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La tragedia amazónica

El mundo está en llamas y produjo una agitación en las políticas ambientales y las relaciones internacionales

28 de agosto, 2019 - 08:49

Los incendios en el Amazonas, el Congo y Angola han tenido una fuerte repercusión. Producto de ésto la comunidad internacional comenzó a manifestarse unida y piden respuestas del gobierno urgente.

En el caso de Brasil, este reclamo de la población ha dejado al presidente brasileño en una encrucijada, ya que en los últimos días se conoció que su gobierno alentó la deforestación a través de la reducción de políticas de fiscalización y multas para que, de esta manera y mediante la quema de tierras, se pueda preparar las mismas para el cultivo. Pero todo se salió de control. Las llamas no se limitan solo a Brasil,  también están afectando a los bosques de Bolivia y Paraguay.

Como consecuencia de la preocupante situación, por los incontrolables incendios en el norte de Brasil, el G7, cumbre de las principales democracias industrializadas del globo, ofreció ayuda al país latinoamericano por haberse transformado este desastre natural en un tema de intranquilidad global. Francia, que posee territorio de ultramar de la Guayana francesa y por lo que también es un país amazónico, ha ofrecido medios militares para las tareas de control del fuego en la región. Recordemos que la selva amazónica es conocida como “el pulmón del planeta” ya que produce el veinte por ciento del oxígeno del mundo y alberga alrededor del treinta por ciento de la biodiversidad del planeta.

El mandatario brasileño, Jair Bolsonaro.

En medio de esta compleja situación comenzó esta semana un chicaneo que traspasó el terreno político y se convirtió en personal, protagonizado por Jair Bolsonaro y su par francés. El presidente brasileño arremetió contra Macron al decir que la ayuda que se les quería brindar era por una mentalidad colonialista retrógrada que Francia aún tenía. Pero lejos de ser solo un comentario, la polémica continuó cuando Bolsonaro se refirió a la esposa del presidente francés de una manera muy burlesca y ofensiva sobre el físico de Brigitte Macron. A esta actitud se plegaron desde el entorno del presidente de Brasil y Macron no tardó en contestar la bajeza de su par. La respuesta más preocupante del primer mandatario francés fue la que aludió a la intención de vetar el acuerdo económico entre el Mercosur y la Unión Europea, negociado durante aproximadamente veinte años, al considerar que Bolsonaro mintió sobre sus compromisos ambientales.

Emmanuel Macron, presidente de Francia.

El entredicho no terminó acá y nos está siendo ser testigos de un segundo round en el cual el primer mandatario brasileño aseguró estar dispuesto a negociar con su par francés, siempre y cuando retire las palabras ofensivas que utilizó para referirse su persona, tratándolo de mentiroso. Jair Bolsonaro afirmó que aceptará la ayuda de veinte millones de dólares ofrecida por el G7 para combatir los incendios en la Amazonia, sólo si Emmanuel Macron se retracta. Actualmente el gobierno de Brasil autorizó el empleo de tropas de las Fuerzas Armadas en ocho de los nueve estados amazónicos para auxiliar en el combate a los incendios.

Frente a esta realidad que atenta contra la vida humana, flora y fauna, aparece una inesperada comparación de las actitudes que se tomaron a nivel internacional con la tragedia de Notre Dame, absolutamente opuestas a las tomadas con el incendio en el Amazonas. ¿Acaso interesa más la histórica catedral francesa que la pérdida de gran parte de la biodiversidad del mundo? El desconocimiento es la causa de los mayores errores que se han cometido en la historia de la humanidad. Las pérdidas por el incendio del Amazonas son incalculables. No solo quita oxígeno al mundo sino que significa un enorme retroceso en el estudio y conocimiento de nuevas especies, afectando gravemente el avance de descubrimientos que contribuyen con una mejor calidad de vida humana. Notre Dame fue una perdida cultural, un imponente edificio histórico que se puede recuperar; el Amazonas es una tragedia para la subsistencia de nuestra especie. Ese daño es irreversible.