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16.195

Es raro ponerle de título a una nota solo un número. Pero ahora, a partir de los anuncios de la semana, 16.195 pasa a ser el número de corte a partir del cual los jubilados pasan a ser solidarios.

17 de febrero, 2020 - 07:11

Es raro ponerle de título a una nota solo un número. Y mucho más cuando la cifra toma un tono críptico.

Si uno pusiera 30.000, o 1.983, entonces habría más referencias. Pero ahora, a partir de los anuncios de la semana, 16.195 pasa a ser el número de corte a partir del cual los jubilados pasan a ser solidarios.

De esa cifra para arriba arranca la poda de ingresos para los beneficiarios. Hasta ahí el aumento de ambas fórmulas –la ley de Macri, que fue resistida a costo de la destrucción de la Plaza de los dos Congresos y los decretos de Fernández- es equivalente.

De ahí para arriba todos pierden. El grupo más numeroso de jubilados argentinos, el de los 20.000, ya pierde más de mil pesos. La decisión consolida una injusticia, porque consagra una desigualdad.

Aquellos que cumplieron sus obligaciones aportando año tras año a sistema para conquistar el derecho a su jubilación, son medidos con distinta vara –y peor- que aquellos que ingresaron por la ventana de una moratoria, con escasos o nulos aportes.

Se dice que remedia una injusticia, por ejemplo, la del trabajo en negro. Pero una injusticia remediada con otra es difícilmente considerable como un acto de justicia.

Así, los fondos del sistema previsional se recortan, mutilando las jubilaciones, para achicar el gasto del Estado, o mejor dicho reasignarlo a otros necesitados, en un trueque entre pobres y necesitados.

No es nada nuevo, pero marca con claridad meridiana qué cosas se discuten en Argentina y qué caminos de solución se toman.

Los sistemas previsionales están al borde del colapso en todo el mundo. El aumento en la expectativa de vida los pone en rojo, junto a los avances tecnológicos y modos de producción que rompieron la proporción de 4 a 1, los 4 trabajadores activos para completar los ingresos de cada pasivo.

El mundo, entonces, busca modos de financiamiento para acrecentar esas cajas y derivar fondos que ya no provienen de los trabajadores ocupados, sabiendo que el vigente es un modelo agotado.

Aquí, como el sistema tiene todos los meses ingresos contantes y sonantes, en lugar de prever y anticipar para construir un sistema saludable, se le quita a diestra y siniestra, y después se verá.

¿Cuándo? Bueno, ese será problema de otros, en todo caso. Que hagan juicio, total tenemos cooptada la Justicia y se morirán antes de cobrar. Tan cínico como eso.

Como agravante, en vez de comenzar el recorte por las jubilaciones de privilegio, por los regímenes especiales, por casos como los de los ex magistrados de la Corte Suprema, que ganan cientos de miles de pesos al mes, pusieron la cifra de corte en míseros 16.195 pesos, y a los verdaderos privilegiados no los tocan.

Claro, invocan los derechos adquiridos, y como todo el mundo sabe, en la Argentina los únicos que han adquirido derechos son los poderosos. Para el resto, limosnas.