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A 50 años del trágico aluvión que inundó la ciudad

El domingo 4 de enero de 1970 la fuerza de la naturaleza desatada provocó 40 muertos y grandes pérdidas materiales en algunos sectores mendocinos

03 de enero, 2020 - 16:50

Era el domingo 4 de enero de 1970, una tarde de verano muy tranquila, bien mendocina pero con un calor que sofocaba al más resistente de los mortales.

Había llovido en días anteriores y se percibía una gran humedad. Mientras tanto, en el cielo, nubarrones negros se podían ver hacia el Sur y todo hacía presagiar que una tormenta podría llegar en cualquier momento.

En la mañana había caído una lluvia en la zona del piedemonte y el agua bajaba desde los cerros hacia los vertederos naturales hasta detenerse en los diques de contención que rodean la ciudad.

Nadie podía sospechar que a unos kilómetros de distancia de la ciudad, la naturaleza comenzó a expresar su fuerza y desafiaba a lo que los ingenieros habían construido años atrás para salvaguardar de cualquier incidente fluvial: el dique Frías.

Ubicado en el departamento Godoy Cruz, el dique recibió tanta agua que comenzó a desbordarse y se rompió, provocando que el líquido elemento bajara con fuerza inusitada hacia la ciudad.

Cuando las aguas bajan turbias

La tragedia comenzó poco antes de las 18. El agua que bajó desde el dique hizo colapsar el zanjón Frías. Se rompieron las losas de los costados y los socavones en la tierra de las márgenes arrastraron viviendas y todo lo que encontraban en las cercanías. Como toda la red hídrica estaba colapsada, el agua y el lodo buscaron otra salida y la encontraron en la avenida San Martín, que quedó desbordada de lodo en casi un metro de alto, que arrastraba todo lo que encontraba a su paso. 

Al colapsar el dique Frías, el agua llegó hasta el centro.

Mesas, sillas, automóviles y muchos transeúntes desprevenidos y sorprendidos eran llevados por la corriente, algunos lograron salvarse tomándose de un árbol o de los semáforos que por entonces se ubicaban en el centro de la arteria donde se ubicaban las garitas de tránsito, otros eran socorridos por gente desde los edificios.

Al poco tiempo, los automóviles que estaban estacionados en la arteria principal comenzaron a flotar y fueron arrastrados por la corriente, igual que otros que circulaban con sus ocupantes a bordo.

Por la tele, en vivo y en directo

Mientras tanto, en la intersección de las calles San Martín y Garibaldi, uno de los canales de televisión de aire –que se ubicaba en el edificio llamado G 7– transmitía en blanco y negro el desastre en toda su magnitud, automóviles que chocaban contra los árboles, personas que flotaban sobre las turbias aguas...

Existía una sensación muy extraña. Hubo caos y desesperación durante la más de media hora que duró la pesadilla. Cuando pasó el aluvión, las escenas eran propias de una guerra. 

Entonces aparecieron los camiones de Bomberos y las ambulancias, que con sus sirenas e insistentes toques de bocina aumentaban la imagen de la desgracia que se podía apreciar desde los edificios altos.

El agua había arrastrado viviendas en los barrios aledaños al zanjón de Los Ciruelos, y arrancó la pasarela ubicada a la altura de la calle Cipolletti y se llevó columnas de cemento. 

El puente recientemente habilitado sobre el zanjón Frías, en Paso de los Andes y Moreno, en Godoy Cruz, había sido abatido violentamente por las aguas.

Al llamado Puente Olive, ubicado en una conocida zona godoicruceña, la creciente lo arrancó de cuajo y sus restos fueron arrastrados varios metros. También el Cementerio municipal de ese departamento sufrió daños con el descenso del agua.

Un desastre: el Puente Olive, totalmente destruido por la fuerza del agua.

En tanto, en el Barrio Cívico se inundaron los sótanos de la Casa de Gobierno, mientras que los jardines estaban cubiertos de agua, tambores de gasoil, postes, cajones, muebles, ropas y raíces. 

En la Cuarta Sección, las calles Coronel Díaz, Montecaseros e Ituzaingó se habían convertido en verdaderos ríos, mientras Las Heras vivía horas de angustia, especialmente en los barrios Independencia y Espejo.

Otra de las localidades en donde se hizo sentir la creciente fue Chacras de Coria, en Luján de Cuyo, donde muchas personas fueron evacuadas.

A raíz de aquel aluvión, en un principio se contabilizaron 21 víctimas fatales en distintos lugares del Gran Mendoza, pero la suma aumentó a 40, y muchas de ellas se encontraban desaparecidas, además, las pérdidas materiales fueron cuantiosas.

Enero, el mes de los aluviones

Este aluvión fue uno de los más catastróficos que se tiene en cuenta, sin dejar de lado el ocurrido el 8 de enero de 1895, que inundó la Ciudad, y el del 10 de enero de 1934, que se produjo como consecuencia de la rotura del glaciar llamado Del Plomo, que produjo un desastre en el dique Cacheuta.

La noticia del aluvión tuvo repercusión internacional. El entonces presidente de facto Juan Carlos Onganía viajó a Mendoza para interiorizarse de la situación y se reunió con el gobernador José Eugenio Blanco, mientras desde Chile llegaba ayuda por vía aérea.