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Los riesgos del Superclásico, un duro golpe o la catástrofe

01 de octubre, 2019 - 14:37

El 1° de octubre se jugará la ida de las semifinales de la Copa Libertadores entre River y Boca en el Monumental que definirá parte del futuro de los dos clubes más importantes de la Argentina. Será el primer capítulo de una serie de 180´ que se cerrará el 22 de octubre en La Bombonera. Pero más allá de lo deportivo, también habrá otras cuestiones que estarán en juego de cara a un futuro promisorio para uno y catastrófico, para el otro.

Nueve meses pasaron de aquella final inédita en el Santiago Bernabéu que quedará en la retina de todos porque se definió por primera vez en España, un certamen que se desarrolla en Sudamérica pero que por culpa de las negligencias del ministerio de Seguridad y los episodios de violencia por parte de un grupo minúsculo de la parcialidad millonaria en los alrededores del Monumental se terminó jugando en Europa.

El fútbol siempre da revancha. Y en esta ocasión, volverán a verse las caras en el barrio porteño de Núñez, en instancias de semifinales. 

Existe la dualidad de sí es una revancha o no después de lo sucedido en Madrid. Ambas parcialidades lo tomarán de manera diferentes. ¿Será para el hincha de Boca un desquite después de la final perdida en el Bernabéu? Y para el de River ¿lo tomará como una prueba más para demostrar su amplia superioridad ante su clásico rival? Desde el lado Millonario descartan que sea una revancha porque en la capital española tocaron el cielo con las manos tras consagrarse campeón. Sí consideran que eliminarlo será el broche de oro de un ciclo súper exitoso que difícilmente pueda volver a repetirse, aunque hacer futurología sería un error. 

En cambio, por el lado de Boca, consideran que es una revancha porque tienen la chance de cortar el ciclo más ganador de la historia Millonaria e ir en busca de la famosa séptima Libertadores. Creen que si lo eliminan sanará, en parte, esa herida que se abrió el 9 de diciembre pasado y que todavía está latente. Pero para ello deberá completarla con el título para que vaya sanando por completo, caso contrario, seguirá sangrando por la herida. 

Más allá del contexto deportivo, el superclásico por copa será una nueva prueba para la Argentina como país organizador. Para que no se repita lo de diciembre pasado que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que se desarrolle como debiera ser. Y en menos de un año tiene una nueva oportunidad desde la disciplina, la cordialidad, el respeto deportivo por el otro y hasta de la historia para todas las partes involucradas en este nuevo River -Boca, Boca- River.

La primera semifinal marcará el termómetro de los hinchas y de los protagonistas, especialmente, de cara a la revancha. ¿Qué pasará si gana River en la ida? Llegará con más confianza al encuentro decisivo. Respirará más aliviado hasta visitar el “templo”. Por su parte, Boca con la derrota tendrá un horizonte más complicado. Pasarán 20 días con mucha presión, con mucho revuelo, con un panorama desalentador y la situación se tornará difícil para la Conmebol organizar el partido en la mismísima Bombonera. 

Pero ¿si el ganador es Boca de visitante? Es una señal de que se puede. Boca ganando en la ida se irá fortaleciendo. Y armando más como equipo. Mejorará el semblante. Pero tendrá que sentar la base de local y frente a su gente. De esta manera, la herida de la derrota en la capital española irá cicatrizando, aunque no sanará por completo hasta ganar la copa.  

Pero ¿cuáles son los riesgos que corre el equipo que no avance a la final de Libertadores? Será catastrófico para Boca y un gran dolor para River. El equipo de Alfaro se juega todo y tiene mucho más para perder. El ciclo del entrenador estaría terminado.  En cambio, el Millonario no tiene nada que perder. El 23 de octubre sólo será tristeza, amargura y un dolor fuerte. Pero nada cambiará. El cuerpo técnico seguirá, siempre y cuando, Gallardo así lo decidiera.

Los presentes de River y Boca distan mucho y eso nos presenta un partido lleno de condimentos futbolísticos interesantes. Para empezar, se observan diferencias entre ambos entrenadores a la hora de parar y hacer jugar a sus equipos. Y un claro ejemplo fue el choque por la Superliga, donde Boca planteo una manera de jugar más conservadora que River que lo atacó constantemente, aunque nunca pudo romper el cerrojo defensivo ni vulnerar el arco que defendió Estaban Andrada. 

El planteo de Alfaro fue más mezquino y sólo atinó a defenderse para atacarlo de contragolpe, mientras Gallardo buscó jugar siempre en campo rival y tratar de lastimarlo por las bandas, pero Boca se cerró bien y evitó irse derrotado del Monumental.  

El choque por la sexta fecha de la Superliga fue único, no tuvo ni tendrá revancha. Por eso no es comparable con una serie de 180´ y con el plus que tiene el gol de visitante. La estrategia de ambos, en este caso, será diferente. 

Boca deberá tener en cuenta que hacer un gol de visitante podría condicionar a su rival de cara al segundo encuentro. Por su parte, River entiende que tiene que hacerse fuerte de local para ir a defenderse de visitante. 

La estrategia de Gallardo sería jugarse el todo por el todo en su cancha, con la misma intensidad que pregona hace 5 años: presionando al rival, ahogarlo, manejar siempre la pelota y pensar en el arco de enfrente. Aunque el presente no es de lo mejor. Sacó 1 punto de los últimos 9 de local. Es el equipo más terrenal del ciclo Gallardo como entrenador. Tiene más recorrido, continuidad, juega de memoria hace tiempo. Está más liviano, no carga con el peso de haber perdido la final en Madrid, todo lo contrario, fue el ganador de una final histórica. Esos factores juegan a favor, aunque no son determinantes. 

Boca, en cambio, tiene la presión de ganar sí o sí. No quiere tropezar dos veces con la misma piedra. Quiere terminar con esta agonía que arrastra desde el 2018 porque este equipo, comparado con el de Guillermo Barros Schelotto, es diferente. Esta mejor de la cabeza. Más tranquilo y relajado. Sólido, mejor armado de atrás para adelante. Invicto en el torneo local y con la idea fija y el objetivo puesto entre ceja y ceja de eliminar a su archirrival y lograr la tan ansiada séptima copa. Boca el parto ya lo sufrió. Ahora, deberá aprovechar del buen presente, para no sufrir mas en el futuro.

River y Boca juegan este martes en el Monumental. Nadie es punto y nadie es banca. Eso sí: en el caso que River sea eliminado, solo será un duro golpe que no pasará a mayores. Pero si Boca es el eliminado, los estruendos tendrán una magnitud con muy pocos antecedentes y será catastrófico para el futuro de la institución.