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Argentina-Brasil: cuando una comparación no es odiosa

El desarrollo de las naciones está unido a sus políticas de Defensa. En tanto las industrias vinculadas a esta área promueven el desarrollo de todos los sectores  como ocurre, aunque no en la misma medida, en estos dos países

24 de diciembre, 2018 - 07:57

Ya lo decían nuestras abuelas y lo repetimos nosotros: toda comparación es odiosa, pero también muchas veces es necesaria. Empecemos con una entre la Argentina y el Brasil sobre un eje común, cual es el de sus respectivas políticas de Defensa.

Leemos en un diario argentino que nuestro astillero nacional Río Santiago hace pocos días entregó remodelado el ARA King, un buque patrullero de la Armada Argentina. A los efectos se le instaló un nuevo puente de comando integrado, se aislaron las zonas habitables y los sectores de máquinas y se colocaron paradas de emergencias en los motores generador y principal, como así también, se colocaron sensores especiales.

Este buque, que empezó su larga carrera naval como una fragata antisubmarina allá por 1946, se lo usa hoy en las campañas sanitarias que realiza la Armada en los ríos del Litoral.

Por su parte, leemos en otros medios que en un astillero brasileño tuvo lugar la botadura de un nuevo submarino, bautizado S-BR Riachuelo. Un buque nuevo de 72 metros de longitud y con capacidad para 35 tripulantes, que es parte de un acuerdo de cooperación con Francia y que contempla la construcción de cuatro más, incluido el desarrollo de un submarino de propulsión nuclear.

Las comparaciones saltan a la vista, mucho más si a la botadura del submarino brasileño lo hacemos con la reciente desaparición del ARA San Juan con sus 44 tripulantes a bordo, mucho más si llegamos a la conclusión, como explicaremos, de que Brasil está iniciando un proceso muy similar al que comenzó a desarrollar la Argentina hace más de 40 años. Veamos.

Corrían los principios de una década de nuestra historia que daría mucho que hablar. Era 1973 cuando el general Juan Domingo Perón asumía su tercera presidencia. Mucho se ha escrito sobre ella, pero poco se lo ha hecho respecto de las políticas de Defensa en boga. Como lo había hecho en sus presidencias anteriores, impulsó grandes proyectos estratégicos, ya que Perón pensaba que ellos le iban permitir salir al país de su condición de subdesarrollado, como se nos calificaba por aquellos años.

“Tenemos que mantener el otro esquema industrial clásico, que es el que generará trabajo hasta que las dos industrias de punta (nuclear y aeroespacial) se hayan desarrollado.”, escribió.

Concretamente, durante su breve gobierno se lanzaron sendos programas de desarrollo para la Defensa, a saber: el proyecto de un avión jet de entrenamiento avanzado, conocido como Pampa, el de una familia de vehículos blindados, denominado TAM (Tanque Argentino Mediano) y uno de construcciones navales, en el que se destacaban los submarinos.

Específicamente, para el último caso se tomó contacto con la fábrica alemana Thyssen Nordseewerk. La idea no era solo la de comprar submarinos, sino la de desarrollar un modelo, el TRC-1700, o en forma conjunta y la de instalar su astillero en la Argentina para fabricarlo en serie y venderlo. 

En función de ello, en 1974 se ensamblaron, en Tandanor, dos submarinos Tipo 209 (bautizados ARA Salta y ARA San Luis). Luego, la idea era la de fabricar una serie de seis submarinos más potentes, de la clase TR-1700. Para ello, se construyó el Astillero Ministro Domecq García, mientras que en Alemania se fabricaron las dos primeras unidades de la serie: los conocidos ARA Santa Cruz y el desaparecido ARA San Juan.

Los vaivenes de la economía y de la política argentina afectaron al astillero que nunca pudo completar las cuatro unidades, a pesar de que la primera de ellas se encuentra con un importante grado de avance, el ARA Santa Fe. Durante el gobierno de Carlos Saúl Menem se dispuso el cierre de dichas instalaciones. En 2004 se reinauguró el astillero y en sus instalaciones se reparó al submarino Tipo 209 ARA Salta. El 17 de agosto de 2007 ingresó a sus gradas el submarino TR-1700 ARA San Juan para una reparación de media vida. El resto es historia triste y conocida.

Ya dijimos que Brasil acaba de botar a su nuevo submarino, el Riachuelo. Veamos los detalles de su programa. Ya en 2009 Brasil había comprado a Francia cuatro submarinos de la clase Scorpène por 10 mil millones de dólares. El acuerdo contemplaba la transferencia de tecnología para la construcción de uno de propulsión nuclear. El casco del primero de ellos, el S-BR Riachuelo, fue botado en Cherburgo, Francia, en mayo del 2010, y transportado luego al astillero brasileño en Sepetiba, a fines del 2012.

El plan contempla que los otros tres buques serán construidos, enteramente allí. Por su parte, el de propulsión nuclear podría estar basado, tanto en una variante alargada de los anteriores en un concepto similar a la clase Rubis o a la más poderosa y moderna clase Barracuda.

Llegado a este punto creemos que ya no es necesario abrumar al lector con datos y comparaciones, ya que las conclusiones están a la vista. La primera y más evidente es que el desarrollo de las naciones está, indefectiblemente, unido a sus políticas de Defensa. 

La segunda, y conectada a la anterior, es que las industrias –sean estatales o privadas, vinculadas a la Defensa– promueven el desarrollo de todas las áreas del quehacer nacional, desde la industria pesada hasta la educación, tal como lo vemos en Brasil y, en mucha menor medida, en la Argentina.


Y tercera y última, aunque no tan evidente, es que para que todo esto sea posible son necesarias tanto políticas de Estado como estrategias concretas para materializarlas. 

Para terminar ejemplificando lo que decimos, basta decir que en la reciente botadura del submarino brasileño S-BR Riachuelo apretaron juntos el botón el presidente saliente, Michel Temer, y el entrante, Jair Bolsonaro. Todo un ejemplo de continuidad digno de ser imitado. 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.