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La línea de tiempo del “vamos a volver”

A partir de la paliza electoral de las PASO, la consigna "vamos a volver" tomó visos de realidad, al punto que nadie en los círculos de poder discute el arribo de la fórmula FF a la Casa Rosada.

16 de septiembre, 2019 - 07:42

En las concentraciones, en los actos, en las redes sociales, en las charlas de café. Ya sea en forma de cantito, de consigna, de posteo, o de pintada, el “vamos a volver” es la frase que desde la oposición acuñaron con más fuerza en la contienda por el poder.

A partir de la paliza electoral de las PASO, esa consigna tomó visos de realidad, al punto de que nadie en los círculos de poder discute el arribo de la fórmula FF a la Casa Rosada.

Nótese la paradoja: en el lenguaje de la electrónica, FF es ir hacia adelante a toda velocidad, es la abreviatura de fast forward. Sin embargo, para la militancia es todo lo contrario, equivale al REW, al retroceder rápidamente. Ese es el sueño, el regreso a una época dorada que llaman internamente década ganada.

Pero a la luz de las informaciones que se han difundido en los últimos días, el reloj del regreso parece estar situado en otros tiempos. La máquina del tiempo que calibran en el bunker de Alberto no parece dirigirse a aquel reivindicado 2003, pese a que los pasos iniciales de Alberto Fernández, cuando se lanzó a la arena electoral, referían permanentemente a aquel período, usando un plural que comprendía a él mismo y a Néstor Kirchner.

Primero fue en La Política Online donde se informó de sucesivas reuniones entre el candidato más votado y Carlos Melconián, un economista del ala más dura del liberalismo. Luego, confirmó Carlos Pagni en La Nación que efectivamente el candidato le pidió un plan económico: “El Alberto Fernández gradualista, que dice que no va a hacer ajuste y cuidar a los argentinos, le acaba de pedir un programa económico a Carlos Melconian". 

"Melconian está haciendo un programa económico sistemático y global para Fernández. Esto es interesante porque Melconian es el economista que corrió por derecha a Macri todos estos años, el que condenaba la blandura del gradualismo de Macri”, afirma el periodista, aunque descarta que vaya a ocupar el ministerio.

Pero en el mismo análisis, también afirma que “Fernández le encargó a Guillermo Nielsen un programa completo para Vaca Muerta, muy a la derecha del de Macri. Quiere un régimen como el de la minería, con estabilidad fiscal, y los que trabajan ahí lo llaman un régimen texano”.

Esto significa, por supuesto, trabajadores que aceptan las reglas de flexibilidad, productividad, y unas cuantas “malas palabras” más para la ortodoxia sindical.

El reciente enfrentamiento entre petroleros y docentes en Chubut usa ese termómetro: los gremios del Estado, defensores de la herencia sindical de la Carta del lavoro, versus los de empresas privadas, que se sientan a discutir sobre bases que a los otros les parecerían una traición inaceptable.

Para que tome más cuerpo la respuesta a la pregunta inicial, tras la reciente gira por la Península Ibérica, Alberto Fernández habló abiertamente del caso paradigmático de Portugal como modelo para salida de la crisis y estabilización de la economía.

Pero el modelo en cuestión fue, a primera vista, un ajuste salvaje. Por ejemplo, la reducción de salarios para todo el mundo, incluyendo privados, fue del 20%. Por muchísimo menos López Murphy puso al país en pie de guerra y tuvo que huir del Ministerio de Hacienda.

Con el ajuste, medio millón de portugueses emigraron huyendo de la miseria, un número que trasladado a la Argentina significaría tres millones de personas.

Todo esto considerando que el país europeo tenía un gran dato a favor: una moneda fuerte, ya que por ser parte de la Comunidad Europea su moneda es el Euro, sin el problema argentino de una moneda débil, fluctuante y sin confianza por parte de la población.

La conclusión surge por sí misma. Todo parece indicar que el “vamos a volver” de Alberto Fernández, más que al 2003, remite al 1989, al tiempo del desembarco de Carlos Menem, cuando se encontraba en las filas de Propuesta Republicana, la fuerza política liderada por Domingo Cavallo y Gustavo Béliz.

Esto es, sin dudas, indigerible para el ala kirchnerista de la coalición Frente de Todos, que además es la que aporta el grueso de los votos, la militancia y los nombres de las listas, al menos en los puestos relevantes.

La situación anticipa también una sorda lucha interna, entonces, dentro del futuro gobierno. ¿Podrá Alberto Fernández licuar el peso del kirchnerismo y conformar una nueva alianza que le dé peso específico para un gobierno como el que insinúan aquellos movimientos?

El “vamos a volver” parece seguro. Las dudas sobre al cuándo son más grandes.