|11/06/18 09:03 PM

La geopolítica del aborto

Tanto la ONU como el Banco Mundial y el FMI son devotos de la planificación familiar de  los países para evitar que el crecimiento poblacional sea mayor al aumento de recursos, sobre todo en los que están en vías de desarrollo, como la Argentina. Por eso no hay que sorprenderse si el organismo multilateral que nos otorgó el millonario crédito haya puesto como condición el control de la natalidad

12 de junio, 2018 - 08:30

Por estos días hemos escuchado los más diversos argumentos, ya sea a favor o en contra de legalizar la práctica del aborto libre y gratuito. Médicos, filósofos, periodistas y hasta simplemente famosos han desfilado por las cuatro comisiones parlamentarias que tratan el tema para expresar sus diversos puntos de vista.

En primer lugar, creemos que el aborto no es una cuestión meramente moral o de conciencia individual de las personas. Por el contrario, consideramos que la defensa de la persona humana y su derecho fundamental a la vida desde su inicio hasta su término, constituye el fundamento de la convivencia humana y de sus comunidades políticas. 

En ese sentido, sostenemos que históricamente han existido dos visiones contrapuestas: la cultura de lo descartable y de lo permanente que reconoce en la vida un impulso ineludible que debe ser respetado y sostenido.

En segundo término, desde el punto de vista científico, creemos que son contundentes las evidencias respecto de que la vida tiene su inicio en la concepción. Baste para ello la amplia parafernalia disponible para el diagnóstico por imágenes que nos muestran simpáticas imágenes del no nacido en el vientre de su madre.

Por otro lado, reconocemos que el debate sobre su legalización se ha orientado, últimamente, en torno a la mortalidad que producirían la inmensa cantidad de abortos clandestinos que son practicados en condiciones precarias en nuestro país.

Pero, sostenemos que ello, al margen de esconder la verdaderas estadísticas del tema, oculta que las principales causas de esa mortalidad maternal no son otras, en la Argentina, que el colapso de nuestro sistema de salud pública y del incremento sostenido de nuestros niveles de pobreza. 

Pero lector, tal como lo anunciamos con nuestro título, nos vemos obligados a explicar los temas vinculados al aborto con nuestros conocimientos, que son lo de la Estrategia y la Geopolítica.

Desde este punto de vista, creemos que han sido pocos los que se han atrevido a alzar sus voz.

En primer lugar, hay que empezar diciendo que la República Argentina dispone de la octava superficie estatal del planeta, pero solo 44 millones de habitantes para ocuparla, lo que nos pone en el puesto 32 del ranking y no da una densidad poblacional de unos 16 habitantes por kilómetro cuadrado. Mientras, por ejemplo, a Brasil le da un 25, a Chile un 24 y a la India, un escalofriante 378. 

Lo segundo, es recordar las palabras de uno de nuestros padres Fundadores, Juan Bautista Alberdi, el autor de nuestra Constitución Nacional, quien decía: “Gobernar es poblar”. Y quien escribió en su Preámbulo que nuestra Patria estaría abierta a los hombres de buena voluntad que quisieran ocuparla.

Lo tercero y más importante, es que hay centros de poder mundial que sostienen que el control de la natalidad es la clave del crecimiento económico. Concretamente, El Club de Roma, un think tank global conformado por científicos, políticos y grandes empresarios publicó en 1972 el conocido informe ‘Los límites al crecimiento’ (en inglés, The Limits to Growth), encargado al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés).

En dicho informe se hace gala de maltusianismo, que es una vieja teoría que sostiene que el crecimiento de la población es mayor que el aumento de los recursos para alimentarla. Sostiene que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se produjo una explosión demográfica. A la misma la considera como un problema grave para el crecimiento de la población mundial de los países en vías de desarrollo como Brasil, Nigeria o la Argentina.

En ese sentido aconseja lo que denomina, eufemísticamente, como el ‘planeamiento familiar’ de las poblaciones de esos países. 

No al control de la natalidad

Todo solo resultaría en una vistosa nota de color de cómo piensan las élites a nivel global. Lo grave es que muchos elementos de ese nivel, tales como la ONU, el Banco Mundial y el FMI son devotos de esas ideas.

Pero, para que no se nos acuse de conspirativos, le cedemos la palabra a Rodrigo de Rato, director gerente del FMI, quien en su discurso titulado ‘Las tensiones del crecimiento: perspectivas económicas y factores fundamentales para el desarrollo humano’, pronunciado ante el Club de Roma, el 24 de septiembre de 2007, dijo textualmente: “Ahora quisiera referirme a los cambios demográficos. Cuando el Club de Roma comenzó a analizar la población y los cambios demográficos hace 35 años, la atención estaba centrada en los riesgos de la sobrepoblación. Todavía hay regiones del mundo en las que el crecimiento de la población ejerce presión sobre el medio ambiente, sobre los recursos y sobre las sociedades”. 
Por supuesto, que el párrafo anterior, pronunciado no hace tantos años por un director gerente del FMI, nos lleva a interrogarnos si entre las exigencias que pueda llegar a establecer ese organismo multilateral de crédito para otorgarnos un crédito no habrá alguna vinculada con lo que ellos denominan "planificación familiar".

No lo sabemos, pues las mismas hasta el momento son secretas. Tampoco, deberían ser totalmente explícitas. Muy bien podrían poner limitaciones, por ejemplo, a la Asignación Universal por Hijo. 

En todo caso, más allá o más acá de organismos como el Club de Roma o el renombrado, por estos días FMI, no nos cabe duda de que la Argentina necesita incrementar la masa crítica de su población. Y en ese sentido, geopolítico, nos oponemos a toda forma de control de la natalidad.

El Doctor Emilio Magnaghi es autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.