y ante la necesidad de sortear las sanciones económicas impuestas de manera unilateral por parte de Estados Unidos, la cual afecta en gran manera el crecimiento del país, Venezuela ha creado a través de su Banco Central una nueva criptomoneda, el “Petro”, que tiene como respaldo a los barriles de petróleo venezolanos.

Siendo el país con las mayores reservas de petróleo del mundo y con las fuertes predicciones de escasez de éste recurso en el mundo entero para el 2050, poner este recurso como respaldo a la criptomoneda resulta más que interesante, no sólo para los venezolanos sino también para todos los inversionistas del mundo. Además de ser una criptomoneda con respaldo físico, destacándose del resto, la escasez del recurso sólo va a apreciar su valor con los años, por lo que la rentabilidad del mismo va a ir en ascenso de manera constante lo que la convierte en una de las herramientas más seguras y rentables de todas las tendencias anteriores. Todos estos factores, sumado a la adquisición de ésta criptomoneda no sólo por los estados soberanos sino también por los ciudadanos del mundo, auguran un gran futuro para este tipo de herramientas económicas para ser menos dependiente del dólar y de los caprichos políticos de Estados Unidos.

Para cerrar el análisis, podemos afirmar que el dólar está pasando por un proceso de transición. Se convertirá, a lo largo del siglo XXI, en un recurso secundario tanto en las transacciones comerciales a nivel internacional, como en la posibilidad de ser unidad de reserva para los Bancos Centrales.