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Esto también es Boca

15 de agosto, 2019 - 10:14

Sería la traducción al español de la frase de cabecera que marcó la llegada de Daniele De Rossi hace un mes cuando se transformó en refuerzo del Xeneize.

La derrota ante Almagro también es Boca. Un equipo deslucido en el segundo tiempo con la cantidad de figuras que había en el campo de juego (De Rossi, Salvio, Zarate, Abila, Tevez) fue superado por el “Tricolor” que hacía seis meses ( 7 de marzo victoria ante Atlético de Rafaela) no jugaba un partido oficial y el domingo que viene debutará en la Primera Nacional.

Esto también es Boca. Un equipo con dos caras. En el primer tiempo jugó como lo venía haciendo, teniendo el control del juego, jugando en campo rival con figuras que en el mano a mano son desequilibrantes como Eduardo Salvio que, por sus propios movimientos, tuvo en sus pies el segundo tanto, pero estaba en posición adelantada. Con un De Rossi como figura que cumplió la función de ser el volante de contención y mandar a jugar mas adelantado a su compañero Nicolas Capaldo; y también, cumpliendo la función de un central más para reforzar la zaga cuando atacaba Almagro y el Romano se ubicaba en el medio de López y Alonso. De esta manera se reforzó la línea defensiva y era imposible romper ese mural. Pero en el complemento todo cambió. Y se vio otra cara completamente diferente.

Esto es también Boca. El que llega poco, pero convierte. El que con la ventaja a favor juega poco y saca el pie del acelerador. El que se relaja y sufre.

Esto es también Boca. Que se anima a subestimar al rival en el complemento creyendo que el partido estaba liquidado con el 1 a 0 tras el tanto de De Rossi. El conjunto de Gustavo Alfaro jugó relajado con la diferencia a su favor, se lo empataron y terminó padeciendo la eliminación en la Copa Argentina a través de los penales.

Esto es también Boca. Comete errores defensivos que provocan situaciones que el rival transforma en gol como en la jugada que termina convirtiendo el delantero Juan Manuel Martínez.

Esto también es Boca. No mete miedo y da la sensación de que no es superior a su rival y que es fácil doblegarlo.

Esto también es Boca. Previsible, con jugadores de jerarquía pero que, por momentos, desaparecen del juego y no logran meterse de nuevo en partido. Salvio jugó bien de entrada. En los últimos 45´ no tocó la pelota. Mauro Zarate pasó desapercibido. Y esos apagones se ven muy frecuentes en el ex Velez. Wanchope Abila no tuvo situaciones de gol para convertir. Alexis Mac Allister tuvo apariciones esporádicas, pero le cuesta hacerse cargo del equipo.

Esto también es Boca. Con un técnico que no hizo una buena lectura del complemento y que sacó a Abila para que ingrese Jan Hurtado cuando el resultado no estaba definido y necesitas tener poder en ofensiva para ir a buscar un gol más porque el que ingresa por Wanchope no es un delantero superior a él.

Esto también es Boca. Que tiene figuras de primer nivel que vienen de Europa como Salvio que malogró su penal tirando la pelota a la tribuna como si fuera un principiante. O el caso de Mac Allister, con enormes características de buena pegada en pelota parada, que ejecutó un penal anunciado a las manos de Cristian Limousin.

Esto también es Boca con rendimientos muy flojos como pasó en el segundo tiempo ante Almagro y que se van repitiendo desde hace tiempo. Con un equipo que es vulnerable como ante Huracán en el debut de la Superliga, en La Bombonera, que se le animó en la primera parte y lo dominó hasta crearle varias situaciones de gol en los primeros 30 minutos

Esto también es Boca que parece no tener las características como equipo de manejar los tiempos de un partido. Siempre necesita de la muy buena intervención de su arquero, en la mayoría de los casos Esteban Andrada, para no sufrir más de la cuenta.

Esto también es Boca que tiene en el trato de la pelota muchas imprecisiones. En el primer tiempo ante Almagro intentó juntar a los que saben manejarla y jugar más corto. Y en la segunda etapa estuvo muy impreciso y perdió la pelota con mucha frecuencia y facilidad.

Esto también es Boca. Un equipo al cual los rivales se le animan, le faltan el respeto de local y de visitante, le juegan de igual a igual, le crean peligro y de esta manera, pasa zozobra y hasta termina sufriendo.

La eliminación en la Copa Argentina es una piedra en el zapato que solo podrá sacarla si sigue avanzando en la Copa Libertadores, el gran objetivo para el 2019. Caso contrario, en la sumatoria de todo lo planteado para este año, quedar afuera con Almagro será un golpe duró a la hora de hacer un balance futbolístico y traerá sus consecuencias a largo plazo.

La caída ante Almagro fue el segundo cachetazo del año, tras la final perdida con Tigre por la Copa de la Superliga. Sin embargo, hasta ahora el ciclo de Alfaro está plagado de buenos pequeños resultados que tendrá la misión, como mínimo, de jugar la final de la Libertadores el 23 de noviembre en Santiago de Chile, pero antes deberá atravesar cuartos de final ante Liga de Quito y una hipotética semifinal que su rival podría ser River.

Mas allá de eso, el resultado ante el conjunto de José Ingenieros dejó en claro mensaje: Boca se repite en las buenas y en las malas también. Un equipo con dos caras. Questo también e´ Boca.