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Cómo programar unas vacaciones sin excesos

Siempre hay alternativas estratégicas para prever situaciones y tener alguna opción compensadora a mano. Lo importante es tomar el control y decidir qué es lo esencial para lograr un buen resultado

21 de enero, 2020 - 08:19

Te pasa que cada vez que pensás en las vacaciones, pensás en lo bien que la vas a pasar, si vas a la playa o a la montaña, si vas a una ciudad... ¿Ves qué hay para hacer, planeás qué vas a hacer en esos días, etcétera, y en todo eso siempre hay alguna bebida o comida que por lo general no es nada saludable o light que acompañe esos momentos? 

Quedate tranqui… sos humano y por sobre todo, argentino. ¿Por qué aclaro lo de nuestra nacionalidad? Es simple: el argentino tiene asociado el disfrute y el compartir con otros de forma cultural la comida y la bebida, ya sea desde el mate, el café, un buen vino, una cervecita.

Y si bebemos algo, obviamente lo acompañamos con algo sólido, “no vaya a ser que tengamos hambre”. Entonces automáticamente comenzamos a pensar en lo que acompañe ese líquido.

Hoy me inspiré en esta nota mientras estaba en un almuerzo, al que fuimos amorosamente invitados por dos anfitriones que son de lo más copados y complementarios que conocí.

Él ama cocinar –y es realmente muy bueno– y ella se describe a sí misma como una mujer cero interesada en aprender a cocinar. Pero entre los dos generan un espacio exquisito para compartir en familia y amigos, a los cuales mezclan con total facilidad. Cuando llegás, nunca sabés con quién te van a sorprender: desde un brillante intelectual hasta un personaje de lo más divertido que te imaginés. 

Resulta, que estábamos haciendo la sobremesa, mientras todos los comensales agradecíamos el rico almuerzo que contó con la presencia de unas empanadas caseras, una selección de diferentes carnes y una variedad de guarniciones y acompañamientos, dignos de un festín vegetariano, a lo cual le siguió el postre que tenía como propuesta una selección de frutas, frutos secos, dulces regionales y quesos. 

Te cuento esto para que quede claro que luego de la comida no cabía la posibilidad de que alguno de los presentes tuviera hambre. Pero apareció mágicamente la charla de qué comeríamos en la tarde, a lo cual salió el chiste de que una de los comensales sabiamente se había anticipado a tal situación y había provisto al grupo con palmeritas y otras “cositas” para la hora de la tarde. 

Todos reíamos. Rápidamente, la  ideóloga de la media tarde acotó: “es simple, pensé tarde-pileta-mate, chau, van palmeritas”

Y así de simple, acabo de ejemplificar algo que te debe suceder casi a diario.

Es por todo esto que para las vacaciones nos preparamos, haciendo “dieta” para ponernos la malla, y luego venimos de las vacaciones que no podemos ponernos la ropa.

Pero eso pasa inadvertido mientras dura la estadía, en la cual “estamos disfrutando de cada momento acompañado de...”. Pero el impacto de este hecho cobra notoria relevancia cuando volvemos y no hay bronceado que disimule que no podés encontrar en el pantalón que solemos usar para ir al trabajo. ¿A que te pasó?

Bueno, te aclaro que el ambicioso objetivo de esta nota dista mucho de querer romper con unas palabras ese gran y antiguo patrón. Solo proponerte una alternativa estratégica para que puedas prever esta situación y tener alguna alternativa compensadora a la mano.

Si vas a casa, departamento, hotel o restaurante es igual, lo tenés en tu heladera o lo elegís en la carta. No hay excusas, más que detenerte un minuto antes de decidir para diseñar una estrategia.

  • ¿Leíste nuestra nota sobre cómo conservar frutas y vegetales en la heladera? Si no lo hiciste, leela en cuanto terminés esta, así podés proveer la heladera de opciones más saludables.
  • ¿Viste que usé las palabras “alternativa compensadora”. Desarrollar una estrategia para esto es, por ejemplo, cuando comprás esas deliciosas facturas a las que obviamente no le podés decir “no gracias”, compensés ofreciendo en otro plato o recipiente, a la par una opción saludable como es la fruta. Esta es una muy buena opción que la podés llevar a donde vayas: a la playa, en una mochila por la ciudad, etcétera. Entonces, “podés optar por comer una factura y una fruta. ¡Nunca es lo mismo eso que tres facturas, o que no comer ninguna!”. Y así este mismo mecanismo lo aplicás a cada comida.
  • Prepará o pedí ensaladas para los mediodías o cenas, que resulten ricas y no aburran. Probá con verduras nuevas, pollo, algo de frutos de mar, etcétera.
  • Alcohol: te recomiendo que dejés su consumo solo para una vez al día. Recordá que el alcohol tiene vida propia en tus caderas, abdomen, y por lo tanto en tus arterias.

“Siempre hay formas de manejar las situaciones y tomar el control de ellas, la acción de hoy, por más pequeña que esta sea, es esencial para el resultado de mañana”.

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