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El impacto del aburrimiento crónico

Detrás de este sentimiento, navega la apatía y la desafección. Estamos ante un estado psicológico de gran impacto que puede mermar nuestra calidad de vida

Por Redacción

12 de febrero, 2021 - 07:59

Podríamos definir el hastío como una incómoda combinación entre la insatisfacción, el tedio y el cansancio. Tras él, se inscribe también la sombra de ese aburrimiento crónico que todo lo impregna y que lo desdibuja. Ahora bien, desde un punto de vista psicológico, este estado de ánimo es más complejo de lo que parece porque tiene, por término medio, un gran impacto para la salud mental.

Todos hemos sentido cierto hastío en algún momento y sabemos lo asfixiante que resulta. Es mucho más que perder la motivación, es percibir que lo que nos rodea es desagradable y falto de sentido. Así, en el mundo de la literatura figuras como Baudelaire hicieron de este concepto un tema recurrente en sus obras, definiéndolo como ese estado en el que lo divino se desvanece y la existencia se convierte en una llanura.

De este modo, percibir que en nuestro horizonte no hay nada más que una extensión saturada de vacíos nos aboca sin duda a una monotonía existencial en la que no tarda en emerger la angustia, la ansiedad e incluso la depresión… Es importante saber detectar estos estados y actuar en consecuencia por nuestro bienestar y felicidad. Lo analizamos.

 

Qué hay detrás del hastío

Si tuviéramos que buscar una palabra que definiera lo opuesto al hastío sería el entusiasmo. Pocas emociones son tan enriquecedoras, vitales y inspiradoras como sentirnos entusiastas, con ese estado de ánimo exaltado con el que uno se siente capaz de hacer cualquier cosa. Ahora bien, con el hastío se enciende una realidad emocional que todo lo aniquila y que va más allá de la tristeza.

Resulta llamativo percibir como esta dimensión fue, hasta no hace mucho, territorio de la filosofía más que de la psicología. Blas Pascal, por ejemplo, ya señaló en su momento que el hastío era (e iba a ser) el principal problema de la humanidad. George Steiner, por su parte, afirmaba que somos sujetos del hastío cuando la vida se convierte en un eterno esperar y, a su vez, en ese veneno que nos lleva del aburrimiento a la desesperación.

Schopenhauer apuntaba que esta dimensión surge cuando todo nos abandona: el amor, el placer de viajar, de leer… Es entonces cuando surge la ‘nada’, esa ausencia total de estímulos y pasiones que nos lleva al ahogo porque todo lo que nos envuelve, es homogéneo, hueco y aburrido. Así, es precisamente esta última dimensión, la del aburrimiento, la que toma también la psicología para explicar las raíces del hastío.

 

El aburrimiento crónico y el dolor emocional

En efecto, la filosofía navegó durante décadas sobre la idea del hastío como ese aliento que emerge del tedio constante, del desinterés y el vacío. Para la psicología, quien se siente hastiado experimenta aburrimiento crónico, y bajo esa realidad suele haber, a menudo, un hecho traumático.

Cuando alguien vive una experiencia de gran dureza emocional intenta a duras penas callar el miedo, la rabia, la tristeza… Esos estados psicológicos conflictivos se intentan silenciar para poder así seguir avanzando por la vida.

Para ello, lo que se hace a menudo es desconectarse de las propias emociones, cayendo así en un estado de aburrimiento constante, de vacío, donde el dolor abrumador queda escondido. El hastío es en estos casos la máscara de la desesperación subyacente. 

 

Cómo saber si lo que sentís ahora mismo es hastío

La mayoría conocemos la sensación de estar hastiados. Sin embargo, hay veces en que este tipo de sentimiento, lejos de ser algo puntual, se instala en nosotros como una bruma constante, como una espina que se clava de manera profunda hasta alterar nuestra forma de ser. Veamos cuáles son sus características:

  • Nada atrae tu interés, ni siquiera las cosas que antes te apasionaban.
  • Todo te parece rutinario, falto de sentido.
  • No tenés metas a corto ni largo  plazo.
  • Nada te emociona, ni despierta risas y alegrías en vos.
  • Te sentís insatisfecho con tu vida, con lo que te rodea, incluidas las personas que te rodean y la sociedad en la que vivís.
  • Asimismo, te percibís agotado física y psicológicamente.

 

Hastío y depresión

Señalábamos al inicio la importancia de tener presente los sentimientos de hastío por ser, a menudo, un factor de riesgo para la salud psicológica. De este modo, sabemos ya que alguien que se sienta continuamente hastiado evidencia esa forma de apatía y aburrimiento crónico que esconde, en muchos casos, algún factor traumático.

El vacío, la apatía, la falta de motivación y de significados vitales carcomen el ánimo y boicotean la identidad. Nos hacen sentir inútiles en un mundo invadido (en apariencia) por la nada. Es muy difícil salir indemne de esa inercia de cansancios y ausencia sentidos.