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Opinan que “a pesar de llegar tarde, la tarjeta alimentaria les sirve a miles de mendocinos”

El Centro de Investigación Social de Mendoza estima que la atención de la nutrición de más de cien mil mendocinos es una medida necesaria, pero se aplica a destiempo

27 de enero, 2020 - 07:43

Para el Centro de Investigación Social de Mendoza (CISME) atender la nutrición (¿desnutrición?) de más de cien mil habitantes de Mendoza es muy oportuna, pero llega tarde.

Esta organización, que viene haciendo análisis exhaustivos de la situación nacional, y en particular de la provincia desde hace uno años, exterioriza en uno de sus informes que la caída en la actividad económica, la inflación y el shock tarifario provocaron un deterioro en salarios y jubilaciones, lo que se traduce en más desempleo, más pobreza y más concentración de la riqueza.

Según el centro de investigación, el año pasado la concentración de ingresos per cápita familiar en las principales ciudades del país, incluido el Gran Mendoza, fue de 48% para un 20% más rico y de un 5% para un 20% de los más pobres

El otro dato llamativo y preocupante es que, al crecer el número de mujeres que son el único sustento de familia, se feminizó la pobreza. Esto es así porque el 40% de la población con mayor ingreso es masculina, en detrimento del alto porcentaje de mujeres jefas de hogar.

Por el lado de la desocupación, el CISME mostró números compatibilizados con datos arrojados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y del INDEC. Con ellos queda claro que la población juvenil de hasta 24 años constituye el mayor porcentaje de desocupados. El ejemplo es que en el primer trimestre del año pasado el total general de desempleados era del 10,1%, siendo el 27,1% específicamente de la población hasta 24 años.

El muestreo del centro de investigación –mucho más detallado en números por zonas de Argentina y Mendoza– deja en claro cómo en el país creció la pobreza entre millones de sus habitantes. Y con ella la precariedad de cientos de miles de familias y multiplicidad de necesidades de personas que viven en esas condiciones, entre ellas la salud y la nutrición. 

Los datos de inseguridad alimentaria, que coinciden con las mediciones del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), delatan que ni con los ingresos fijos millones de personas no dejan de estar por debajo de la línea de la pobreza y sus hijos no recibir la cuota alimentaria necesaria para su nutrición.

Diagnóstico severo para Mendoza 

El Ciudadano dialogó al respecto con Pablo García, uno de los jóvenes investigadores del CISME, quien en cuanto a la adhesión de Mendoza al Plan Nacional de la Tarjeta Alimentar, dijo: “Me parece una medida acertada en términos de la urgencia que implica las condiciones alimentarias que vemos en la población. Algo que podemos dar testimonio por el relevamiento que llevamos a cabo desde hacen algunos años”.

Al pedirle especificaciones, expresó: “Nosotros trabajamos en temas vinculados a la distribución según los ingresos y cómo inciden los mismos en las condiciones de vida de la gente. Con datos de todo el país y en particular de la provincia de Mendoza medimos los servicios que reciben y la participación de las familias trabajadoras mendocinas en el ingreso”.

Al esbozar lo que arrojó el estudio en cuestión, detalló: “Tenemos un diagnóstico que es bastante severo. Se basa en los estudios de organismos internacionales entendidos en la materia y el propio Estado nacional. Todos al unísono presentan una mirada alarmante sobre las condiciones alimentarias de la población, que han empeorado”. 

“Por ejemplo, la FAO (un organismo de las Naciones Unidas) expresa que entre los años 2014 y 2016, ocho millones de personas en el país estaban en condiciones de inseguridad alimentaria. Esa cifra en el año 2019 asciende a 14 millones y dentro de ese número espeluznante, está una importante porción de mendocinos. Por eso que la tarjeta alimentaria es una medida acertada en términos de sortear una coyuntura apremiante”, consideró García.

Cuando se le preguntó si eso significa que llegó oportunamente, respondió en forma tajante: “Llegar tarde, llega tarde. Como sociedad es lamentable que hayamos tenido que esperar tanto tiempo para hacernos cargo de esta situación. Pero bueno, mejor tarde que nunca, porque creo que esta política puede contribuir a mejorar las condiciones alimentarias de muchas familias mendocinas. Para ser más exactos, el beneficio llegaría a más de 60 mil familias de la provincia. Algo que también traería aparejado, como dice el Gobierno provincial, un impacto económico con el consumo de esas familias en alimentos que introduciría fondos a Mendoza y a muchos pequeños almacenes de barrios y de pueblos de los departamentos”.