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Oscuros y torcidos laberintos de la política mendocina

16 de septiembre, 2019 - 07:19

Los sucesos que se produjeron durante la habilitación de la remozada plaza España, donde gremialistas enfrentaron con una dura protesta al intendente capitalino Rodolfo Suarez, tiene trasfondos mucho antes del hecho en sí.

Por eso, para muchos observadores de la política local, el inadmisible e inmerecido mal momento que vivió el jefe comunal tuvo hipócritas posturas y posiciones de sectores de los dos partidos mayoritarios.

Un aspecto que de no haberse producido todo habría quedado en una manifestación sindical, más allá que se esté de acuerdo con la misma o no.

Tras el episodio, algunos dirigentes salieron presurosos a repudiar el hecho y solidarizarse con el jefe comunal de la Capital. Una postura pública muy osada pero efectiva como para despegarse subliminalmente de urticantes cuestiones.

Como por ejemplo, desconocer a la dirigente de ATE Tunuyán Gabriela Adarme, un importante eslabón del PJ de ese departamento, quien fuera bendecida en su momento por el entonces gobernador Francisco Pérez, lo que le valió ser concejal de esa comuna.

Adarme también jugó un vital papel para la estratégica parada que hizo el sector que conduce el secretario general de ATE Mendoza, Roberto Macho, en la interna de ese gremio en Tunuyán contra su archirrival, Raquel Blas.

Esta última tenía mucha fuerza como para imponerse, por lo que la conducción oficial del sindicato recibió "ayuditas" de algunas líneas radicales, como en gran parte de la provincia. Por eso, muchos se extrañaron ver a los dirigentes de las pecheras verdes con dirigentes de la UCR, como el concejal Paulo González.

Adarme estuvo con los dirigentes de ATE en las trifulcas de la plaza España. Ella es parte de la renovada conducción del gremio estatal. Todo tendría que haber quedado en eso, pero quienes han sido sus padrinos políticos la desconocieron sin ningún prurito. Ni siquiera para acatar una premisa del dogma justicialista "para un peronista, no hay nada mejor que otro peronista".

Mientras, aquellos dirigentes ucerreistas que habrían dado convenientes e interesadas "ayuditas" en la interna sindical, también la desconocieron.

Tal cual se habrían presentado los episodios de la plaza España, el intendente de la capital Rodolfo Suárez habría recibido  gestos de frente y por la espalda.

De frente, con una protesta que recibió más críticas, que apoyos. Por la espalda con señales no tan sinceras por parte de dirigentes de los dos partidos mayoritarios. Los mismos que en son de congratularse con el potencial ganador de la elección provincial a la gobernación mendocina, habrían olvidado aspectos éticos de una dirigencia política que se precie de tal.

En la dirigente política y gremial confluyeron diferentes intereses. Una gran cuestión, a la que sus mentores habrían colocado un detonador que nunca imaginaron que estallaría donde estalló.

En el lugar menos indicado y con la persona menos indicada (Suárez), que inmediatamente recibiría la espontánea solidaridad de todos los sectores que hacen a la vida de Mendoza.

Como diría la jerga popular, la mentira tiene patas cortas. Algo que en política muchos cuidan que no suceda, porque quedarían en evidencia aquellas muchas cosas non sanctas que se hacen en un terreno donde la gente por lo general no transita y no lo transitaría.

Evidentemente, aquellos sectores políticos que por vía twitter salieron a palmear las espaldas de Suárez rompieron toda compostura.

Mantenerse en silencio era lo recomendable por aquello que dicen en el campo: no aclare, que oscurece. Sobre todo si sus conciencias políticas no están limpias del todo.

Esto también tiene la provincia en momentos en que las señales políticas de todos los sitios deberían ir hacia el lado de la excelencia. En cambio, a la gente, por ahora y desde algunos sectores, se le muestran los oscuros y torcidos laberintos de la política mendocina.